En los últimos meses Aitor Esteban se ha convertido en el parlamentario más esperado en el Congreso por sus intervenciones. Sus azotes y dardos dialécticos a PP y VOX siempre se convierten en virales en las redes sociales, y siempre desde su mesura de hombre vasco consigue que sus discursos sean fruto de conversación.
La primera jornada del debate de investidura no iba a ser menos, y en esta ocasión decidió usar un hilo conductor para todos sus argumentos y ataques: el cine. Esteban comenzó diciendo que “en la vida, como en el cine, vamos pasando pantallas”, y ha recurrido al director español José Luis Garci y parafraseado su “qué grande es el cine” antes de comenzar una batería de referencias que han hecho que rápidamente su discurso se convirtiera en Trending Topic y ensombreciera al del resto de políticos.
Habló de Fast & Furious para describir la rapidez con la que se ha hecho todo en esta ocasión, y de la obra maestra de Terrence Malick cuando ha dicho al PSOE que deberíamos pensar respecto del otro como en La delgada linea roja, yo puede que sea tu mejor amigo y aún no te hayas dado cuenta”. Pero sobre todo ha recurrido a la cinefilia para hablar de su modelo de estado y de territorio, y así se ha acordado de Vencedores o vencidos, donde decían “que un país no es una roca, son las personas, el valor democrático... Esa es la espina dorsal de cualquier país, se llame como se llame".
La más contundente de todas fue gracias a El buen Pastor, dirigida por Robert De Niro y de la que ha descrito una escena de forma elocuente. En ella “el jefe de contrainteligencia de la CIA, interpretado por Matt Damon, un auténtico WASP, ya saben el estereotipo americano blanco anglosajón protestante, se reúne con un anciano italoamericano. El anciano le dice: ‘los italianos tenemos la familia y la iglesia los irlandeses tienen su patria, los judíos su tradición, hasta los negros su música y su gente, ¿ustedes qué tienen?”.
“La respuesta del jefe de la CIA es clara: los EEUU de América, ustedes sólo están aquí de visita. Su idea de estado es la única valida, y todas las demás no son constitucionales. Los marginales son gentes a silenciar, bien cambiando la ley electoral o bien excluyéndonos de toda participación en el gobierno, porque parece que cualquier cosa que se pacte con nosotros les viene como anillo al dedo para la mentira y su agitprop. Con nosotros no se puede debatir una ley o las pensiones, nada, porque los EEUU, en este caso España, son suyos”, el ha dicho a VOX con contundencia.
Un país no es una roca, son las personas, el valor democrático... Esa es la espina dorsal de cualquier país, se llame como se llame
Otra de las más brillantes ha sido la mención a Moneyball, cuyo guion de Aaron Sorkin ha citado para referirse a la difícil situación que tendrá que gestionar Sánchez, con diez grupos parlamentarios y 22 formaciones políticas en la cámara. En una escena al final de la película en la que Billy Beane -un director deportivo de baseball de principios de siglo- está conversando con el mánager los Red Sox, y este último le dice "el primero en romper el muro siempre sale sangrando, lo ven como una amenaza a su modo de vida, a sus trabajos, a su forma de hacer las cosas, y cada vez que ocurre eso, las personas que llevan las riendas se vuelven locos de atar. Y es eso lo que denota la excitación de algunos ámbitos, de unos cuantos que sienten que llevan las riendas y ahora les surgen dudas".
En su exposición también hubo menciones a Atrapado en el tiempo, Eva al desnudo, Thelma y Louise -porque “por mucho que digan algunos ni mucho menos la situación es la de salto al vacío que vaticinan”- , Un domingo cualquiera o Sopa de ganso, una forma cinéfila y algo desengrasada de terminar un debate de investidura bronco y atropellado al que todavía le queda, al menos, una segunda vuelta.