Benedicta Sánchez ha encarnado a todas las abuelas de España esta noche al recoger su Premio Goya a Mejor Actriz Revelación. A sus 84 años, y como una novata en el mundo del cine, ha firmado una maravillosa actuación en el intimista retrato que hace el director Óliver Laxe de Galicia en O que arde, lo que le ha servido para llevarse todos los aplausos y el reconocimiento en conjunto del cine español.
"Tengo que decirles que la vida te da sorpresas", ha arrancado Benedicta con muecas de asombro, hilvanando un discurso anárquico. "Esta es una muy grande en toda mi larga existencia. Es infinito las personas a quien quiero dedicárselo. Empezaré con mis padres que permitieron que esté aquí, sigo con mi hija que me llevó al casting, a Óliver Laxe y su equipo, que no creo que haya princesa a la que hayan dado un trato tan maravilloso".
"Gracias por concedérmelo por ellos, por mi tierra chica Galicia meiga, me faltan palabras familiares. Ayúdenme, ayúdenme, díganme cosas para que pueda decirlas...", ha continuado la abuela feminista y luchadora de los Goya respaldada por la ovación de todo el Martín Carpena. Es el premio a una emigrante, que se ganó la vida con la fotografía en América y ahora sigue en viviendo en su aldea de Lugo, desde donde ha hecho historia.
También ha querido hacerle un guiño a su tierriña con unas breves palabras en gallego: "Eu son galega y quiero también el Goya para Galicia, a miña terra meiga. Y quiero decir también que estoy enamorada de España y me siento muy perita", añadió. No obstante, después de preguntar "¿me puedo ir ya?", pronunció la frase más bonita de todo su discurso, dedicada a sus nietos Adrián y Pau: "No se olviden de la yaya, que les quiere mucho". No ha bailado una muiñeira como hizo en el festival de Cannes, pero ha emocionado por lo que representa este galardón.