El 8 de marzo de 2018 España cambió para siempre. Ya no fue la misma. España gritaba que era feminista. Así, sin complejos. Millones de mujeres y hombres salieron a las calles para decir que ya era hora de acabar con la desigualdad, con las muertes por violencia machista, con el acoso, con la brecha salarial. Abuelas, madres e hijas juntas pidiendo una justicia que muchos daban por lograda aunque los datos dijeran lo contrario.
Aquella fecha se quedó grabada en el recuerdo de todos, y fue el primer día que comenzó a rodarse el documental ¿Que coño está pasando?, un trabajo de Rosa Márquez y Marta Jaenes que se puede ver en Netflix y del que todo el mundo habla por su mirada poliédrica y llena de voces a esta cuarta ola feminista. Activistas, políticas, artistas… todas ellas ofrecen su punto de vista sobre asuntos como la violencia, el machismo y esos pequeños gestos que antes nadie se fijaba pero que constituyen pruebas irrefutables de que esa igualdad todavía no existe.
“Somos ciudadanos de segunda”, dicen al principio del documental y todas apuntan datos de vivencias sufridas. Interrupciones en reuniones, insultos, hacer que vayan maquilladas a reuniones donde los hombres tienen más consideración, o el hecho de que una mujer “no puede tener una vida sexual igual que la de los hombres porque la van a llamar puta”, como explica Henar Álvarez en esta película que ha producido Carolina Bang.
Uno de los grandes aciertos del documental es que no sólo ofrece aquellos puntos en donde hay absoluto consenso ni sólo se plantean los problemas que ya hemos oído, sino que se bucea también en los recovecos, en aquellos sitios donde el propio movimiento tiene diferentes opiniones. ¿Existe un feminismo liberal?, ¿se ha apropiado el capitalismo del feminismo?, ¿son compatibles?, ¿qué hacemos con la prostitución, y con el porno? Todas ellas se mojan y se retratan al responder.
También lo hacen las políticas de todos los partidos. Bueno, de todos no. Mientras que PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos y Partido Popular participan con primeras espadas de sus partidos, VOX se negó a aparecer en el documental, como confirman sus creadoras a EL ESPAÑOL. Se comenzó a rodar sin que el partido de extrema derecha tuviera presencia en el Congreso de los Diputados, pero una vez entró se le ofreció participar. No quisieron. Lo que hay de ellos son sólo los ataques de sus miembros a las mujeres, con Ortega Smith a la cabeza y las propuestas de derogar la ley contra la violencia de género que tanto mal han hecho el último año. Un documental que tendrían que ver los líderes de VOX para ver si rectifican, aunque seguramente se limitarían a odiarlo.
La ultraderecha niega la violencia de género, llamándola intrafamiliar, y no podemos permitir que un partido negacionista marque la agenda política
Rosa Márquez recuerda que fue ver cómo nuestra sociedad cambiaba, empujada por el caso de la Manada en España y el Me Too en EEUU, cuando se dieron cuenta de que había que contar lo que estaba ocurriendo. Buscaron productores, y todos los nombres que salieron eran los de hombres, una nueva muestra de que había que hacer este documental. Al final fue Bang la que en cuento le propusieron el proyecto se comprometió a apoyarlo.
Márquez explica que siempre tuvieron claro que querían “que fuera un diálogo y no un monologo, que no se estuviera de acuerdo en todo”. “Yo no creo que haya muchos feminismos, igual que no hay muchos ecologismos, pero creo que sí que hay muchas mujeres y que algunas están más afectadas por unos u otros temas, y queríamos escuchar a muchas mujeres, con posiciones encontradas en ciertos temas aunque en común en la mayoría de ellos”, apunta.
“La prostitución o los desencuentros entre las feministas anticapitalistas y las liberales son debates abiertos dentro del movimiento casi desde sus orígenes. A veces se olvida que las mujeres no somos un colectivo homogéneo, somos la mitad de la población y queríamos mostrar esa pluralidad de puntos de vista”, explica Marta Jaenes sobre los temas que generan más desacuerdo. Para su compañera “era realista mostrar” esta división que cree que se genera porque “por un lado la prostitución es una institución patriarcal, pero por otro hay muchas mujeres que están dentro de a prostitución y se dice que las leyes abolicionistas o la prohibición perjudicaría a esas mujeres que se verían condenadas a mas clandestinidad”.
Ambas muestran su preocupación por “el avance de la ultraderecha”, algo que “ha cambiado el panorama”. “La ultraderecha niega la violencia de género, llamándola intrafamiliar, y no podemos permitir que un partido negacionista marque la agenda política. Nos hablan de denuncias falsas en vez de preocuparse por los 60 asesinatos machistas que hay al año en España o la violación que se denuncia cada cinco horas. Las mujeres no vamos a dar pasos atrás y no vamos a permitir que nos hagan retroceder en derechos que tanto nos ha costado conseguir. Su mensaje está calando en algunos sectores de la sociedad pero el feminismo ha demostrado que va a ser clave para frenarlo”, opina Jaenes.
La lucha sigue, y aquella imagen de todas y todos llenando las calles sólo fue el principio, porque mientras “nos sigan matando, nos sigan acosando por la calle, sigamos ganando un 24% menos que los hombres... mientras nos sigamos preguntando ¿qué coño está pasando? será necesario hacer documentales sobre la situación de la mujer”.