Una pistola, un accidente, quejas y numerosas incógnitas. El abrupto rodaje de Rust en Nuevo México se saldó, el pasado 21 de octubre, con el fallecimiento de Halyna Hutchins -directora de fotografía de 42 años- después de que el actor y productor Alec Baldwin disparase, de forma accidental, un arma de atrezzo cargada en el set. El director de la película, Joel Souza, también salió herido en el incidente.
La triste noticia revivió las tragedias hundidas en la hemeroteca cinematográfica: dobles que han fallecido en largometrajes que requieren valentía y pasión por la adrenalina, o la conocida muerte de Brandon Lee en The Crow (El Cuervo) tras el impacto de una bala de calibre 44 con una pistola que debía ser, en cambio, de fogueo.
Rust era una producción independiente de género western que se estaba filmando en el rancho de Bonanza Creek una conocida localización de rodajes situada en el sur de Sante Fe (Nuevo México) que ha terminado siendo notoria por controversias alejadas de su guion. El fallecimiento de Hutchins abrió un capítulo de dudas y rabia: ¿por qué una acción tan inocente -teniendo en cuenta la personalidad propia de la película- ha desembocado en un infortunio tan evitable?
El primero en pronunciarse fue el propio Baldwin que, desolado, acudía a Twitter para mostrar su consternación tras el accidente: "No hay palabras para expresar mi tristeza y conmoción ante el trágico accidente que arrebató la vida de Halyna Hutchins, una mujer, madre y compañera profundamente admirada por todos nosotros. Estoy cooperando con la investigación para saber cómo ocurrió esta tragedia", afirmaba el estadounidense.
Los profesionales de sector no terminan de comprender cómo un arma de utilería ha podido causar su muerte: éstas pueden ser de goma o reales, pero las directrices exigen que haya un supervisor encargado de revisarla antes de entregársela al reparto o, en este caso preciso, al actor.
"No hay excusa para que suceda algo así", afirmó Steve Wolf, un experto en armas teatrales, a la cadena CNN. "Si pones un cartucho de fogueo, te aseguras de que no haya una bala al final. Está hueco, es solo pólvora y una pieza de papel", razonó.
Fuentes policiales ya trabajan para ahondar en el suceso, pero nadie fue detenido en el incidente y tampoco se presentaron cargos tras el fallecimiento de Hutchins y el traslado al hospital de Souza. Los detectives han estado hablando con los testigos y el incidente sigue bajo una investigación "abierta y activa", según ha confirmado la oficina del Sheriff.
La pregunta que brotó entonces fue, ¿hubo un error de comunicación, o fue una cadena humana de fallos? Las primeras respuestan apuntan, primordialmente, a las quejas del equipo en torno a la falta de seguridad y seriedad en el rodaje de Rust.
Complacencia e inexperiencia
La polémica subió como la espuma. Horas antes del fatal accidente, media docena de asistentes y operadores de cámara dimitieron en bloque. Al parecer, el arma protagonista había dado problemas en las jornadas previas y no estaba correctamente supervisada: se produjeron dos fallos de disparo en la pistola que Baldwin empleó posteriormente.
En declaraciones recogidas por Los Ángeles Times, tres empleados afirmaron que un grupo de técnicos se quejó porque "había una falta de medidas de seguridad muy seria" en plató. Asimismo, afirmaron que sus salarios eran bajos, las condiciones laborales en el set nefastas y que el equipo de la película ni siquiera les pagaba las noches de hotel en Santa Fe. El rodaje comenzó el 6 de octubre y el equipo obligaba a los trabajadores a recorrer 50 kilómetros diarios hasta Albuquerque, donde pernoctaban.
“Se estaban haciendo recortes, y trajeron a gente que no estaba sindicada para poder seguir rodando”, anunciaron los testigos al medio californiano. La dimisión masiva de operarios y técnicos se palió con la incorporación rápida de personal con alta inexperiencia.
El suceso ha puesto en relieve en la escasa profesionalidad, supervisión y seguridad en el rodaje: una lacra que no solo describe las condiciones laborales en Rust, también la realidad de numerosas filmaciones en los últimos años.
Según el medio cultural Variety, la muerte de Hutchins pone en relieve la pérdida de mano de obra experimentada y de calidad en el mundo audiovisual como solución para abaratar costes en los rodajes. A ello se une la complacencia: una corriente de falsa seguridad que lleva a los técnicos a no revisar elementos que pueden generar problemas, por pequeños que sean.
“La seguridad de nuestro elenco y el equipo es la máxima prioridad de Rust Productions y de todos los asociados a la empresa”, dijo Rust Movie Productions LLC en un comunicado, la productora adscrita a la grabación de la película.
Rust contaba con el respaldo de siete empresas de producción: El Dorado Pictures de Alec Baldwin, Thomasville Pictures, Cavalry Media, Brittany House Pictures, Short Porch Pictures y las financieras Bondit Media Capital y Streamline Global.
La última de dichas, además, es una empresa fundada en 2017 que empleaba el respaldo financiero a producciones como vehículo para crear exenciones fiscales para inversores ricos.
Un entramado precario
La muerte de Hutchins llega en un mes clave para las fuerzas sindicales de Hollywood. El IATSE (siglas en inglés de Alianza Internacional de Empleados de la Escena), sindicato que aúna a la mayoría de trabajadores de producción de la industria, había amenazado a Hollywood con ir a huelga si no se ponía el foco en la mala calidad de vida y precariedad que rodeaba al gremio.
El trágico accidente puede, no solo agrandar, también dificultar las conversaciones entre ambas partes. Lane Luper, un asistente de cámara de Rust adscrito al sindicato, describió dichas condiciones a través de una serie de comentarios en Facebook que pretendían responder a un vídeo de Baldwin en el que el actor animaba a los sindicatos a convocar una huelga.
"Estoy literalmente en la producción de Nuevo México, con él y los productores, y están tratando al equipo local como mierda de perro", afirmó antes de añadir que "ni siquiera" habían pagado lo correcto.
Con la investigación abierta, Hollywood abre el melón de las paupérrimas condiciones laborales a las que se someten cada día cientos de trabajadores de una industria que, a mayor demanda de contenidos, mayor abaratamiento de costes.