Todos los días llegan un par de noticias iguales, el enésimo retraso de una película de Hollywood a 2021 huyendo de esa ‘nueva normalidad’ que no convence a los grandes estudios. En las últimas semanas han sido James Bond (Universal), y Dune (Warner Bros), las que han decidido esperar al año siguiente para poder pasar por salas tradicionales. La situación es compleja. En EEUU el gran porcentaje de salas están en Nueva York y Los Ángeles, dos lugares donde todavía no se ha permitido su reapertura. Eso hace que estrenar allí ahora sea casi imposible, y sólo hay que mirar los números de Tenet para darse cuenta. Allí sólo ha recaudado 40 millones de dólares, cuando debería haber hecho unos 200.
El problema es que para mantener los cines de EEUU -o eso dicen- van a sacrificar los del resto del mundo (excepto China que viaja a ritmo normal con sus estrenos arrasando ya en taquilla). Europa no puede permitirse un año entero sin grandes películas. Por desgracia, aunque no nos guste, las grandes producciones de Hollywood -y unas cuantas españolas- son el motor de la taquilla. Los blockbusters son necesarios, y sirven de palanca para el resto. He trabajado muchos años de universitario vendiendo entradas en un cine y sé que cuando el estreno de la semana revienta, el efecto rebote hace que funcionen el resto de películas.
Pero sin ellas los cines van a agonizar, y muchos van a cerrar. No es una amenaza, es una triste realidad. Cuando Hollywood quiera estrenar sus grandes apuestas el año que viene no van a quedar salas para hacerlo. Lo digo yo, lo dicen las salas españolas y lo dice la Unión Internacional de Cines (UNIC) cuando en un comunicado ha afirmado que "no es exagerado decir que, para cuando algunos estudios decidan que es el momento adecuado para estrenar sus películas, puede que ya sea demasiado tarde para muchos cines europeos".
Quien se lleva la palma en su puñalada a los cines es Disney. La misma Disney que ha usado las salas para ser el estudio más exitoso y con beneficios de los últimos años. La que ha marcado récords con sus franquicias de Marvel, Star Wars y con sus remakes de acción real de clásicos o las nuevas de Pixar. Ellos ni siquiera esperan, han dinamitado las ventanas de golpe y porrazo y estrenaron Mulán en su plataforma por 22 euros. La semana pasada confirmaban que harán lo mismo con Soul, su gran apuesta de Pixar esta temporada, y la colocarán en Navidad en Disney+… sin ningún cargo extra. Un filme con el que los cines contaban para llevar a las familias a las salas en época navideña y con el que vuelven a dar un golpe mortal. Luego pedirán diez salas para el nuevo Star Wars, pero ahora miran para otro lado.
La misma Unión Internacional de Cines ha manifestado su "decepción y consternación" por esa decisión, algo que, según ellos, "priva a muchas audiencias de Europa de verlo en la gran pantalla". Para los representantes de los cines europeos esto es "doblemente frustrante", primero por renunciar a proyectar esta película en una sala de cine, pero también porque "ya se contaba con su lanzamiento después de que la película haya sido vista previamente en un varios festivales de cine europeos". Unos cines que, en su gran mayoría, están abiertos y "capacitados de ofrecer un regreso seguro y agradable al público", y que con decisiones como esta "tardarán todavía más en llegar el día en que la industria pueda superar esta crisis".
De hecho, las cifras de Tenet en Europa son excelentes. En España ya lleva más de 7 millones de euros. En Francia y Reino Unido han superado los 20 y en Alemania los 15. Cifras que seguramente hubieran sido más altas otro año, pero que demuestran, como lo ha hecho Padre no hay más que uno 2 -que lleva más de 12 millones de euros-, que la gente responde cuando hay un título potente que quiera ver en salas. Si no, se quedarán en casa. Pero está claro que Europa no cuenta ya para los cines, de hecho, Disney estrenó Mulán en China pero no en Europa. El resultado: un fracaso.
No nos engañemos, esto no tiene que ver con la discusión sobre plataformas sí o no. Netflix, de hecho, mantiene su línea de producción y su apuesta por estrenar en las salas que acepten sus condiciones dos semanas antes. Ni siquiera hablamos de proponer un estreno simultáneo en cines tradicionales y online, se trata de pasar de las salas europeas hasta que tengan la seguridad de que no van a perder un dólar. En todo este embrollo destacan posiciones como la de Christopher Nolan, que decidió estrenar en Europa, en Asia y en los lugares que pudieran hacerlo en EEUU sabiendo que iba a perder dinero.
Esa forma sería la ideal ahora mismo, hacer lanzamientos por territorios, con Europa y Asia como punta de lanza y esperar a que allí se calmen las cosas para estrenar. Entiendo que haya estrenos puntuales que se guarden para un lanzamiento mundial simultaneo, pero no puedes quitar todas las películas de 2020 sacrificando un sector y una región que tanto te ha dado. El futuro es desalentador, y en estos momentos al cine español, europeo y adulto le toca una papeleta complicada: salvar a las salas. Tampoco ayudará a esto Telecinco Cinema, que ha quitado del mapa todas sus películas del curso. Da igual que Padre no hay más que uno 2 haya sido un éxito, ellos no darán a los cines ni un título. Ni siquiera Operación Camarón, que debería haber llegado en marzo y con la que leyeron muy bien lo que iba a venir. Tampoco Malnazidos, que ha inaugurado Sitges y no estrenarán hasta enero.
Ahora vendrán los que dicen que una empresa no es una ONG y que tiene que mirar por su beneficio. Pues, precisamente por eso, si miraran por un beneficio a largo plazo, verían que les interesa salvaguardar las salas ahora para no perder esos beneficios dentro de un año. Entre todos, se puede hacer. Si no, será demasiado tarde. No habrá cines para nadie, ni para Hollywood ni para nosotros. Y un mundo sin salas de cine sería un mundo mucho más triste y peor.