El 5 de octubre de 2017 las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey pubicaron un histórico artículo en The New York Times que detallaba una docena de acusaciones de abuso, acoso y violación contra Harvey Weinstein. El reportaje se convirtió en la punta de lanza de un movimiento destinado a acabar con la cultura del abuso que había imperado en la industria del cine durante décadas. La ley del silencio se había acabado. Tres años del inicio de una revolución necesaria e imparable, Filmin estrenará este viernes en España la primera gran película sobre el #MeToo, The Assistant.
Cuando ya había perdido la esperanza de hacer una película sobre la cultura de abusos imperante en Hollywood, la documentalista Kitty Green (Casting JonBenet, disponible en Netflix) encontró en el escándalo del fundador de Miramax la oportunidad de hacer la película que tenía en mente y que se había quedado por el camino porque nadie en Los Ángeles estaba dispuesto a hablar o pagar una película sobre un tema tabú.
La protagonista de The Assistant es Jane (Julia Garner, dos veces ganadora del Emmy por Ozark), aspirante a productora de cine que acaba de graduarse en la universidad y que consigue un trabajo aparentemente ideal como asistente de un poderoso ejecutivo de la industria del entretenimiento. Aparentemente es la palabra clave aquí. SERIES Y MÁS ha hablado en exclusiva con la responsable de una película que captura todo lo que hay detrás de uno de los fenómenos sociales, culturales y empresariales clave de la última década.
Estabas preparando una película sobre los casos de abuso sexual en las universidades de Estados Unidos cuando estalló el escándalo de Weinstein. ¿Por qué decidiste cambiar el entorno de la historia?
Yo trabajo en la industria del cine. Había escuchado historias sobre lo que estaba pasando en Hollywood, pero en esa época nadie quería hablar públicamente. Esto era poco antes que apareciera el movimiento #MeToo. Nadie se sentía preparado para hablar abiertamente de esto. Hubiera sido muy difícil sacar adelante una película así. Nadie se hubiera arriesgado a financiarla. En esa época también se hablaba mucho de la gestión que hacían las universidades de Estados Unidos en los casos de violación, agresión o acoso sexual, así que empecé a investigar sobre ese tema. No había hablado todavía con mucha gente cuando se publicó el artículo sobre los abusos de Harvey Weinstein. Empecé a hablar con gente que había trabajado con él o con gente como él y me di cuenta de que ya no podía volver a la historia sobre las universidades. Tenía que hacer la película sobre la industria del cine. Realmente era mi primer objetivo, pero no parecía algo posible.
Eres conocida por tus documentales. ¿Cuándo decidiste que The Assistant era la película adecuada para estrenarse en el cine narrativo?
Lo primero que hago es investigar sobre el tema del que quiero hablar. Me documento en profundidad sobre ello para descubrir qué es lo que realmente me atrae de él. Cuando tengo eso, empiezo ya a plantearme cuál es la mejor forma de contarlo, si una película narrativa o un documental. En este caso me apetecía retratar estos pequeños momentos cotidianos, esas microagresiones que vemos en nuestras vidas. Son esa clase de detalles que la gente no parece apreciar. Quizás porque no quieren sentirse culpables o responsables de algo que han hecho. Quería explorar qué es lo que pasa cuando estos momentos se acumulan y acaban agotando a alguien. Era mucho más natural recrear estas situaciones en una película. Si lo hubiera hecho en un documental al final la película consistiría en un sinfín de mujeres quejándose una detrás de otra (ríe). Quería enseñar qué es lo que se siente en Hollywood cuando eres la trabajadora más joven de una oficina. Solo podía hacer eso con una película.
Es realmente interesante cómo elegiste no mostrar al gran villano de la historia. ¿Hay un borrador del guión donde él está realmente presente en la película o esto siempre estuvo claro para ti?
