El Festival de Venecia da sus últimos coletazos en una edición marcada por el coronavirus y por la falta de estrellas de Hollywood. Donde otros años estuvo Brad Pitt o Scarlett Johansson, esta vez se sitúa el cine de autor de referencia. Realizadores que han dado el paso adelante de presentar sus nuevos proyectos con la esperanza de revitalizar el cine, maltrecho tras la pandemia. En ese contexto el cine español ha aparecido con dos puntas de lanza como Pedro Almodóvar y Álex de la Iglesia. Los dos fuera de concurso, pero entregando en el Lido sus últimos trabajos.
Almodóvar, su primer rodaje en inglés, el cortometraje La voz humana con Tilda Swinton como la mujer despechada en la adaptación libre que ha hecho del monólogo escrito por Jean Cocteau. De la Iglesia con 30 monedas, su primera serie para HBO, una superproducción de terror con Miguel Ángel Silvestre, Megan Montaner y Eduard Fernández en la serie que, con Patria, pretende elevar a la plataforma en su apuesta por la ficción española. Pero no han sido los únicos. Ha habido un tercer mosquetero que ha encandilado a la crítica con su ópera prima. No es tan conocido, ni acapara tantos focos, pero ha logrado que con su primer filme la Mostra se fije en él.
Se llama Pedro Collantes, y también ha montado series como Antidisturbios. Él es uno de los cuatro directores que han traído sus obras dentro del proyecto Biennale College, una iniciativa del certamen, que eligió cuatro proyectos a los que dio 140.000 euros para rodarlos en menos de un año y presentarlos en la siguiente edición. Una misión ya de por sí casi imposible, pero que se complica cuando en medio te pilla una pandemia mundial. “Ha sido todo ha contrarreloj. Nos dijeron en diciembre que éramos uno de los seleccionados y fue un subidón pero que te dura un minuto y medio porque en septiembre había que tenerla terminada. Eran nueve meses y yo ya estaba preparado para sortear todo tipo de obstáculos, pero nunca imaginé que uno de ellos fuera una pandemia. Nos pilló en medio del rodaje, que era muy corto, de 11 días, pero los últimos dos se tuvieron que aplazar por el estado de alarma”, cuenta el director a este periódico.
Fueron seis semanas de incertidumbre, de no saber si la situación iba a poder mejorar y si la película se iba a poder terminar. Tampoco si en caso afirmativo iban a poder llegar a la fecha tope que puso el festival. Collantes ha estado montando y terminado el filme hasta el último momento, pero el resultado no ha podido ser mejor. El arte de volver, que así se llama esta película rodada a pleno pulmón contra mil adversidades, es una ópera prima que emociona desde su sencillez y honestidad. Cuenta la historia de Noemí, una joven que regresa a casa tras pasar varios años intentando convertirse en actriz en EEUU. La vuelta no será como esperaba. Una serie de reencuentros con aquellas personas que marcaron su pasado, pero que ya no están en su presente de la misma forma. El valor de regresar a casa y la historia de miles de retornados que huyeron de España durante la crisis.
La protagonista es Macarena García, que ofrece su mejor interpretación en una película que siente como especial y en la que estaba muy metida cuando llegó el estado de alarma. “Fue una patada. Estaba muy concentrada en este proyecto. Muy metida en la vida de Noemí, tanto que no me daba ni cuenta de lo que estaba sucediendo en el mundo hasta que dijeron que se paraba la película y nos asustamos, porque era un proyecto muy especial y de repente no sabíamos si íbamos a poder terminarla. Había miedo de que se quedara ahí. Fue raro, y cuando volvimos al rodaje se lo dije a Pedro, que estaba preocupada, pero semanas antes de rodar me metí otra vez en su cabeza, en su mundo, pero es que el guión está tan bien que surgió la magia y creo que no se nota que hay una escena que se rodó dos meses después”, cuenta desde el Festival de Venecia.
Estaba preparado para sortear todo tipo de obstáculos, pero nunca imaginé que uno de ellos fuera una pandemia. Nos pilló en medio del rodaje
Pedro Collantes y Macarena García no se conocían, pero les conectó Pablo Berger, director de Blancanieves por la que ella ganó el Goya, y mentor de Collantes en las residencias de la Academia de Cine, donde trabaja en un nuevo guion para rodar. La actriz recuerda que un día le llegó un mensaje del realizador. Era por la noche, y le preguntaba si podía llamarla para “una cosa muy buena”. Era para hablarle de un director novel, muy prometedor y con un proyecto para el que Berger había pensado en ella: “era el proyecto que buscaba y me emocionó mucho”
El arte de volver se basa en experiencias propias del director, pero también en la de muchos amigos y conocidos que dejaron el país. “Yo me tuve que ir en 2008 y volví en 2017. Hay algo interesante en esa sensación que tienes. La ilusión por volver, y ese reencuentro con gente del pasado a los que hace mucho que no ves. Hay algo bello y humano en ese estar fuera de sincronía, de intentar retomar la vida donde la habías dejado”, explica Collantes, que ha dejado su primer sello en un certamen como el de Venecia. Su futuro acaba de comenzar.
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