"¡Mari, que ese tío de ahí lleva una espada en lo alto!". El comentario se ha escuchado en la avenida de la Constitución cuando la procesión que conmemora los 775 años de la Reconquista de Sevilla ha salido por las puertas de la Catedral. Es la primer vez en años que el arma del Rey Santo abandona el templo y lo rodea. La ocasión lo merecía. 

No está claro si la tal Mari se ha sorprendido tanto como la señora que la acompañaba pero la cuestión es que a la celebración, que se produce cada año pero que este año es especial, ha despertado interés. Desde las ocho y media de la mañana había gente en la Catedral. El interior, amplísimo como sabe cualquier sevillano, ha sido a ratos un hervidero de gente.

Además de la salida a la calle, la procesión de este año ha tenido dos novedades más. En primer lugar, ha discurrido por le ya renovado Sagrario de la Catedral, en obras hasta hace poco. Además, era la primera vez que el alcalde, José Luis Sanz, hacía los honores de portar la espada de San Fernando, 'Lobera', en el recorrido del cortejo. 

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El guion, por lo demás, ha variado poco con respecto a otros años. Se ha sacado la reliquia de Alfonso X el Sabio, la Virgen de la Batalla, la espada y el pendón. Los concejales han pasado por delante de la estatua de San Fernando donde solo el exalcalde Antonio Muñoz ha levantado la mirada. 

Pero en un día soleado aunque algo frío, la avenida de la Constitución estaba concurrida. El público voluntario -los que han acudido a ver la procesión- se ha sumado a los curiosos que se han encontrado con la procesión que ha rodeado la Catedral. 

Entre esos curiosos había mucho extranjero, ajeno a la cuestión. Una turista oriental ha dado un bote cuando, al intentar acceder a la zona donde se montaba el cortejo, alguien de seguridad le ha llamado la atención. 

Misma sorpresa la de un curioso al que el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp le ha recordado de forma discreta una norma básica de urbanidad: en un templo sobran las gorras. Tras el chasquido de dedos del cura, el reprendido se ha descubierto con cara de bochorno. 

Multitudinario dentro y fuera

La procesión en honor de la reconquista de Sevilla ha sido multitudinaria. Dentro del templo, donde se han celebrado dos misas -antes y después del cortejo- y fuera, en la calle.

Especialmente numeroso era el público frente a la puerta de Palos, en la trasera de la Catedral, donde ha entrado de nuevo la procesión tras recorrer el lateral del templo por dentro de las cadenas. 

En ese momento han sonado todas las campanas de la Giralda. En la acera del Palacio Arzobispal abundaban los turistas extranjeros que, divertidos, tomaban fotos del alcalde y la espada. Más cerca del cortejo, los sevillanos.  

La celebración, recuerdan desde el Ayuntamiento de Sevilla, conmemora la entrada en la ciudad de San Fernando, patrón de la villa. Fue el 23 de noviembre de 1248 cuando sus tropas conquistaron la Isbiliya islámica "dando fin a más de 500 años de dominación musulmana en la ciudad"

La gesta, añaden, "dio pie a un nuevo periodo cristiano en la ciudad". Detalles que, quizás, Mari ya conocía pero no su acompañante, asombrada por la espada y el alcalde.