A los 15 años, Lauren Hadaway vio Kill Bill y decidió que quería ser cineasta. Al empezar sus estudios de cine, se sintió en desventaja con sus compañeros porque no tenía equipo y le faltaba seguridad, así que empezó a hacer carrera en sonido. A los 25, ya había trabajado con Tarantino en Los odiosos ocho y con Damien Chazelle en Whiplash. Colaborar con directores a los que admiraba le hizo ver que no solo hace falta talento, también mucho trabajo y sacrificio. De eso le sobraba, así que se lanzó por lo que siempre había soñado. De ahí surgió La aspirante, su fascinante ópera prima, que desde hoy podemos ver en Filmin.
"En noviembre de 2016, me puse una meta de cinco años para hacer la transición a la escritura y la dirección. La aspirante se estrenó en los Estados Unidos en diciembre de 2021, que son cinco años en un mes. Creo que no está mal", nos dice Hadaway en la entrevista que le concedió a SERIES & MÁS hace unos días. Eso es tener las metas claras. La aspirante es una historia semiautobiográfica ambientada en el mundo del remo profesional universitario, del que ella formó parte y conoce bien. Un angustiante y claustrofóbico relato de obsesión inspirado por Whiplash y Cisne negro, en el que imprime su propio sello con una propuesta estilística sólida y potente.
Como Alex, la protagonista de su película, Hadaway también es dedicada, metódica y perfeccionista. Dejó su carrera en sonido e hizo muchos sacrificios para centrarse en conseguir su objetivo: "acepté pequeños trabajos de sonido aquí y allá para conseguir un poco de dinero, pero me comprometí de lleno. Fueron años muy intensos. Estaba obsesionada. Era todo mi mundo". Los sacrificios encontraron recompensa. Su fascinante propuesta, en la que firma el guion, dirige y es coeditora, no ha pasado inadvertida y consiguió cinco nominaciones en los Independent Spirit Awards, los premios más importantes del cine independiente, y tres galardones en el Festival de TriBeCa.
¿El guion de 'La aspirante' empezó como un thriller psicológico o como una película sobre su propia experiencia? ¿qué fue primero?
Empezó más con mi experiencia de remo en la universidad, pero el componente psicológico en realidad siempre estuvo presente, porque lo que quería contar era una historia sobre una obsesión y el precio a pagar por el perfeccionismo, que es algo con lo que me identifico en mi vida personal, algo con lo que lucho constantemente.
Empezó un poco más convencional, creo que había un par de momentos de extrañeza en el guion, pero no me atrevía a dejarme ir por ese camino aún. Recuerdo la primera vez que se me ocurrió la idea de incluir canciones románticas de los años 60, pero me daba miedo decírselo a mis productores porque eso no es lo que se piensa para una película de deportes.
Cuando por fin me atreví a hacerlo, les encantó la idea, ahí me di cuenta de que parte de tu trabajo como director es dar tu visión personal, tienes que ir a por todas. En ese momento dejé de ponerme frenos y dejé fluir todas las cosas que me gustaban y me interesaban. Alex es la heroína y la villana de su historia, no hay nadie presionándola ni recordándole la meta que tiene que conseguir.
Es una historia de obsesión interna y no hay voz en off, todo tenía que estar en pantalla y los altavoces, eso fue lo que dictaminó cuáles serían mis decisiones estilísticas. Tenía que meter al espectador en la cabeza de Alex. Muchos de vosotros probablemente nunca habéis experimentado ese nivel de obsesión por algo y tenía que haceros sentir lo que siente el personaje.
Así surgió el tratamiento del sonido, de la imagen, los efectos visuales, el estilo de dirección y el ritmo de montaje. Fue evolucionando. Una película es un organismo vivo. El primer guion es muy diferente al de la fase de rodaje. Cuando diriges, prácticamente estás escribiéndolo de nuevo, porque te influyen los actores. Y cuando editas, lo vuelves a escribir. Hacer cine es un proceso muy bonito.
