En Irma Veep la vida imita al arte y el arte imita a la vida. Tal como hizo en la película del mismo nombre de 1996, Olivier Assayas sigue en esta miniserie de HBO Max al equipo que intenta adaptar el mítico serial de 1915, Les Vampires, y a la protagonista (Alicia Vikander) que aspira capturar la magia de su sensual e icónica villana.
Este juego de espejos es una muñeca rusa fascinante, así que empecemos por desmontarla. Les Vampires fue un serial francés del cine mudo escrito y dirigido por Louis Feuillade (1915-1916), que convirtió en mito a su protagonista, Musidora, e influyó a directores como Alfred Hitchcock o Luis Buñuel. En 1996, Assayas dirigió la película Irma Vep, en la que un director rodaba una película que adaptaba esa obra. Como si fuera una secuela, en la serie de HBO Max, René Vidal, trasunto de Assayas, hace un nuevo remake de su remake: Irma Vep, "una película de ocho horas".
En el mundo ficticio existen las dos obras previas. Todo el equipo tiene en sus móviles las imágenes dirigidas por Feuillade como referencia, y nosotros las vemos combinadas con las escenas que están rodando, las cuales mantienen la ambientación y el estilo expresionista en la interpretación de la época, pero incluyen diálogos, música, color y todos los avances tecnológicos de la actualidad. Las imágenes de la película Irma Vep de 1996 las vemos por primera vez en el episodio 3, en una de las sesiones de terapia de René, interpretado por un divertidísimo y neurótico Vincent Macaigne.
En esa escena, su psicóloga le pregunta por qué esta vez ha elegido a una actriz estadounidense y no a una china, a lo que René responde que le recordaría mucho a su exesposa, a la que conoció en el rodaje y se enamoró de ella. Olivier Assayas y Maggie Cheung, la protagonista de su película, se casaron después del estreno y se separaron años después. Las líneas entre realidad y ficción se difuminan constantemente.
Vikander interpreta a Mira en la serie, una actriz que viene de protagonizar varios blockbusters como heroína de acción, que ahora quiere darle un giro a su carrera y hacer "cine de verdad". París parece el lugar ideal para conseguirlo, un lugar que además le permitiría poner kilómetros de distancia con su exnovia y asistente en su anterior proyecto. El segundo plan falla tal como aterriza y el rodaje de Irma Vep trae consigo sus propios retos.
El guion, que se mantiene fiel a la obra de 1915, demuestra ser confuso para los actores, no porque Les Vampires son un grupo criminal de ladrones y asesinos y no chupasangres, sino porque Feuillade lo improvisó mientras rodaba. En otros momentos parece un esfuerzo inútil, porque es fácil imaginar su tono como algo que el espectador de más de un siglo después percibirá como anticuado.
Mientras reflexiona sobre la futilidad de su propia razón de ser como adaptación, nosotros somos testigos de los egos e inseguridades de los protagonistas, del ecosistema de un rodaje, pero sobre todo, de todo lo que implica y cuesta hacer una serie (o película). Assayas explora sus obsesiones y los fantasmas de su pasado mientras hace una carta de amor a los pioneros del medio y al arte de contar historias con imágenes, independientemente de en qué pantalla vayan a verse.
Irma Vep es una sátira sobre la industria audiovisual que explora las fronteras entre arte y producto, realidad y ficción, obra original y derivada, cine y televisión. Un fascinante ejercicio de metaficción protagonizado por un elenco en el que no desentona ninguna pieza, una inteligente mirada a la vida detrás de cámaras, y una serie tan divertida, que este verano nos hará desear que lleguen los martes.
Los nuevos episodios de 'Irma Vep' están disponibles los martes en HBO Max.
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