El cine español vivió ayer un momento importante. Tras años en los que la presencia española en las secciones oficiales de los grandes festivales se ha limitado a Almodóvar o Coixet, dos directores lograban entrar en competición por el prestigioso Oso de Oro del Festival de Berlín. Se trataba de Carla Simón e Isaki Lacuesta, que presentarán sus nuevas y esperadísimas películas, Alcarrás y Un año, una noche. Para Simón es un salto en el festival que la vio nacer con su Verano 1993, y para Lacuesta es un paso adelante después de ganar dos Conchas de Oro en San Sebastián.
Proyectos que apuestan por miradas diferentes y para los que hace falta productores que arriesguen. Con Carla Simón ha sido María Zamora, y con Isaki Lacuesta se encuentra Bambú, la productora que ha arrasado en televisión con series como Fariña o Las chicas del cable y que desde hace años ha comenzado una apuesta por el cine que también pasa por dignificar y apostar por los autores españoles que pueden triunfar en festivales internacionales. Es la idea de Ramón Campos, que cree que en un momento en el que las productoras hacen el camino del cine a la televisión, es un buen momento para hacerlo a la inversa y demostrar que hay un público que quiere ver este tipo de cine.
¿Cómo has vivido esta gran noticia de la selección de Un año, una noche para la Berlinale?
La verdad es que fue una sorpresa maravillosa, pero cuando vimos la película, cuando la compartimos con la gente más cercana, ya sabíamos que teníamos algo muy especial entre manos. Pero fue un notición, y lo maravilloso es que además somos muy amigos de Enrique Costa y María Zamora -distribuidor y productora de Alcarrás- y nos enteramos casi al mismo tiempo y fue un disfrute total.
Una selección que hace mirar con optimismo al cine español, que normalmente excepto Almodóvar y Coixet no entra en las secciones oficiales de los grandes festivales. Parece que algo se mueve este año.
Sin duda, y lo que viene para Cannes, que ya se rumorea que hay nonmbres españoles. Creo que la salud del cine español es maravillosa y la apuesta que tememos que hacer es que hay autores a los que tenemos que dar buenos presupuestos para empezar a viajar con sus películas. Esa es la diferencia con el cine europeo. Tú ves La caza, de Vinterberg, que en teoría no tiene un gran presupuesto, pero sí lo tiene, y con eso pueden hacerla más grande, con actores potentes y así las pelis viajan, y eso lo tenemos que conseguir nosotros.
Parece que hay un miedo, o un reparo, a dar a directores como Isaki un presupuesto alto, y creo que esos directores con un gran presupuesto pueden llegar a un gran público
Parece que aquí seguimos vinculando el cine de autor con el cine barato o de bajo presupuesto.
Ese es el gran error. Parece que hay un miedo, o un reparo, a dar a directores como Isaki un presupuesto alto, y creo que esos directores con un gran presupuesto pueden llegar a un gran público, porque ellos también quieren llegar a un gran público.
Muchas veces es que ni se les ha dado la oportunidad de ver si llegan a ese público.
Todo lo que hablé con Isaki desde que empezamos a trabajar juntos y antes de empezar a rodar es que sus intenciones son llegar al gran público, y todos los autores con los que estoy hablando para proyectos quieren llegar al gran público. Nadie dice: “quiero hacer una peli sólo para mí”. Lo que pasa es que no les estamos dando las armas, pero cuando se las das, el resultado esta ahí.
¿Esas armás pasan también por más ayudas para este tipo de cineastas desde lo público?
Supongo que sí, pero yo no tengo obsesión las con ayudas, creo que tenemos que convencer a los distribuidores y a la industria de que también pueden hacer cine comercial. No es fácil ir a una gran distribuidora a que cojan cine de autor, que en teoría es minoritario. Nosotros tenemos la fortuna de tener a Studio Canal, que son socios de Bambú, y no sé si es por la mentalidad francesa, pero eso lo entienden muy bien.
Otra cosa en la que nos toca mirar hacia arriba y tomar nota.
Yo creo que sí, porque yo en cuanto les propongo mis dos líneas de acción con Bambú en el cine, que es como hicimos en la tele, una línea muy comercial que disfrutamos mucho que tiene a Velvet o Las chicas del cable, y otra más de autor donde están Fariña, El corredor de la muerte o las series docuentales con Elías León Siminiani. Y en cine lo mismo, tenemos Malasaña 32, El verano que vivimos... y continuamos esa línea, pero también un cine de autor de alto nivel. Y cuando se lo propusimos a Studio Canal nos apoyaron.
¿Una película como Un año, una noche, ayuda a romper prejuicios que puedan quedar hacia Bambú?
No tengo obsesión por romper prejuicios. Tengo claro lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo, y para convencer a la gente de alrededor que invierta dinero en una película… Mira, si yo me presento ante la industria que me tiene que apoyar financieramente con mi primera peli y es la de Isaki, es posible que haya un miedo a meter ese presupuesto. Pero si yo les hago a la industria, o a mis socios, pelis rentables y después propongo una película con un poco más de riesgo, pues es más fácil que confíen en mí. No pienso tanto en la gente o en lo que opine el resto de la gente, sino en cómo yo tengo que preparar la estrategia para lograr mis objetivos.
