El nuevo proyecto de los creadores de Hierro. El regreso a la televisión de Javier Cámara después de despedirse de un personaje que forma ya parte de los libros de nuestra historia televisiva, Juan Carrasco. Un thriller ambientado en la misma zona gallega en la que se desarrolla la nueva película de Rodrigo Sorogoyen. Rapa no lo tenía fácil para estar a la altura de las expectativas. La primera temporada, ya disponible, de la nueva apuesta de Movistar Plus+ es un sólido pero poco sorprendente ejercicio de intriga en el que las incógnitas no están donde uno podría esperar a simple vista.
Sería interesante saber qué piensa Agatha Christie, la reina del whodunit (una variante de la novela policíaca centrada en la resolución de un crimen y, particularmente, la búsqueda de su culpable), de una serie que se atreve a tirar por tierra las expectativas de una audiencia resabiada que en los últimos años se ha visto invadida por thrillers de todo tipo de denominación de origen. Británicos, nórdicos, españoles y estadounidenses han querido exprimir una fórmula tan sencilla como efectiva: una pareja de atípicos detectives intenta encontrar al culpable de una muerte misteriosa que ha dejado descolocada a una comunidad.
Pasó en The Killing, Broadchurch, Bajo sospecha o Mare of Easttown, el último gran fenómeno global de un género que todavía no ha dado señas de agotamiento a nivel comercial, pero sí creativo. Si el thriller con Kate Winslet se convirtió en una de las mejores series del pasado año, fue por su exploración del duelo de una madre que había perdido a su hijo y por el retrato del sufrimiento de varias generaciones de mujeres, y no tanto por la resolución de un asesinato central tan adictivo como poco original.
Los creadores de Rapa parecen ser conscientes de esa saturación y al final del primer episodio deciden cambiar las reglas del juego y revelar la identidad del culpable del misterio central, o de lo que en otras circunstancias hubiéramos pensado que era lo que de verdad le interesaba a la serie. Los hermanos Jorge y Pepe Coira ya habían descolocado a la audiencia en la primera temporada de Hierro desvelando antes de tiempo la identidad del asesino y aquí vuelven a desafiar a los espectadores cambiando las preguntas.
A la serie de Movistar Plus+ no le interesa el quién, sino el por qué del crimen y el efecto que este tiene en la persona que lo ha cometido y en los dos personajes que deben descubrir su identidad. Ellos son Maite, una sargento de la guardia civil que se hace cargo de la investigación del asesinato de Amparo Seoane, la alcaldesa de una localidad gallega cercana a Ferrol, y Tomás, un profesor fustrado que encuentra una nueva razón para vivir cuando se convierte en el testigo de la muerte de la mujer más poderosa del pueblo.
Sin entrar en los derroteros de la estupenda Muerte en León (un true crime que desvela lo que pasó en el asesinato de otra poderosa alcalde, Isabel Carrasco), Rapa se mueve en el fascinante y a menudo enfangado mundo de las diputaciones regionales, caldo de cultivo de un jugoso drama que no acaba apareciendo en una serie más centrada en las motivaciones de sus protagonistas que en explotar la idiosincrasia de su contexto social, cultural y económico.
Unir los caminos de dos fuerzas antagónicas condenadas a entenderse es un lugar común en el género, pero Rapa acierta a la hora de introducir un elemento inesperado y atípico en la ecuación. Tomás, interpretado por un siempre estimulante Javier Cámara que se estrena en el thriller y huye de la comedia que siempre ha caracterizado sus interpretaciones, es un civil atrapado en una situación y un caso que no solo le queda muy por encima, sino que directamente no le pertenece.
A su lado brilla una notable Mónica López que se enfrenta a su primer papel protagonista en audiovisual. La elección de un actor riojano y una actriz canaria afincada en Barcelona para encabezar el reparto de una historia que, por lo demás, se enorgullece de su ambientación gallega es sorprendente a pesar del carisma de Cámara, la naturalidad de López y la química de dos viejos colaboradores de Cesc Gay que nunca habían trabajado juntos.
Después de crear un personaje tan memorable como el de la jueza Candela en Hierro, es una pena que su continuación espiritual no le deje el mismo espacio de crecimiento y lucimiento a Maite. La sargento tiene por delante su primera gran oportunidad profesional pero, al mismo tiempo, está definida por su relación con los hombres de su entorno: el marido con el que es infeliz sin darse cuenta, el hostil desconocido que le revuelve personal y profesionalmente y el superior que se asegura de que haga bien su trabajo. Después de seis episodios es difícil saber qué más aporta ahí el personaje interpretado por Jorge Bosch.
No hay (prácticamente) malo en Rapa. Su mayor problema es que, sin embargo, tampoco hay nada particularmente estimulante más allá del cambio en la estructura de su misterio y su impecable reparto. Los fans del género encontrarán tantos motivos para devorar sus seis episodios en unos días como para olvidarla en las semanas siguientes. Esto con Mare no pasaba. Con Candela, la verdad, tampoco.
La primera temporada de 'Rapa' ya se puede ver en Movistar Plus+.
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