En el cajón sin fondo que es el catálogo de Netflix también hay joyas ocultas que nadie sabe que están. La plataforma va comprando películas que engrosan su listado de títulos, pero muchas están ahí, esperando que alguien las rescate. Ellos se encargan de publicitar las grandes apuestas, las producciones que cuestan millones de dólares y que hay que amortizar pronto, pero también fichan filmes mucho más pequeños, incluso títulos de autor que ven en festivales de cine.
Lo que cuesta es que esas obras que no tienen tanto 'boom' promocional destaquen de alguna forma. Pocos se enteraron de que en España se había estrenado Atlantique, el filme de Mati Diop que ganó el segundo premio en el Festival de Cannes y que Netflix adquirió en cuanto la vio para distribuirla en casi todo el mundo. Ahora ha pasado lo mismo con Una chica fácil, filme de Rebecca Zlotowski que pasó por la Quincena de los Realizadores del certamen francés en 2019, donde recibió grandes críticas que destacaban el espíritu 'rohmeriano' de este filme sobre la adolescencia y los descubrimientos que acarrean. Zlotowski confirmaba su ascendente carrera, que la había llevado a competir incluso por la Palma de Oro con Grand Central y encandilaba con una historia veraniega y aparentemente sencilla que escondía mucho más.
La película se ha colado desde su estreno en el top ten de las más vistas en España, y muchos están descubriendo a una realizadora personal que se encontraba fuera de su radar y de la que nunca hubieran ido a ver un filme a los cines. No se sabe si es su provocador título, o su historia sobre el despertar sexual de una adolescente cuando su vida se revoluciona por la llega de su prima, una joven completamente liberada que usa el sexo como forma de escalar socialmente y de encontrar la libertad.
Un 'coming of age' de libro que, sin embargo, va más allá. Una chica fácil, con su homenaje a Rohmer y su apariencia de cuento veraniego reflexiona sobre si la única forma de tener libertad es teniendo dinero. ¿Y si eso es cierto cómo alcanza la libertad una mujer de 16 años cuya madre trabaja limpiando en un hotel? Sophie, la prima de la protagonista, tiene claro que ella se merece esa libertad, e incluso la prostitución no parece un problema para ella. Es lo que la sociedad les ha metido por los ojos y lo que les ha hecho desear desde pequeñas. Una reflexión que se acrecienta al colocar la acción en Cannes, centro del lujo, la exhuberancia, lo ostentoso y también la prostitución.
Dos jóvenes que han visto el lujo siempre desde la barrera, desde la puerta de servicio. Una decide que su cuerpo es su arma, pero, ¿ha tomado esa decisión libremente o es una alienación del sistema capitalista? La otra se verá fascinada por el cuerpo, las curvas y la frescura de una prima a la que admira o repele a partes iguales. Sabe que ese lujo no ‘les corresponde’, pero una vez entras en la espiral es imposible no sentirse atraída por el champán, los yates y las fiestas privadas en discotecas.
En un ejercicio casi metacinematográfico, la directora escoge a la actriz y modelo Zahia Dehar para dar vida a al exuberante prima, esa ‘chica fácil’ del título que juega con los prejuicios sobre qué considera la sociedad 'una chica fácil'. Dehar salió a la palestra mediática en 2009, cuando saltó el escándalo de que los futbolistas Franck Ribéry y Karim Benzema habían contratado prostitutas menores de edad. Dehar reconoció haber conocido a ambos en mayo de 2008, cuando tenía 16 años, en un hotel de Múnich donde ella y otra acompañante habían sido enviadas al futbolista como "regalo de cumpleaños". A pesar de todo, en 2014 fueron absueltos ya que el Tribunal consideró que ambos desconocían que ella era menor de edad en ese momento. Una historia que entronca perfectamente con la película, y con lo que se esconde en su interior, que es mucho más que una historia de sexo, fiesta y verano loco.