Alias ya está en Disney+. El tercer anuncio de la inminente llegada a la plataforma de la serie que cambió para siempre la carrera de su creador (J.J. Abrams) y su protagonista (Jennifer Garner) ha sido el definitivo. El influyente thriller de espías llega justo a tiempo para las fiestas de Navidad. Quién se acerque a ella debe saber una cosa: hay pocas series más adictivas que esta historia llena de traiciones, pelucas de colores, misiones por todo el mundo, espectaculares escenas de acción y los mejores finales de temporada de la televisión del siglo XXI. No es una forma de hablar.
Antes de seguir contando por qué es el mejor momento para descubrir o revisar Alias, vamos a empezar por su explosiva premisa. Cuando nos encontramos por primera vez con Sydney Bristow, es una brillante estudiante universitaria que, sin que nadie lo sepa, trabaja en realidad para una rama secreta de la CIA. Nadie puede saber que el SD-6 existe. Un error de Sydney le acaba revelando que en realidad trabaja para el enemigo contra el que creía luchar. La joven espía ya no puede confiar en nadie, ni siquiera en su padre y compañero de trabajo en una organización tan peligrosa como misteriosa.
No hace falta conocer más detalles argumentales para adentrarse en el desatado universo creativo creado por J.J. Abrams, un guionista que pasó de las tramas románticas y melancólicas de Felicity, su primera serie, a la adrenalina y los explosivos giros de guion de Alias. Su impacto en la industria fue tal que Tom Cruise le encargó la dirección de la tercera entrega de la saga Misión: Imposible después de ver la serie. Garner, la heroína de la función, acabó protagonizando una de las primeras películas de superhéroes centradas en un personaje femenino: Elektra, el spin-off de Daredevil.
El primer fan de Alias fue Quentin Tarantino. El director de Pulp Fiction participó como actor en cuatro episodios de la serie interpretando a un antiguo agente del SD-6 que había abandonado la organización. Su relación con la serie fue aún más allá. Cualquiera que haya visto Kill Bill. Volumen 1 recordará la icónica pelea entre La Novia y Black Mamba. Meses antes de que se estrenara la película, los seguidores de Alias ya habían visto en el final de la segunda temporada una espectacular pelea que se parece sospechosamente a la famosa secuencia protagonizada por Uma Thurman y Vivica A. Fox. No sabemos si fue antes el huevo o la gallina, pero cualquier amante del cine conoce la tendencia del cineasta a homenajear a sus películas favoritas.
Si algo caracterizó a la serie original de ABC durante sus cinco años en antena fue su obsesión por los cliffhangers, esos finales de episodio que dejaban a la audiencia contando las horas para ver cómo continuaban las aventuras de Sydney Bristow. Aunque no era un formato novedoso (el cliffhanger más famoso de la historia de la televisión, la identidad del autor del disparo con J.R. en Dallas, se remontaba a los años 80), sí que era revolucionario que cada episodio acabara en lo más alto.
Los fans se habían acostumbrado ya a la fórmula de los guionistas cuando descubrieron en el clímax de su primera entrega que se habían guardado un as en la manga: en el final de cada temporada pasaría algo tan explosivo que cambiaba para siempre las reglas del juego. El adiós de su segundo año fue el más asombroso de todos pero, con la excepción del descafeinado final de la segunda temporada, cada fin de fiesta reveló algo fascinante que extendía nuestra obsesión por una serie que Abrams utilizó para experimentar con recursos narrativos que, años después, serían fundamentales en el ADN de su siguiente proyecto como creador: Perdidos.
Ambas series crearon una mitología tan vasta, alocada y difícil de manejar. Tanto en Alias como en Perdidos se quedaron por el camino pistas falsas que los guiones habían lanzado a los espectadores y que jamás serían recuperadas. El universo de la serie de espías era más limitado que el del fenómeno que cambiaría para siempre la forma de ver la televisión, pero la conspiración alrededor del SD-6 y la misteriosa figura de un profeta llamado Rambaldi desencadenaron en algunas de las tramas más locas y disfrutables de la televisión.
Abrams tenía un arma secreta que le ayudaba a bajar a la Tierra todas las locuras que se le ocurrían a los guionistas: la humanidad, rabia y fuerza que le daba Jennifer Garner a la heroína protagonista. La sacrificada espía descubría que su vida era una farsa, mantenía una relación difícil con su padre, odiaba a su jefe más que nada en el mundo, sufría por la figura de una madre ausente y no podía dejarse llevar en sus sentimientos por su contacto en la CIA. Y eso sin entrar en los mil y un giros que llegarían después.
Sydney Bristow es uno de esos personajes a los espectadores seguirían al final del mundo. A pesar de ser una serie de acción, un género que rara vez era visto como respetable, Garner optó a todos los premios más importantes de la industria. El único que se le escapó fue el Emmy, al que optó por las cuatro primeras temporadas de la serie. Victor Garber, su padre en la ficción, también fue celebrado gracias a un personaje misterioso y difícil de leer que le ayudó a crear una fascinante dinámica entre padre e hija.
Si no te hemos dado ya suficientes motivos para adentrarse en las locuras de Alias, vamos con la última: Bradley Cooper interpretó durante 46 episodios al mejor amigo de Sydney en uno de sus primeros trabajos como actor.
Alias acaba de llegar a Disney+ y se nos ocurren pocos planes mejores para estas navidades que ponerse una peluca (de colores, por supuesto, como manda la tradición) y unirse a las aventuras de Sydney Bristow. No lo lamentarás.
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