Siempre fue así. Ni siquiera llegué a escribir las llamadas telefónicas en las que escuchamos directamente al jefe. No me importaba lo que tuviera que decir. Es una persona enfadada y horrible, pero no hay nada interesante en él. Me llamaba la atención más retratar esos momentos con los compañeros de trabajo, cuando vienen los niños y ella siente que se tiene que hacer cargo de ellos, la distribución sexista del trabajo… Las mujeres tienen que servir café mientras los hombres pueden asistir a reuniones a pesar de que tengan el mismo puesto. Esa brecha entre unos y otros. Es una película sobre el acoso sexual pero contada desde el punto de vista de los pequeños momentos del día a día.
Leí que no te gusta demasiado que The Assistant sea etiquetada como la película de Weinstein. Tiene sentido. Harvey es un síntoma, no el problema.
Es simplista decir que The Assistant es la película sobre Harvey Weinstein. No podemos fingir que la cultura del abuso en Hollywood se haya terminado porque Harvey esté en la cárcel. Es un problema mucho más grande que todo eso. Antes de la pandemia la industria seguía comportándose de forma inapropiada. Decir que es una película sobre Harvey Weinstein puede parecer que es su problema, cuando es de todos nosotros en realidad. Necesitamos seguir hablando de nuestra conducta en el lugar de trabajo.
¿Tuviste la oportunidad de hablar con personas que habían trabajado con tipos como él?
Antes de que se publicaran las acusaciones contra Harvey Weinstein, las mujeres ya hablaban entre sí de lo que pasaba. Había un montón de historias y rumores circulando por Los Ángeles. Pero incluso después de que salieran los artículos, la gente seguía siendo muy cautelosa. Hay muchos contratos de confidencialidad firmados y hablar es un proceso lento y complicado. Más allá de las conversaciones concretas sobre abuso, me interesaba qué es lo que impedía a estas mujeres escalar profesionalmente. Quería descubrir qué era lo que obstaculizaba su acceso a los puestos de liderazgo. Estaban más dispuestas a hablar sobre ese tipo de experiencias.
En Sexo, mentiras y Hollywood (Peter Biskind, Crónicas Anagrama) muchas fuentes anónimas decían que Harvey era un monstruo, pero no ese tipo de monstruo que finalmente descubrimos. ¿Qué pasó en la industria para que se empezara a hablar de lo que pasaba realmente?
Cambiaron muchas cosas. Él empezó a ser menos poderoso de lo que era antaño. Cuando salieron las acusaciones su estatus en la industria era distinto. Ya no hacía tantas buenas películas como cuando estaba en Miramax. Tampoco tenía tanto éxito. Harvey había sido el rey del cine adulto en Hollywood. Nunca había sido realmente independiente pero su compañía era la más grande en esa parte del negocio. Esa pérdida de poder hizo posible que su figura fuera más alcanzable. Aparte de eso, hacía falta que hablara mucha gente. Había periodistas del New York Times investigando. Estaba también Ronan Farrow. Puedes silenciar a una mujer, pero no a ochenta. La razón por la que triunfó el movimiento es que las mujeres que hablaron se sintieron respaldadas por primera vez.
Estamos acostumbrados a ver a Julia Garner interpretando papeles más cañeros como Grandma y Ozark. ¿Qué te hizo pensar que ella era la elección correcta para el papel?
En el guion no había una descripción muy concreta sobre el personaje. Se dice que tiene 25 años pero poco más. Podía buscar cualquier tipo de perfil. Julia Garner tiene una cualidad magnética que hace que quieras verla todo el rato. Su personaje, Jane, tiene que hacer tareas mundanas: fotocopias, coger cafés, encargar la comida… La actriz tenía que tener algo especial que hiciera que no quisieras despegarte de ella. Julia es muy expresiva, es capaz de deletrear al público lo que le está pasando sin necesidad de decir nada. Me gustaba además que fuera una mujer tan dura en Ozark, porque no creo que Jane sea débil en The Assistant. La diferencia es que no tiene ningún tipo de poder en este contexto. Está obligada a guardarse para sí misma todo lo que está pasando. Si no lo hace, puede que acabe explotando. Creo que está fantástica en la película.
Jane puede parecer un personaje pasivo, pero en realidad no lo es. Es lo suficientemente valiente como para alzar la voz. Incluso si no funciona. ¿Tuviste la oportunidad de hablar con alguien como Jane, que habló y fue ignorada?
