El 29 de marzo de 2019 fallecía Agnès Varda. Se cumple un año sin esta mítica directora, desconocida para el gran público, pero que fue toda una pionera y la única mujer dentro de la Nouvelle Vague. Una cineasta valiente, que tanto desde la ficción como desde sus cortos y sus documentales revolucionó y se posicionó.
Precisamente antes del confinamiento la Filmoteca dedicaba un ciclo a su filmografía donde emitían sus cortos sobre las Panteras Negras, sus trabajos más políticos sobre el feminismo, y también dos documentales fundamentales que se pueden ver en Filmin y en Amazon Prime Vídeo y que os recomiendo: Caras y Lugares y Los espigadores y la espigadora. En los dos se destaca una de las cualidades de Varda, su capacidad para mirar el alma de los obreros. No hay altivez en su mirada, no hay caridad o condescendencia. Les mira de igual a igual.
En el primero, uno de sus últimos trabajos, recorre Francia junto al grafitero JR para regalar un mural a esos obreros a los que nadie agradece nada, a los que nadie mire. Luchadores, resistencia de un mundo que ya no existe. En el segundo coge como excusa el cuadro de Millet para buscar quiénes serían esos espigadores del siglo XX, aquellos que recogen la comida del suelo de un sistema que sobreproduce y no es solidario. Dos trabajos descomunales que emocionan por su verdad y honestidad. Dos joyas para descubrir a una cineasta inolvidable.