No pienso tanto en la gente o en lo que opine el resto de la gente, sino en cómo yo tengo que preparar la estrategia para lograr mis objetivos
Esta es una película que te toca de manera personal. Tú estabas en París el día de los atentados.
La noche del atentado de Bataclán yo estaba en París con mi familia, y estábamos en un restaurante y nos cerraron y nos dijeron que nos fuéramos para casa. Al día siguiente me fui a visitar los sitios, todavía cerrados, como las afueras de Bataclán, las terrazas donde fueron los tiroteos... y me impactó el silencio en París esa mañana. Las miradas con desconfianza. Y empecé a buscar todo lo que se publicaba, pero no había nada que me terminara de convencer, porque todo eran relatos de terroristas y del ataque, y eso ya está en la ficción, pero cuando encontré el libro de Ramón González (Paz, amor y death metal), me cambió la perspectiva, porque no es sobre un ataque terrorista, sino sobre la gente que lo vive esa noche pero no tiene una herida física pero que se convierte en víctima también, y sobre cómo se supera. Y esto es casualidad, pero va a coincidir cercanamente en el tiempo con 800 metros, la serie documental para Netflix sobre el atentado de las Ramblas, que también habla de que víctimas son todos los que sufren el impacto emocional del atentado.
¿Qué significa para Bambú y para esa apuesta cinematográfica esta película y la selección en Berlín?
Es un salto. La demostración de que podemos hacer un cine para el gran público pero con recorrido para festivales, y es importante para los proyectos en los que estamos trabajando. Estamos con la nueva película de Diana Toucedo (Trinta Lumes) y con la siguiente de Isaki, y para estos proyectos es muy bueno, porque nos afianza en esta línea y nos dice que es la correcta.
Diana Toucedo es otra apuesta fuerte por autores diferentes.
Sí, la idea es empezar a rodar con ella a principios del año que viene.
Hay que apostar por el cine y creo que ese desembarco de productoras en televisión no sé cuánto va a aguantar el sector con esa tremenda cantidad de series
Es curioso que cuando las productoras de cine están yendo a hacer series y hacia la televisión, vosotros estáis haciendo el recorrido inverso.
Esto da para una larga reflexión sobre el mundo que estamos viviendo, pero creo que el público necesita cine, y las plataformas también. Hay una estadística que dice que después de maratonear una serie, el público necesita tres o cuatro películas para desintoxicar y volver a maratonear otra, y esas pelis tienen que salir de algún lado, y ese público está ahí, y hay un tipo de películas que el público va a ir a las salas a verlas, y eso lo creo. Nosotros con Malasaña tuvimos mucha suerte porque estrenamos antes de la pandemia, pero después de la pandemia se vendió mucho por todo el mundo. Y hemos tenido una mala experiencia con El verano que vivimos porque no medimos bien la fecha de estreno, porque el público objetivo de la película, que era gente de mediana edad, más femenino, no estaba para ir a las salas, tenía miedo. Pero creo que hay que apostar por el cine y creo que ese desembarco de productoras en televisión no sé cuánto va a aguantar el sector con esa tremenda cantidad de series.
¿El público cinéfilo no ha dejado de ir también a las salas?
Yo creo q el público del cine de Isaki sí va, se mantiene fiel. El de gente de Isaki, de Carlos Vermut, de autores… por supuesto de los grandes como Almodóvar, esos sí van a las salas. Quizás no tenemos que cerrarnos sólo a España y pensar en Francia o a nivel global, pero es más sencillo interesar a este público que no es el juvenil o familiar. El cine que está sufriendo máss es el que va dedicado a los que antes eran el público objetivo, las señoras que iban a ver las películas juntas todas las semanas. Ese publico ya no está.
¿Os planteáis siempre apostar por la sala como ventana principal de exhibición?
Creo que las salas deben permanecer como primera parte. Hay una industria a la que no podemos darle la espalda porque nos han acompañado todo este tiempo y hay que ser respetuoso y colaborar. Hay una industria de exhibidores y distribuidores a los que no podemos decirles que nos dan igual y hacerlo sólo para plataformas. Además, tengo la sensación de que las películas que se hacen para plataformas caen en el olvido de una forma muy rápida. Los catálogos están llenos de pelis de grandes autores que están ahí, y es como un sumidero en el que caen y desaparecen. Parece que como están ahí, en televisión, pues el consumo es rápido y si no la veo no pasa nada. No hay un proceso del público de valorar esas pelis, así que en en ese sentido es bueno que pasen por esas salas.
Ahora para financiar una película también se mira a qué plataforma va a ir después.
Sí, eso sin duda ha cambiado, pero es bueno, porque es también una forma de apoyar la financiación, que antes ssólo estaban Canal+ o Movistar, pero ahora hay más opciones para financiar a través de las plataformas y es algo muy bueno porque permite hacer más proyectos de los que podíamos hacer antes. Antes si Telecinco, Antena 3 o La 1 te decían que no, ya no la hacías en España, y ahora sin esas patas puedes levantarla.
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