"El cine europeo convive mejor con la ambigüedad, en Estados Unidos necesitamos que nos lo expliquen todo".
A veces parece que siempre tenemos que conocer el pasado del protagonista, ese momento traumático que los define. En su película, todo lo que necesitamos saber de Alex es su obsesión, no lo que la motiva, ¿fue difícil vender un personaje así?
Tienes razón al 100%. Creo que, sobre todo en el cine, pero también en la vida, queremos una explicación fácil para todo, pero nunca hay una sola razón de por qué somos como somos, por eso no quería dar una respuesta. Quería que lo que motiva a Alex fuera una especie de misterio que fuéramos desentrañando durante la película, pero sin llegar a una única conclusión.
Durante todo el proceso previo al rodaje me hicieron esa pregunta muchas veces: por qué Alex es así, qué es lo que la motiva. No quería hacerlo, pero llegué a escribir unas escenas para responder eso, en las que veíamos cómo Alex descubría el remo y por qué se sentía atraída, pero cuando llegamos a montaje, me lo seguían preguntando.
Finalmente, lo hablé con mi coeditor (Nathan Nugent), porque había añadido estas escenas, que en el fondo odiaba y me seguían preguntando lo mismo, así que las mandé a la mierda. Redujimos los primeros 15 minutos para que se parecieran más al borrador original del guion, donde ella no habla durante 12 minutos.
Trabajamos con eso, pero seguía sin convencerme. Decidimos entonces llevarlo más al límite y convertir a Alex en una criatura aún más extraña, alguien que te intriga, por quien sientes curiosidad. Cuando hicimos esos cambios en la edición, dejaron de hacernos la pregunta como en un 70%. Alex era más misteriosa y más rara, pero se sentía intencional, y funcionó. Eso fue una revelación.
El cine europeo convive mejor con la ambigüedad, en Estados Unidos necesitamos que nos lo expliquen todo. Creo que ver mucho cine francés antes de mudarme a París, donde estoy ahora, me dio confianza para aceptar que esa pregunta surgiera de vez en cuando. Creo que es estimulante salir de una sala de cine sin tenerlo todo resuelto, en querer hablar con tus amigos y pensar las películas.
Los personajes obsesivos como Alex suelen ser hombres presentados como genios torturados. Alex es mujer, y no tiene un talento natural, ¿cómo cambian este tipo de historias desde una perspectiva femenina?
Sí, los protagonistas de la mayoría de historias de este tipo son hombres. Lo que voy a decir es una simplificación, pero tiene una base cierta. Cuando vemos a los hombres compitiendo o bajo presión, siempre están dando puñetazos en la pared, iniciando guerras, siendo agresivos hacia el exterior y, por mi experiencia y por las mujeres que conozco, nosotras nos encerramos y canalizamos la rabia contra nosotras mismas, nos autodestruimos. Alex se autodestruye, está en una competencia con ella misma; no grita a sus compañeras, no les pega un puñetazo en la cara.
En cuanto al hecho de escribir desde una perspectiva femenina, aunque suene a tópico, la diversidad permite que se cuenten otro tipo de historias. Cuantos más narradores diversos tengamos, más tipos de historias vamos a tener. Yo soy mujer y estuve en un equipo de remo femenino, por lo tanto, cuando escribí la historia se convirtió en la historia con una protagonista femenina con básicamente un 95% de reparto femenino. No fue una elección intencionada por mi parte, me limité a escribir sobre lo que sabía.
"Nos dimos cuenta de que el objetivo estaba roto, pero en lugar de sustituirlo, decidimos usarlo para esos momentos claustrofóbicos de ruptura con la realidad de Alex".
El estilo de dirección y montaje es muy efectivo al ponernos en el punto de vista de Alex, dentro de su cabeza, ¿cómo consiguió ese efecto?
La mayoría de películas sobre deporte están muy orientadas a la acción, con cortes rápidos para que se vea muy bien. Yo quería que cada secuencia de remo se sintiera diferente y contara algo sobre cómo se siente el personaje. El remo no es el deporte más popular, ni en la vida real ni en la ficción, así que necesitaba hacer sentir a personas que nunca habían remado lo que sentía Alex.
