Existe una zona virgen en el planeta, es la última, y está en peligro de extinción. El cambio climático y la falta de medidas de los países occidentales y las grandes corporaciones están arriesgando este paraíso en medio del océano antártico. La solución pasa por convertirlo en un santuario marino, pero esta difícil tarea que promueven ONGs como Greenpeace necesitaba de unos embajadores de altura como los hermanos Bardem.
Javier y Carlos se convirtieron rápidamente en embajadores y portavoces de la campaña, fueron a la ONU a que se les escuchara, buscaron apoyo popular y hasta viajaron a conocer la zona a bordo del Arctic Sunrise. Toda la aventura la ha recogido el director y productor Álvaro Longoria en su documental Sanctuary, que se ha presentado en un evento especial dentro del Festival de Cine de San Sebastián y por el que el actor español ha atendido a la prensa para mostrar su preocupación por el tema.
También esperanza, y esa esperanza tiene nombre y apellido, el de Greta Thunberg, adolescente que se ha convertido en la cabeza visible del activismo contra el cambio climático y cuyos encendidos discursos dan la vuelta al mundo e incendian a Donald Trump. Para Javier Bardem, la llegada de la activista es “poco menos que milagrosa, porque es lo que hacía falta”. “Por otro lado, a nivel personal, creo que no le tocaría estar haciendo lo que está haciendo. Estar fuera dos semanas, perder clase y convivir con la presión con la que vive. Se ha casado con un activismo muy heavy y todas las multinacionales y los gobiernos negacionistas, con Trump a la cabeza le lanzan flechas envenenadas y no es más que una chica de 16 años, pero dicho eso me parece que es el milagro que necesitaba la emergencia climática”, opina sobre la joven.
Para el ganador del Oscar por No es país para viejos, ella es el reflejo de una nueva generación “que no está apegada a la forma de vida anterior como nosotros, y dice esto, que hay que reconstruirlo de cero, que no basta con pintar la fachada y mover los muebles, y ellos son los futuros votantes y consumidores de esas potencias y esos partidos y solo por eso ya van a escucharles. Los sistemas políticos tienen pensamientos cortoplazistas, y esta gente tiene mucho que decir en sus futuros políticos”. Por eso pide a los padres de los jóvenes que apoyen el activismo de sus hijos porque “son el cambio que necesitamos”.
Bardem fue incluso a la ONU a contar su experiencia y cuando vio una sala en donde debería haber 150 personas con apena 40 asistentes se le cayó el alma a los pies: “me dije, estamos mal, porque eso significa que se estaba dando la espalda a algo que es una emergencia y que nos afecta a todos. Esto no va de ricos y pobres, amarillos o verdes, sino que afecta a todos”. Tampoco cree que sea una cuestión “de izquierda o derecha”. “El que esté en contra de medidas que tienen que ver con la emergencia en la que estamos, está en contra de todos nosotros, y me da igual de donde sea. Esto no puede ser una moneda de cambio”, añade.
Es evidente que somos un país que debería ser punta de lanza en energías renovables. No lo somos, y quizás es porque los políticos se van después a ocupar cargos a las eléctricas
No entiende que haya políticos o partidos negacionistas con el cambio climático, ya que cree que “a estas alturas todos tenemos la experiencia sensorial de lo que significa la emergencia climática, eso es innegable, y el negacionista se está retratando, porque detrás de eso hay avaricia, una avaricia económica, y como decía antes mi hermano, te da que pensar que en España la energía solar no esté regulada ni apoyada de forma importante. Es evidente que somos un país que debería ser punta de lanza en energías renovables. No lo somos, y quizás es porque los políticos se van después a ocupar cargos a las eléctricas”.
Por todo eso ha pedido que “los que vayan a votar el 10-N miren las políticas medioambientales y las acciones que les avalan más allá de las palabras, hay que tener eso a la hora de votar y no sólo lo más urgente, lo de hoy”. Javier Bardem se ha mostrado rotundo, y tan comprometido como siempre. Un actor que siempre ha dicho lo que ha pensado y se ha mojado con causas sociales y políticas sin miedo a que le atacaran, porque cuando lo han hecho es con “la voluntad de crear un efecto de autocensura con esas críticas agresivas, y eso no existe en mi apellido”.