El año se acerca vertiginosamente hacia su final, pero las plataformas aún tienen estrenos que ofrecerles a los espectadores. Uno de ellos es la temporada 2 de Todos mienten, la serie creada y dirigida por Pau Freixas que estrena sus nuevos episodios el 14 de diciembre en Movistar Plus+.
Se trata de una serie que bien podría definirse como un puzle a resolver, con mentiras, secretos, alianzas y crisis matrimoniales y vitales. Y donde el suspense, el drama, el humor negro y los personajes imprevisibles e impulsivos vuelven a ser los ingredientes fundamentales de la segunda temporada.
Después del sorprendente desenlace de la primera temporada, Belmonte trata de recuperarse del reciente asesinato de Iván. Su presunto autor, Néstor, ha huido y a la gente de la comunidad le falta tiempo para encender sus barbacoas y pasar página.
Macarena y Ana silencian el secreto que las une, mataron y se deshicieron del cadáver de Néstor tirándolo por una cantera. Están convencidas de que todo está bajo control, todo va a salir bien, es cuestión de que pase algo de tiempo y que se olvide el tema. Pero no contaban con que la policía encontrase un cuerpo en una cabaña abandonada. Está descompuesto con cal y es irreconocible. Pero lleva puesto el anillo de Néstor y todo apunta que es él.
Con motivo del regreso de la serie a la plataforma, SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con su creador Pau Freixas. Cuenta cómo ha sido hilar las tramas que quedaron en el aire en la primera temporada combinando drama y comedia con el misterio central, y qué significado adquiere la banda sonora, entre otras cosas.
La primera temporada daba pie a una continuación con el desenlace que tuvo, pero hay que tener claro de qué hilos tirar para retomar la narración. ¿Cómo decidisteis cuál era el camino a seguir en la segunda entrega?
Bueno, el motor para hacer una segunda temporada era que yo tenía muchas ganas de poder desarrollar este universo con estos personajes y este tono tan particular. Me parecía que en la primera temporada habíamos logrado llegar a un punto de equilibrio entre la comedia, el drama y el misterio, y que estábamos listos para buscarle el punto de excelencia a todo eso. Y realmente tenía muchas ganas de poder trabajar con estos personajes y hacer un viaje más allá.
También es verdad que habíamos dejado el final de la primera temporada con una serie de hilos listos y lo que faltaba era encontrar la idea de cuál sería el gran misterio de esta segunda temporada, el enganche para el espectador. Estuvimos dándole muchas vueltas, porque sabíamos que queríamos una continuidad directa. Y porque le daba un peso dramático a los personajes, que tenían una serie de conflictos entre ellos que tenían enterrados a través de las mentiras.
¿Cómo habéis logrado llegar a ese equilibrio del que hablas entre la comedia, el drama y el misterio?
Creo que se combinan varios elementos. Hay una parte que es del guion, que es evidente que juega con elementos surrealistas y con diálogos picados más propios de una comedia que de un thriller. Y también hay una serie de elementos que tienes que ir conjugando en el guion, para intentar llevar al extremo a los personajes, más allá de la excitación y la histeria. Te salen situaciones que son casi divertidas y es cierto que la clave del tono nos lo da el casting porque son unos actores capaces de jugar con todo ello a la perfección, tanto la comedia como el drama.
Detrás de esa historia está el drama de que has perdido a una persona querida, el drama de que acabas de ver morir a alguien, y quisimos entregarnos también a la energía de la comedia, porque creo que el drama ya está muy presente. Y entonces con estos actores hemos encontrado ese punto de equilibrio.
Todos los personajes han evolucionado, pero en esta temporada los que más destacan son los femeninos, que pierden un poco la cabeza. ¿Cómo ha sido trabajar esta fase de las protagonistas?
Ha sido sobre todo por la inercia. La primera temporada ya estaba lanzada con la idea de que ellas fueran las protagonistas. Pero en esta segunda hemos cogido la confianza en lo que estamos haciendo en el camino y pudimos permitírnoslo todo desde el inicio.
"Las mujeres de esta serie pueden tener sentimientos muy chungos como han hecho históricamente los hombres".
Hay un personaje como Ángela (Kiti Mánver), que llega nuevo y es capaz de decir que desde la primera contracción sabía que no tenía instinto maternal... Es una salvajada. Pero a la vez permite dar otra sensación de la perspectiva femenina y de que las mujeres de esta serie pueden tener sentimientos muy chungos como han hecho históricamente los hombres.
En este sentido, lo que hemos buscado con las actrices y los guiones en la segunda temporada era no tener miedo a caer mal o a que se nos juzgue porque es lo que se ha hecho con las mujeres siempre: juzgarlas, esperar de ellas que fueran las mejores madres.
Ahora se pretende y se exige que las mujeres sean las mejores madres, las mejores profesionales, pero hay veces que les importa un pepino o no que se sienten culpables o que son contradictorias. Y ahí es donde creo que está el encanto de esta temporada.
La segunda temporada añade una línea temporal a la historia. ¿Cómo afecta esto a la trama? ¿Ha dificultado el proceso creativo este cambio?
Tengo la sensación de que en ciertos aspectos ha sido más sencillo que con la primera temporada. En la primera temporada había un problema con los flashforwards, y es que tú veías al personaje haciendo algo, pero la gente no lo sabía. Con lo cual era más difícil de relacionar.
"Queríamos que quedase muy claro que el discurso de la serie es sobre las mujeres".
Y por otro lado, es verdad que hemos encontrado un mecanismo añadiendo los días de la semana en pantalla y hemos encontrado un juego que creo que es muy didáctico para el espectador. Queríamos que el misterio fuera muy interesante, muy potente y que enganchase, pero ser didácticos y que el espectador no se perdiera.
Un detalle muy especial de la serie es su banda sonora, incorporando al final de cada episodio la canción de cantantes icónicas de los años 60.
Esta decisión tiene un doble sentido y la tomamos cuando diseñamos la serie. Se me ocurrió por el tono de la serie. Estás en la escena final del capítulo de un thriller, de misterio, con un cliffhanger, y de repente entra esa canción, que le da una retranca a ese final y una especie de guiño irónico. Eso también nos acerca a la comedia y la voluntad de desmitificarlo todo.
Y en el sentido del discurso, nos parecía que tener a mujeres cantantes de los años 60 cerrando todos los capítulos le daba un discurso irónico a la serie y nos parecía que era clave para comprender el sentido de fondo que tiene todo.
¿Cómo fue darle cierre a la historia?
Cuando estás haciendo la serie de misterio, hay dos líneas que hay que cumplir. Una de ellas es satisfacer al espectador, darle respuestas a lo que ha pasado y quién es el asesino. Pero luego hay una serie de pequeños conflictos, relacionados con cómo reaccionan los personajes a lo que ha ocurrido... Y se puede acabar una serie de muchas maneras.
Se puede acabar dejándolo todo abierto, de forma que los personajes no saben qué hacer; puede acabar con los personajes mintiendo; o puede acabar con los personajes diciendo la verdad. Cualquiera de las tres opciones construye tu discurso de tesis y me parece que en una serie que se llama Todos mienten el discurso de tesis es muy importante.
En Belmonte las personas no son lo que parecen, mienten para mantener el statu quo y lo llevan hasta las últimas consecuencias. Y me gustaba que la temporada, por un lado, tuviese la satisfacción para el espectador de saber quién es el asesino, pero por otro lado también tuviera esa sensación de discurso de decir 'esto se llama Todos mienten y se va a llamar así eternamente'.