Stranger Things es la joya de la corona de Netflix. Tres años sin capítulos no han sido suficientes para que la audiencia se olvidara del primer fenómeno global de la plataforma. Todo lo contrario. Con 287 millones de horas vistas durante su primer fin de semana, queda claro que el público echaba de menos las aventuras del mundo Del Revés.
La pregunta, sin embargo, es inevitable. Con una Netflix en entredicho desde que se publicaron los primeros resultados negativos en la historia de la compañía, ¿no hubiera sido más rentable e inteligente convertir Stranger Things 4 en un evento que dominara la conversación cultural durante dos meses en lugar de quemar las naves (y un rumoreado presupuesto de 30 millones de dólares por episodio) en un par de fines de semana?
No sería tampoco la primera vez que el servicio de streaming se atreve a experimentar con su característico sistema de emisión. Arcane, una serie de acción y aventuras inspirada en el universo de League of Legends, fue emitida en tres tandas de tres episodios. El cambio de modelo se saldó en el mayor éxito de todas sus series de animación gracias, en parte, al fenómeno de boca a boca que surgió de una semana a otra.
No todas las series de Netflix necesitan o pueden permitirse una emisión semanal. No es el caso de Stranger Things, una serie que ha sido devorada por la audiencia en su regreso. Había ganas, desde luego, pero también un pavor por parte de la audiencia a entrar en las redes sociales y descubrir accidentalmente alguno de los muchos giros que esconde la cuarta temporada de la serie creada por los hermanos Duffer. Un rápido vistazo a Twitter desvela tanta gente fascinada por cómo sus aventuras han abrazado el terror como horrorizada por la cantidad de spoilers que se desvelaba alegremente días después de que la plataforma liberara de golpe ocho horas de contenido.
Los espectadores que no quieran o puedan maratonear Stranger Things en un fin de semana pueden silenciar palabras o hashtags en sus redes sociales. Eso es una parte del problema de fácil (pero no infalible) solución. La otra debería preocuparle más a Netflix. La cuarta temporada de su serie estrella merece dominar la conversación cultural durante semanas, no durante días. ¿No beneficiaría a la serie dejar unos días a sus espectadores para comentar y digerir la terrorífica presentación de Vecna, el nuevo villano de la serie, al final del primer capítulo?
El regreso de Stranger Things sería la comidilla de los seriéfilos durante semanas, incluso con rivales en emisión como Obi-Wan Kenobi. ¿No se merece el extraordinario Querido Billy, el cuarto capítulo de la temporada, su propio tiempo y espacio para celebrar la recuperación de un temazo de Kate Bush como Running up the hill y la ya icónica interpretación de Sadie Sink como una Max al borde del abismo? Lanzar de golpe todos los episodios de la serie hace que se pierdan momentos y detalles como lágrimas en la lluvia. La serie merece algo mejor.
No es cuestión de ser hipócritas. Un servidor es uno de los muchos millones de espectadores que, por diferentes motivos, devoró Stranger Things 4 en un par de días cuando la tuvo a su alcance. Tiene sentido que Netflix quiera distanciarse de los modelos de HBO y Disney+ a pesar de los éxitos semanales de las series de Marvel y Star Wars y fenómenos de boca a boca como Euphoria, Succession y Mare of Easttown.
La opción perfecta para emitir los nuevos episodios y, al mismo tiempo, ser fieles a la imagen de marca que la compañía arrastra desde los años de House of Cards y Orange is the new black era seguir el precedente de Arcane con un sistema de emisión de tres bloques que permitiría respirar a la historia, que los espectadores la comenten con más libertad y la vean sin miedo y que les aseguraría que su impacto mediático y social se alargue todavía más en el tiempo.
Después de ver la temporada, dividir su emisión en 4, 3 y 2 episodios hubiera sido ideal teniendo en cuenta las propias necesidades de la historia: la lucha contra el reloj de Max, la revelación de la verdadera identidad de Vecna y el gran final de la temporada, culminado con un último capítulo que con una duración de 2 horas y media será el episodio más largo de una serie estadounidense en la historia de la televisión.
Los dos últimos episodios de Stranger Things 4 se emiten el 4 de julio. El problema sigue estando ahí: antes de que nos demos cuenta desaparecerá de nuestras vidas una serie que no estrenaba capítulos desde hace tres años y que está cuidada por sus creadores hasta el punto de que no tiene prácticamente nada que envidiar al 95% de los blockbusters que se estrenan en salas.
¿Merece la pena realmente que las mejores creaciones de Netflix sean presas de un sistema de medición de audiencia que prioriza las horas vistas y los titulares (haciendo, por ejemplo, que algunos de sus contenidos se alarguen más de lo cuenta por tener titulares más espectaculares en los medios de comunicación) por encima de todo lo demás? La estrategia de la compañía para su quinta y última temporada responderá a esa pregunta.
El primer volumen de 'Stranger Things 4' ya está disponible en Netflix. Los dos episodios restantes llegarán a la plataforma el 1 de julio.
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