A Kitty Green no le gusta que definan The Assistant -su primera producción narrativa como directora después de hacerse un nombre en el mundo de los documentales- como una historia sobre Harvey Weinstein. Es comprensible, a pesar de que sea imposible no trazar paralelismos entre lo que vemos en pantalla y todo lo que se ha publicado sobre el productor de Pulp Fiction y Shakespeare enamorado en los últimos años. La apuesta cinematográfica estrella de Filmin en los primeros meses de 2021 es la primera película narrativa en hablar de la dictadura del terror impuesta durante por el fundador de Miramax y The Weinstein Company (dos compañías sin las que sería imposible entender el cine de adulto de Hollywood y los Oscar entre 1990 y 2015) y permitida por las altas esferas de una industria que, durante demasiado tiempo, prefirió mirar hacia otro lado.
Las etiquetas acortan la vida de una película y pueden restar méritos a una propuesta tan minimalista como certera a la ahora de retratar una cultura de abusos en Hollywood que no paró hasta la explosión del movimiento #MeToo a finales de 2017. Green ya había demostrado en sus documentales que el morbo no es un recurso que aparezca en su diccionario de recursos detrás de la cámara. En Casting JonBenet (disponible en Netflix) rompía con los clichés de la nueva ola true crimes que hemos vivido en el último lustro para ofrecer una mirada conceptual y arriesgada a uno de los crímenes más mediáticos de la la América de los 90: el asesinato de la niña JonBenét Ramsey.
La directora y guionista decide centrarse en la ley del silencio que dio alas durante décadas a los hombres como Harvey Weinstein. Quien espere ver recreado como sucedieron estos abusos encontrará otro tipo de película muy diferente en The Assistant. Uno de los momentos más impactantes -sin caer en lo explícito- de El escándalo (Bombshell) mostraba cómo Roger Ailes se propasaba con el personaje ficticio que interpretaba Margot Robbie en la película dirigida por Jay Roach. Green sigue otro camino. Quizás porque no considere necesario caer en el morbo de mostrar unos abusos sobre los que los interesados han podido leer todo tipo de detalles en la prensa durante los últimos años.
El gran villano de The Assistant es una amenaza constante, pero intangible, que nunca llega a aparecer en escena. Unas llamadas de teléfono nos permiten escuchar, en segundo plano, algunas de sus técnicas de manipulación y extorsión. Green prefiere concentrarse en los pequeños detalles del día a día en una oficina cualquiera de una productora de Hollywood. La distribución sexista del trabajo. Los comportamientos inapropiados que los trabajadores evitan para proteger su puesto de trabajo. La desesperanza y ansiedad que invade a la asistente cuando se siente aislada y desprotegida por unos compañeros de trabajo y jefes que la tratan como si estuviera loca. Esas son las cartas con la que juega la película nominada en tres categorías de la última edición de los Premios del Espíritu Independiente: mejor actriz, mejor primer guion y mejor fotografía.
Todos los cebos que vemos en la película llevan a una reveladora escena que recuerda a uno de los grandes momentos del cine del pasado año: la secuencia que explicaba el título en Nunca, casi nunca, a veces, siempre, otra joya del último cine independiente estadounidense que evidencia cómo la mirada (femenina) detrás de la cámara puede cambiar la forma en la que vemos e interpretamos las historias. Harta de ver señales de alarma en su puesto de trabajo (la conceptual propuesta se desarrolla durante una única jornada laboral de la protagonista), Jane acude al jefe de personal (Matthew MacFadyen, el actor de Succession, saca oro de su única escena en la película) en busca de ayuda. Lo que sucede a continuación te sorprenderá. O no.
La mejor aliada de la cineasta para transmitir la tensión y frustración que desprende es Julia Garner. La explosiva actriz de Ozark (por la que ha ganado los dos últimos años el Emmy a la mejor actriz secundaria de una serie dramática) cambia de registro radicalmente con una interpretación magnética que no puedes dejar de mirar incluso cuando está haciendo las labores más triviales. Las características frases lapidarias de Ruth Langmore dejan paso a las miradas de aprensión y confusión de una mujer que puede parecer débil (la elección de una actriz menuda y desgarbada juega a favor). No lo es. Sin necesidad de apenas diálogos, Garner (rumoreada para interpretar a Madonna en el inminente biopic de la cantante) es capaz de transmitirnos todo lo que está pasando por su cabeza.
El exigente acercamiento minimalista de The Assistant expulsará a más de un espectador, como evidencia la alarmante diferencia en la recepción de la película entre los críticos y los usuarios de RottenTomatoes. Puede que la película de Kittty Green no sea la aproximación que deseabas ver sobre la cultura del abuso en Hollywood, pero sí la que necesitas. Avisado quedas.
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