En 2011 llegaba una serie que dinamitó la cabeza de todos los espectadores. Se llamaba Black Mirror, y presentaba un futuro cercano pesimista que servía para analizar nuestra sociedad mezclando dilemas morales y una reflexión sobre la excesiva presencia de la tecnología en nuestras vidas. El primer episodio fue revolucionario, aquel Himno nacional, en el que el presidente británico era chantajeado para evitar la muerte de un miembro de la familia real.
Desde entonces su creador, Charlie Brooker, ha ido tratando temas con los que se ha adelantado a la realidad en sus cinco temporadas que se pueden ver en Netflix. Políticos que eran un personaje de animación y se presentaban a presidente (un anticipo de Trump), tu vida predefinida por los likes que te dan en redes sociales, chips para controlar a los hijos... situaciones que no han tardado en aparecer en nuestras vidas de una forma u otra.
Y hasta al coronavirus se adelantó. Los perros-robot que se han visto en Singapur estos días controlando que se cumple el distanciamiento social son exactamente iguales que los que se pudieron ver en Cabeza de metal, el episodio de la cuarta temporada en blanco y negro y que, allí, cazaban humanos. Cualquiera que haya visto Black Mirror ha sentido un escalofrío al ver esas imágenes. Los que no la hayan visto tienen ahora una oportunidad perfecta.