Quería que las cosas tuvieran una profundidad de campo muy reducida, para que ella entrara y saliera de foco mientras remaba. Parte del efecto se lo debemos a un algo accidental que Todd Martin, mi director de fotografía, y yo descubrimos durante las pruebas de maquillaje. En un momento, Isabelle (Furhman) se puso a tontear ante la cámara acercándose y alejándose, y vimos que el fondo salía borroso, como doblado; así nos dimos cuenta de que el objetivo estaba roto, pero en lugar de sustituirlo, decidimos usarlo para esos momentos claustrofóbicos de ruptura con la realidad de Alex en los que todo lo demás desaparece. Se convirtió en el "objetivo loco" de Alex. Así conseguimos contraste con esos otros en los que está relajada, como en sus prácticas en solitario en el agua. Como te decía antes, hacer una película es algo muy orgánico.
"Enmarqué la historia de Alex con el remo como una historia de amor".
Aunque se define como una persona obsesiva y metódica, es capaz de abrazar accidentes e imprevistos, como ese objetivo roto. He leído que hay algunos momentos que no estaban en el guion, como el final de una escena de ruptura en el baño, ¿cómo encuentra el equilibrio entre la necesidad de control y la libertad del momento?
Como director de cualquier cosa en la vida debes tener un punto de vista muy claro. Cuando hablo con un actor, director de fotografía o lo que sea, me dirijo a ellos siempre con una idea específica en mente, pero quiero que eleven mis ideas. Habíamos establecido una confianza mutua, sabían que los escuchaba y decía que sí, si me gustaba la idea, pero también que diré que no, si no me encajaba. Que sepan que tienes una visión clara construye una relación sólida, porque yo me apoyaba en ellos y ellos en mí. Siempre quiero que me sorprendan, quiero descubrir cosas; si alguien me desafía estoy dispuesta a ir donde sea. La clave está en encontrar la mezcla de control y libertad para descubrir lo que no esperabas.
Hay mucha sensualidad en la forma de rodar algunas secuencias de entrenamiento. Háblenos de este enfoque.
Enmarqué la historia de Alex con el remo como una historia de amor. Una atracción inicial, las chispas de la química. Luego está la especie de comienzo incómodo cuando aún no se conocen bien o la primera vez que hacen el amor, que es una secuencia que rodamos a cámara lenta con 500 fotogramas por segundo. Le dije a Isabelle que iba a rodarla como una escena de sexo. Luego está el momento del enamoramiento, cuando está remando en el agua sola con niebla, un momento en el que siente que está en la cima del mundo. Y luego un lento y tóxico descenso hacia la ruptura, que probablemente la mayoría de la gente ha experimentado en algún nivel con el romanticismo. Tener claro ese proceso en su viaje romántico con el remo nos indicó cómo sería el estilo de cámara, sonido y las interpretaciones.
"Quería hacer mi propia versión del artista obsesionado, pero en mi caso no está movido por una fuerza externa, como un mentor exigente o la noche de estreno, sino que todo es interno"
Ha descrito 'La aspirante' como "'Whiplash' con matices de 'Cisne negro'". No esconde sus influencias, pero me preguntaba si quizá ahora siente la necesidad de hacer algo totalmente diferente en su siguiente película para evitar las comparaciones.
Lo cierto es que me encantan esas películas y quería hacer mi propia versión del artista obsesionado, pero en mi caso no está movido por una fuerza externa, como un mentor exigente, una madre controladora o una meta concreta, sino que todo es interno. Pero sí, para mi próxima película quiero hacer algo diferente. En realidad, estoy tratando de hacer una comedia, pero aún no lo sé. Estas historias me interesan realmente, pero creo que lo que más me interesa no es el género en sí, sino los personajes obsesionados y con ambición. Y si eso se manifiesta como un thriller psicológico, acción, fantasía o comedia será algo irrelevante.
'La aspirante' está disponible en Filmin.
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