Es difícil hablar de Bajocero, la última película española que ha llegado a Netflix, sin cometer spoilers. El thriller que ha dirigido Lluís Quílez se plantea como un thriller en el que un furgón policial que traslada a ocho presos es asediado por la noche, pero conviene guardar el secreto de los giros que vienen a continuación. El espectador acompaña a Javier Gutiérrez, el policía que conduce el furgón. Su punto de vista es el del protagonista, y con él va descubriendo las sorpresas que esconde este filme con un debate final en torno a la justicia y lo que es moral o no.
Esa presencia que acosa el furgón tiene primero la voz y luego el cuerpo de Karra Elejalde, perfecto en un cambio de registro y en un personaje que guarda también varios de esos giros, y que cuenta con humor que se enfrenta a la entrevista “con torería y haciendo juegos de malabares” para intentar no desvelar nada. Una película que juega con los géneros y evoluciona del terror al thriller de acción y venganza para terminar virando al western, una mezcla que Javier Gutiérrez confiesa que ya estaba en el guion.
“Había referencias a Peckinpah, a Carpenter, a Perros de Paja… y con esas referencias jugaba Lluis Quílez, el director, tanto en el guion como rodando. Quería una película atípica, que no fuera un thriller más, un mero entretenimiento. Que tras ese tono seco hubiera una reflexión final, un debate para el espectador, y creo que en ese tramo final está el meollo y lo que hace a Bajocero distinta a otras propuesta de género”, asegura Gutiérrez a este medio. Un tramo que como dice Elejalde, la “redondea”, porque “no es habitual en este género que haya planteamientos con una reflexión ético-moral e incluso jurídica… eso es un hallazgo y es un don de la película”.
Un thriller que entronca con otras propuestas del cine español, que en este año de pandemia ha seguido estrenando y arriesgando, algo que destaca también Javier Gutiérrez: “está mal que yo lo diga, que estoy dentro, pero en este momento en el que se estrenan cosas tan banales, es llamativo que el cine español apueste por el cine de calidad, un cine que no embrutece ni entontece al espectador sino que apela a su sensibilidad y su inteligencia”. Para él la película habla “de la indefensión del individuo ante un sistema fallido. Un sistema en el que está por ver si lo ético y lo justo es tomarse la justicia por su mano, y más siendo un policía como mi personaje.
“Es muy interesante, y estoy intrigado por ver cómo responde el público ante la reflexión final, que es de lo más sorprendente que he visto recientemente”, añade. Una reflexión que para su compañero seguramente será aplaudida por “la mitad de la sala”, aunque también cree que cuando luego hablen de la película con los amigos se lo replanteen y piensen si deberían haberlo hecho. Algo que para él no se encuentra en muchos thrillers de este tipo.
Está mal que yo lo diga, que estoy dentro, pero en este momento en el que se estrenan cosas tan banales, es llamativo que el cine español apueste por el cine de calidad
Una película que ha sido un reto físico, y que les ha puesto a las órdenes de un realizador exigente capaz de repetir decenas de veces cada toma. “Quílez es muy exigente. Mucho”, subraya Karra Elejalde, que recuerda que ha habido escenas de un minuto que tuvieron 23 tomas, a lo que había que sumar 23 réplicas y otras 14 tomas de planos cortos. Todo rodado en un paisaje natural y con un frío considerable. “Y cuando crees que ha terminado la noche y el frío llega el furgón, que esa sensación de claustrofobia del espectador la vivimos durante tres semanas los ocho actores y el equipo técnico que estábamos dentro. Después vino una semana rodando metidos en el agua y un final muy físico. Ha sido una película extremadamente dura y exigente para los actores”, completa Gutiérrez.
Los dos actores han vivido un año extraño, ya que aunque los cines hayan cerrado ellos han seguido rodando. Karra Elejalde a las manos de Alejandro Amenábar en su primera serie, un set en el que cuenta que le hicieron cinco pruebas por semana. Y a pesar de todo reconoce que ha tenido “cierto miedo”. “Piensa que cuando estas en el set de trabajo, por muchos protocolos que haya, en el ensayo y en el rodaje el único sin mascarilla es el actor. Pero a pesar de todo das gracias, porque piensas en todos los proyectos que se han caído… yo me puedo dar con un canto en los dientes cuando veo a tantos profesionales y actores a los que la pandemia les ha dejado sin trabajo”.
Javier Gutiérrez espera que cuando todo esto pase y se vuelva “a una normalidad”, la gente y las autoridades se acuerden de que la cultura “estuvo en la primera línea y ha sido un bálsamo y un acompañamiento para mucha gente sola, enferma o en familia. Espero que eso no se olvide, porque la cultura va a necesitar del apoyo del público”.
También te puede interesar...
• El ‘22 de julio’ que aterrorizó a Noruega: las miniseries y películas sobre la tragedia
• Netflix y Amazon no deberían convertir Hollywood en un mercadillo con la pandemia