Hace muchos años los libros de ‘Elige tu propia aventura’ se pusieron de moda. Novelitas cortas en las que el lector tenía que tomar decisiones claves en el destino del protagonista. Eran historias simplonas, en las que en un momento dado el libro te planteaba una duda: tomar un camino u otro, ir con una persona o no. Dependiendo de lo que eligieras tenías que saltar a una página a otra y eso te llevaría a un final u otro. La mayoría de ellos eran pesimistas y terribles para el personaje, lo que hacía que el joven lector repitiera el libro una y otra vez para ver qué otras posibilidades había y si existía un final feliz.
Netflix se ha acordado de ‘Elige tu propia aventura’, más bien lo ha hecho Charlie Brooker, la mente privilegiada y perversa detrás de Black Mirror, que ha estrenado hoy su nuevo episodio titulado Bandersnatch y en el que todo se revoluciona al dar al espectador la posibilidad de tomar las decisiones del protagonista. La versión macabra y perversa de Elige tu propia aventura, porque como ocurre siempre en Black Mirror, nada es optimista.
Aunque se habían hecho pruebas en programas infantiles dentro de la plataforma, Black Mirror lo lleva a otro nivel, y cada espectador verá su propio episodio. Es difícil que dos personas tomen las mismas decisiones, y que por tanto lleguen al mismo final. La compañía quiere que Bandersnatch se convierta en la obsesión de una de sus series estrella, y en un producto que, como aquellos libros, se consuma una y otra vez.
Se niegan a decir cuántos finales hay rodados, pero las elecciones no son puntuales, sino que desde el principio se deben tomar, por lo que las opciones de relato se multiplican exponencialmente. Lo que si se sabe es que el episodio puede durar entre los 60 minutos y los 90, dependiendo de esas elecciones que se hacen con el ratón en el ordenador, con el dedo en el iPad y con el mando desde casa (no funciona con ChromeCast ni Apple TV).
Desde el primer minuto las intenciones se dejan claras, una voz en off en la que se lee el título del episodio te avisa de que esto es interactivo, y que tendrás que elegir opciones que alterarán la historia. La primera pregunta está clara: ¿lo entiendes?. Si dices que no te lo vuelven a explicar, si dices que sí, el logo de Black Mirror aparece en pantalla y comienza la historia en sí, la de Stefan, un joven programador de videojuegos que quiere que le contraten en la década de los 80, en plena explosión de Atari y los PCs para desarrollar el suyo, que obliga al jugador a tomar también decisiones. Referencias meta, a lo Black Mirror.
La historia empieza a tomar tintes de Atrapado en el tiempo, y todo el rato se reflexiona sobre si uno puede elegir su destino, o si estamos condenados a vivir experiencias pase lo que pase. Las primeras elecciones parecen livianas… o no. Elegir los cereales que come Stefan, la música que escucha… pero la cosa se va complicando, ¿debería coger ese trabajo?, ¿debería responder a su padre? Todo va adquiriendo un toque enfermizo a golpe de click y las elecciones son cada vez moralmente más discutibles y complicadas, lo que provocará entrar en una espiral psicótica y violenta. Como en la vida, hay cosas que no se pueden cambiar, y el pasado es parte de ello. La muerte de su madre sólo da una opción posible, porque lo que ya ha ocurrido tiene que seguir pasando.
Cada decisión se acompaña de una música desasosegante y con un contabilizador que mete más presión al espectador. Si no eliges, Netflix lo hace por ti. Si nunca eliges, verás la historia ‘estándar’. Si eliges, estás condenado a verla más veces para ver más opciones.
Para este revolucionario capítulo (que bebe de esas míticas novelas, pero también de los videojuegos a los que hace constante referencia), Charlie Brooker ha confiado en David Slade, director de Hard Candy y del episodio Metalhedad de Black Mirror. Dos mentes perversas que harán que en nochevieja y en el comienzo de 2019 todo el mundo hable de una cosa: ¿qué final tuviste en Bandersnatch?