Si la Casa Real británica contaba con que la gente no siguió en su momento la noticia del escándalo del príncipe Andrés o que ya lo había olvidado, la película La gran exclusiva de Netflix está aquí para que todos revivamos la desastrosa entrevista que le hundió en la miseria por su asociación con Jeffrey Epstein; relación que mantuvo incluso después de que este fuera procesado por pedofilia y tráfico de menores.
"Me quedé en su casa porque era conveniente" dice el otrora hijo predilecto de Isabel II en un momento de la entrevista. La real y la que recrea la película. Uno de los varios que causan perplejidad absoluta, pero no comentaré ninguno más, porque la película es digna de ver e increíblemente tensa se conozca o no su clímax final.
Inspirada en hechos reales y basada en Scoop: Behind The Scenes of the BBC's Most Shocking Interview, de la productora del programa de BBC Newsnight, Sam McAlister (Billie Piper), la película cuenta la historia tras bambalinas de cómo se hizo posible esta hora televisada, considerada la "primicia de la década", y que fue el catalizador público de la caída del príncipe Andrés (Rufus Sewell).
Desde las largas negociaciones de la productora Sam McAlister con el palacio de Buckingham hasta el emocionante careo forense de Emily Maitlis (Gillian Anderson) con el príncipe, La gran exclusiva es un relato de un periodismo que en los tiempos que corren se siente tan aspiracional como una historia sobre la magia de la Navidad o del encuentro del amor verdadero.
La película resuelve las tres preguntas que una puede hacerse después de ver el despropósito bochornoso que fue aquella hora de entrevista. Por un lado, cómo la consiguió este programa de BBC que estaba en la cuerda floja. Por otro, ¿por qué accedió a hacerla el príncipe? Y más increíble aún, ¿por qué en las 48 horas posteriores no hubo ningún intento de impedir que la emitieran?
La respuesta a las dos últimas preguntas podría resumirse en un sentimiento de privilegio, que no solo produce en quien lo tiene una coraza contra la mera idea de tener que pagar consecuencias, también un delirio que distorsiona la imagen de sí mismo que proyecta a los demás. Porque solo así se entiende que acabes esa entrevista y te levantes orgulloso diciendo "pues ya estaría".
Así como en la entrevista que se grabó en palacio el 14 de noviembre de 2019 era vital que Emily Maitlis instaurara con absoluta precisión el tono y atmósfera, para que su entrevistado se sintiera cómodo sin que ella perdiera un ápice de control, en la película era clave que esa escena funcionara para que todo lo que se había construido antes y lo que vendría después no se sintiera forzado. Y les salió bien.
El resultado es un thriller tenso, que a pesar de lo escabroso del tema y de que cinco años después el príncipe Andrés siga campante, sin mayores consecuencias que el despojo de sus títulos y el exilio de las redes sociales oficiales de la Familia Real, consigue dejar con buen sabor de boca con su relato heroico de periodismo clásico. De ese que ya no hay.
La casualidad ha querido que su estreno en Netflix se sienta más actual y relevante que nunca. No solo por un posible paralelismo con la desastrosa gestión de crisis de comunicación de Buckingham en los últimos meses, sino porque debido a la enfermedad del rey Carlos III de Inglaterra, su hermano Andrés ha vuelto a aparecer recientemente ante los medios y la opinión pública. Y qué es noticia, cuándo, por qué y quién lo decide, es precisamente uno de los motores de La gran exclusiva.
Disfrutad de la temporada de The Crown que nos negó Peter Morgan.