Fernando Franco abandona la oscuridad en La consagración de la primavera. Después de explorar las complejidades del Trastorno Límite de la Personalidad en La herida y las consecuencias en la vida de una joven pareja de la inminente muerte de uno de ellos en Morir, el cineasta ha decidido poner sobre la mesa otra de esas cuestiones que la sociedad prefiere enterrar bajo la alfombra: la sexualidad de las personas con diversidad funcional. Tras su paso por el Festival de San Sebastián, la película llega a los cines.
Laura (Valeria Sorolla) acaba de llegar a Madrid para instalarse en un Colegio Mayor y estudiar la carrera de Químicas. Sola y casi sin dinero, intenta adaptarse a su vida universitaria mientras lidia con sus inseguridades. Una noche, por casualidad, conoce a David (Telmo Irureta), un chico con parálisis cerebral que vive con su madre, Isabel (Emma Suárez). Laura inicia con ellos una relación de confianza mutua que le ayuda a superar sus complejos y afrontar una nueva etapa hacia la madurez.
El director andaluz desgrana con SERIES & MÁS todo lo que hay detrás de La consagración de la primavera, una historia de autodescubrimiento que trasciende las posibles polémicas que puede surgir alrededor de los delicados temas y debates que maneja Fernando Franco en una de las películas españolas más potentes en un año lleno de ellas.
¿Por qué has querido contar esta historia?
Todo empezó un día que hablé con una persona que tiene parálisis cerebral y me habla de su sexualidad. En ese momento se me enciende la bombilla al preguntarme por qué nunca me había llegado a cuestionar esto antes. Creo que si nunca había pensado en ello es porque es algo de lo que no se suele hablar habitualmente. Todo lo contrario. La sociedad tiende a mirar hacia otro lado. Sin querer ser ni muchísimo menos aleccionar, ni sentar cátedra, ni nada de eso, quería contar esta historia. Creo en el poder del cine como una herramienta que te permite hacer una película sobre algo y eso le permite a la gente entrar en contacto con una realidad que seguramente desconocía y que se le había negado de alguna manera.
Siempre te han dicho que tus películas como director son muy duras. La consagración de la primavera es, con diferencia, la más luminosa de todas ellas. ¿Te apetecía cambiar de tono con tu tercer largo?
Justamente mis dos primeras películas son duras porque tocan temas que son temas muy complicados y de los que no se suele hablar mucho. Con La consagración de la primavera vuelvo a tocar un tema poco explorado, pero el detonante es muy distinto. Hablamos de la sexualidad de una persona que está en silla de ruedas y el acercamiento a esto debería ser exactamente igual que si estás contando la historia de alguien que no lo está. Pensé que para neutralizar el a priori todo eso lo mejor era trabajar desde la normalización y desde la luz. No quería hacer una película dura sobre este tema y tampoco era pertinente.
En los últimos años series como Fácil y Vida perfecta han contratado a actores neurotípicos para hacer personajes con diversidad funcional. Tú sí has contratado a un actor, Telmo Irureta, que tenía la misma discapacidad que el personaje.
Eso fue una cosa que hablé con los productores desde el principio. Tengo la suerte de que mis productores confían y me dejan tomar las decisiones finales. Hablamos de todo siempre, pero respetan mi libertad creativa. Encontrar a alguien con parálisis cerebral era muy importante para mí por varias razones. Yo siempre intento trabajar desde un registro naturalista y realista. Creía que un actor haciendo este personaje no iba a funcionar de esa manera. Tampoco me sentía cómodo en la situación de dirigir a un actor para que hiciese eso.
También había un componente político en mi decisión. Un actor que está en una silla de ruedas y que tiene parálisis cerebral no tiene muchas opciones de poder interpretar papeles. Si justo voy a hacer precisamente una película con un personaje de estas características y con esas condiciones que además tiene muchísimo peso en la historia, es importante que pudiera interpretarlo alguien como Telmo. Lo que hay que hacer es buscar. Nosotros hicimos pruebas y vimos a varios actores con discapacidad.
Había un componente político en mi decisión [de fichar a Telmo Irureta]. Un actor que está en una silla de ruedas y que tiene parálisis cerebral no tiene muchas opciones de poder interpretar papeles
David reclama su derecho a tener una vida sexual, pero Laura también está en su propio viaje de autodescubrimiento.
Quería salir del lugar común. No quería retratar al personaje que interpreta Telmo como alguien que tiene complejos en su vida sexual. Justamente es lo contrario. Laura es lo que entendemos como una chica normal y, sin embargo, no tiene una buena relación con su cuerpo. Sufre un bloqueo que le puede pasar a cualquiera, no necesariamente hay que irse a mirar un cuerpo no normativo para explorar algo así.
En la película hay varias ideas que aparecen reflejadas de fondo en la historia, desde la presión de las redes sociales con la pornografía al papel que está jugando en la, entrecomillas, educación sexual... Para mí era importante que para que el espectador confronte esos prejuicios que tú puedes llevar a la hora de ver la película o hablar de este tema que la persona que aparentemente necesita más ayuda igual no es la que tú crees que la necesita. Es ahí donde se invierten los roles. ¿Quién ayuda a quién en realidad?
