La tercera temporada de La Casa de Papel está a la vuelta de la esquina. Tras el éxito de los ladrones enmascarados con la careta de Dalí, la nueva entrega enfoca la trama en la detención de Río, quien obliga a El Profesor (Álvaro Morte) a reunir otra vez a la banda. La misión está clara: "Hay que rescatarlo".
La forma de hacerlo, una vez más, será "haciendo mucho ruido". No hay vuelta atrás. Las torturas a las que es sometido Río son una declaración de guerra, y ellos son la resistencia. Además, una de las incógnitas que más expectación ha causado es la reaparición de Berlín (Pedro Alonso), quien aparentemente había fallecido.
EL ESPAÑOL ha charlado con los protagonistas y directores de la premiada serie, la mayor producción española de Netflix, sobre el rodaje y lo que ha supuesto ser parte de un proyecto de tal magnitud.
Esta vez, la plataforma de streaming no ha escatimado en gastos. La grabación se ha realizado en España, Reino Unido, Italia, Tailandia, Panamá y Guna Yala, una pequeña comarca que hace frontera con Panamá pero que tiene un gobierno propio. Alex Pina, creador de la serie, cuenta cómo un consejo de sabios se reunió en una "cabaña de paja" para decidir si el equipo tenía permiso o no para grabar en sus islas. "Si hubiesen dicho que no, tendríamos que haber buscado un nuevo destino", confiesa.
Por suerte, aquel consejo aceptó las peticiones de Pina y Jesús Colmenar, productor ejecutivo de la serie. Allí rodaron las escenas del nuevo paraíso de Río (Miguel Herrán) y Tokio (Úrsula Corberó).
Y es que la internacionalización no solo ha pasado por los sets de rodaje. El éxito de La Casa de Papel se extiende a todo el mundo: desde Brasil hasta Turquía. Pina ha comentado que la serie siempre ha mantenido un ADN mediterráneo. "Hemos metido diálogos que solo los españoles van a entender y que son difícilmente traducibles a los demás idiomas". De todos modos, tanto el director como Colmenar coinciden en que han tenido en cuenta la 'universalidad' de la producción de Netflix para la elaboración del guion.
El cambio de escenario no es la única novedad de esta edición. El eje cronológico será uno de los elementos más complejos que presenta Netflix. Esta temporada está conformada por "5 capas de tiempo que se suceden en un flujo continuo. Es un juego de distribución de tiempos. El espectador lo tiene que estructurar como un puzle", explica Pina.
Difícil lidiar con la fama
Uno de los puntos en los que concuerdan los integrantes de La Casa de Papel es la fama que han adquirido todos los actores (o casi todos). Sin embargo, Hovik Keuchkerian, quien se ha sumado esta última temporada e interpreta a Bogotá, declara entre risas que a él solo le conocen "en su pueblo".
El día en el que se dieron cuenta de la dimensión que estaba teniendo la serie en el ámbito internacional fue en Florencia. "Estábamos rodando una escena muy íntima que requería mucha concentración y silencio. Había miles de fans, eso parecía un estadio de fútbol", recuerda Colmenar. Tuvieron que cercar la plaza Michelangelo de la localidad italiana para continuar con el rodaje. "Eso sí, respetaban el trabajo", matiza el productor. Cuando pedíamos silencio no se escuchaba una sola alma". No obstante, una vez llegados al descanso, la gente no paraba de gritar y de cantar el Bella Ciao, tema que se ha convertido en símbolo de La Casa de Papel. "Álvaro Morte y Pedro Alonso eran los Beatles de allí. Tuvimos que sacarlos en una furgoneta que no paraban de perseguir".
Decidí irme a Grecia para desconectar un poco y fue la peor decisión de mi vida
Úrsula Corberó, por su parte, asegura que aunque ella esté acostumbrada a la fama, su papel de Tokio "ha traspasado fronteras". "Le dije a mi chico que nos fuéramos a Grecia para desconectar un poco de todo y fue la peor decisión de mi vida. Creo que Grecia es el lugar en el que más me conocen del mundo".
Algo parecido le ocurre a Miguel Herrán, quien ha saltado a primera línea de los focos gracias a La Casa de Papel. "Yo nunca había tenido esa sensación de fama. Gané ese Goya en 2016 [por su papel en A cambio de nada] pero a los tres días no se acordaba de mí ni mi madre", comparte con este periódico. Asimismo, quien hasta ahora tenía unas rutinas muy marcadas ha visto como poco a poco se le han ido alterando debido a la trascendencia de la serie. "Ahora ya no tardo 10 minutos al gimnasio sino 25 por las fotos que me piden. Hasta me quitan los auriculares sin mi permiso". También coincide con Corberó sobre la dificultad de viajar al extranjero: "Si te agobias no te puedes escapar a ningún lado. Estás jodido".
Sin embargo, todos coinciden en que esta aventura es un sueño del que no quieren despertar. La dirección ya ha confirmado una cuarta temporada aunque todavía no se han dado más detalles sobre el conflicto al que se enfrentarán —ni siquiera han avanzado si tendrá relación con la tercera—. "Hay muchas cosas que robar todavía", es lo único que ha mencionado Álex Pina.