Definitivamente. Muchas mujeres me contaron su historia. Iban a hablar con recursos humanos y descubrían que esos empleados no estaban ahí para ayudarles a ellas, sino para proteger el estatus de la empresa. Si acudías en su ayuda la respuesta más probable era que te ignorasen, te hicieran luz de gas o que te despidieran. Siempre me pregunté cómo era posible que hubiera pasado todo eso: había una cadena de personas dedicada a proteger esos comportamientos.
Precisamente la escena con el jefe de recursos humanos es la más dramática de la película. Rompe con la cotidianidad de lo que vemos antes y después de ese momento.
Toda la película está construida alrededor de esa escena. No es el clímax de la película, pero sí es el momento en el que personaje intenta hablar y sacar a la luz el conflicto de la historia. Quería retratar con precisión cómo es uno de esos momentos en los que se le hace luz de gas a una persona que está intentando pedir ayuda. Jane sale de la oficina mucho más devastada y confundida de lo que estaba cuando entró. Me interesaba mucho retrasar esa clase de viaje emocional.
El año pasado se estrenó El escándalo (Bombshell), la película sobre la cultura de abuso en Fox News. Estaba dirigida y escrita por hombres. ¿Crees que las mujeres deberían ser las que dirijan estos proyectos?
No creo que sea cuestión de quién debe contar una historia. Lo que pasa en Hollywood es que los ejecutivos parecen estar más dispuestos a invertir más dinero en una película dirigida por un hombre que en una dirigida por una mujer. Por eso las directoras a menudo nos planteamos hacer películas más pequeñas: queremos que confíen en nosotras al tener un presupuesto más pequeño. Si pedimos más, es muy probable que no nos lo den o que nos rechacen. Esa es una preocupación que no tienen los directores. Es más difícil hacer películas grandes en Hollywood cuando eres una mujer.
¿Crees que esta película cambiará tu carrera?
No creo que The Assistant vaya a cambiar radicalmente mi carrera. No es como si me fueran a pedir que ruede una película de Marvel.
Bueno, nunca se sabe. Chloé Zhao ha dirigido Eternals en Marvel. La ficharon cuando solo había hecho The Rider.
Si es el tema adecuado, estoy abierta a hacer cualquier tipo de película. Si te fijas en The Assistant no es la clase de historia que lleve a pensar a un ejecutivo “oh, ¡esta directora puede hacer una película de acción!”. Supongo que todavía tengo que demostrar lo que puedo hacer en otras áreas antes de que piensen en mí para un proyecto así. Vivimos en un momento interesante. Sí que me gustaría hacer algo más cercano al cine de género, la ciencia ficción,... Me encanta desmontar puzles narrativos y jugar con la estructura de las historias. Estaría bien hacer algo más grande, sí.
Lo que está claro es que parece que seguirás haciendo películas narrativas.
Por el momento, sí. Me gusta más tener el control de lo que pasa cuando estoy haciendo una película y cuando haces un documental no es así. Los resultados no dependen de ti. Me gusta pensar en la estructura de la historia, el viaje de los personajes, la progresión dramática… nada de eso depende de ti cuando ruedas un documental.
¿Crees que ha habido un cambio real en la industria del cine después de todos los casos de abuso que se han destapado?
Es una pregunta complicada. Antes de la pandemia pensaba que las cosas estaban cambiando. Tengo muchas amigas directoras y estábamos viendo como había más oportunidades para que contáramos nuestras historias. Antes te hubieran descartado automáticamente. Ahora al menos nos tienen en cuenta. El problema es que no estoy segura de cuál será la situación que nos vamos a encontrar cuando vuelva a la normalidad. Me da miedo que retrocedamos en el tiempo más de la cuenta. Tengo muchas esperanzas de que no sea así. Mira este año, tenemos más directoras que nunca siendo mencionadas en la temporada de premios. Regina King, Chloé Zhao, Emerald Fennell, Kelly Reichardt... Ojalá siga así.
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