La película no da respuestas claras ¿Qué debate te gustaría que generara La consagración de la primavera?
Si genera debate me parece bien, en el sentido de que me parece que es interesante que una obra de cualquier tipo, ya sea una película, una pintura o una foto, genere un debate. Yo creo que, más que el debate sobre las escenas sexuales, porque están ahí como un detonante para la relación que hay entre los dos, es bueno que se hable sobre las terapias sexuales.
Hay gente que está a favor, hay gente que está en contra y es sano que se produzca un debate. Si se habla de ello estaremos visibilizando la sexualidad con la persona que tiene una diversidad funcional, la que sea. Es un tema al que no prestamos atención y no se les suele escuchar. Es importante que dejemos de ver a las personas con diversidad funcional como asexuados erróneamente. Y cuando aparece reflejado en la ficción, muchas veces se trata desde un paternalismo inocente y una infantilización. Sería bonito que esta película fuera una invitación a cambiar un poco el chip.
En la película hay otro elemento a tener en cuenta: la cuestión de clase. ¿Cómo manejaste el elemento económico que surge también en la relación entre Laura y David?
Pensaba que el elemento del dinero había que jugarlo. Puede que sea más conflictivo cuando lees sobre la asistencia sexual, si es prostitución o no. Me pareció importante que estuviese ahí porque forma parte del debate. No me lo he planteado tanto como una película en la que haya una cuestión muy de clase. El dinero obviamente a ella le viene bien, pero no sé tanto si lo necesita o si también se está buscando una coartada a nivel de mentalidad mágica. Como si eso fuera también parte del detonante que le lleva a empezar a hacer lo que hace.
Hay una frase de Emma Suárez en la película que ha causado sensación en el Festival. ¿Siempre tuviste claro que tenía que ser ella la madre de David?
Pienso en Emma porque escribo el personaje para ella directamente. Apareció su nombre automáticamente cuando planteé el personaje de la madre de este chico. Emma es muy prudente y me decía: “bueno, ya hablaremos cuando tengas el guion, me lo dices a mí pero luego seguro que será una actriz francesa porque será una coproducción”. Siempre la tuve en mente. Lo bueno que tiene Emma es esa naturalidad que tiene siempre, te puede coger una frase como esa y decírtela mientras le da un sorbo a un té. Al final hay que contrarrestar los elementos. Si le das la gravedad, se interpreta de otra forma. Emma trabaja desde la liviandad y eso era importante para el personaje.
Los actores han contado que decidiste trabajar con una coordinadora de intimidad para preparar las escenas de sexo. No todos los directores están a favor de esta nueva posición en la industria.
Es importante que hayas destacado la palabra decisión. Nosotros no teníamos la obligación de hacerlo así, porque no estábamos trabajando con ninguna plataforma, que son las que están insistiendo en incluir la figura del coordinador de intimidad en los rodajes. Ahora si trabajas con HBO, Amazon, Netflix, estás obligado a trabajar con ellos. No era nuestro caso, pero nosotros íbamos a trabajar con Valeria, una actriz joven que prácticamente estaba debutando en la película, y con Telmo, un actor que tiene parálisis cerebral.
Desde el principio todo el mundo sabía lo que íbamos a hacer y yo no tenía ningún tapujo en hablar de nada con ellos. Me parecía importante que ellos sintieran que en caso de necesitar hablar con alguien que no fuera el director de la película, pudiese haber una persona que hiciera de intermediario.
Me parecía importante que ellos sintieran que en caso de necesitar hablar con alguien que no fuera el director de la película, pudiese haber una persona que hiciera de intermediario
Yo puedo entender que haya gente que esté en contra. Yo hablé con Maitane, nuestra coordinadora, y le pedí que no hiciera nada de coaching con los actores, nada de tal. Lo que quería es que ellos supieran que podían hablar con ella de cualquier cosa. Le di libertad total para que nos aconsejara también. En la película, por ejemplo, hay un plano de una secuencia de sexo que igual dura cinco minutos. Es una coreografía complicada con un único plano que arrancamos en el baño y con el que hacemos un giro de 360 grados en la habitación. El actor en esa secuencia de la fiesta está completamente desnudo. Valeria casi. Ese tipo de escenas hay que coreografiarlas y ensayarlas mucho, decidir qué se ve y qué no. Todo eso lo hablamos y que Maitane estuviese ahí les daba mucha tranquilidad.
Ella no ha interferido en lo creativo y he seguido hablando todo con los actores. Vamos, no he usado a Maitane como una corresponsal. Nos sentábamos todos y hablábamos de lo que fuera surgiendo. Si alguien tenía algo que puntualizar, lo puntualizaba. Para mí era muy importante que estuvieran cómodos. Telmo solía estar bastante cómodo, pero Valeria también estaba en su primera peli y tenía cuestiones complicadas. Entre todos lo hablamos y yo no me arrepiento de haber contado con Maitane.
Antes de hacer la prueba los actores ya sabían lo que había. Decidimos contar todo desde el principio y así ellos ya tenían la información de que la pareja iba a ser una chica y un chico con parálisis cerebral y que debían salir desnudos. Estaba más cómodo si sabían de antemano lo que hacía falta para contar historia.