Viene cargado el arranque de año de novedades para uno de los asuntos más polarizadores de Sevilla: los pisos turísticos. Estas viviendas contarán con medidores de ruido para evitar los excesos de los visitantes, no tendrán candados para acceder a ellas y, además, se instalarán puertas automatizadas.
Son novedades incluidas en el "código de buenas prácticas" acordado entre el ayuntamiento y la Asociación de Profesionales de Viviendas y Apartamentos Turísticos de Andalucía (AVVAPro). "Una carta de intenciones", aclara a EL ESPAÑOL el portavoz de AVVAPro, Carlos Pérez-Lanzac, que precisa enseguida que el documento esbozado exige trabajo antes de que desemboque en un convenio que puedan firmar las partes.
Esta es la primera matización sobre el estado de la cuestión que introduce en entrevista con este periódico, en la que subraya en varias ocasiones algo que obsesiona a la asociación: la necesidad de borrar lo que entienden como prejuicios infundados hacia su actividad y, de paso, alguna hipocresía que les cansa y que han notado hasta en el ayuntamiento.
Porque en la anterior administración, cuenta, hubo quien le admitió en privado que el monstruo "no era tan terrible" como lo pintaban; incluso que era al revés: que traían beneficios a la ciudad porque impulsaban la rehabilitación de edificios en ciertos barrios. "Pero en público no se llegaba a decir", suspira.
¿Qué supone tener entre manos esta 'carta de intenciones'?
Bueno, de entrada es un cambio bastante radical con respecto al anterior equipo de gobierno.
¿En qué sentido?
Pues por lo pronto este es un ayuntamiento que se está sentando con el sector, que está escuchando y que quiere hacer las cosas bien, con datos, conociendo la información real y dejándose asesorar. Porque esos datos no siempre se saben interpretar.
Por ejemplo, el número de licencias. Tú en Sevilla puedes decir que hay 8.000 licencias, pero de ésas a lo mejor solo 3.000 están activas. Entonces ese dato lo tienes que saber interpretar y saber si realmente Sevilla tiene un problema. Ellos ya están mirando con una lupa, que era lo que habíamos pedido a las administraciones: que se mire esto con rigor, y no criminalizar a un sector.
AVVAPro insiste en que el principal problema que tiene Sevilla con la vivienda es que tiene mucho inmueble vacío. Según los datos que manejan, extraídos del INE, el 10% de las viviendas de la ciudad están vacías; en números redondos son casi 100.000.
¿Creéis que la percepción de los pisos turísticos en Sevilla está sobredimensionada?
Absolutamente. Aquí hay una situación que ha sido un poquito irresponsable por parte de ciertos grupos de interés que no han medido las consecuencias de levantar estas falsas acusaciones. Por ejemplo algunos partidos políticos; el caso de Barcelona es obvio. Pero en todos los ayuntamientos donde hemos visto este sesgo más beligerante contra nuestro sector es donde el turismo se juega mucho más. ¿Qué ha pasado? Que al final, cuando tú al sevillano lo bombardeas de desinformación, acaba pasando que se cree la mentira. Y la consecuencia es un cierto rechazo hacia el turismo que es tremendamente peligroso.
Tenemos datos que reflejan que Andalucía está muy lejos de tener un problema de turistificación. Lo que sí tenemos son ciertos ayuntamientos que tienen un problema de gestión del éxito.
¿Es el caso de Sevilla?
No puedes concentrar toda tu actividad... O sea, hay una zona de interés, donde están el Alcázar, la Giralda, la Catedral, Tetuán, Sierpes... donde está toda la zona comercial, pero que eso históricamente en Sevilla siempre ha sido así. ¿Qué pasa? Que Sevilla tiene una época de florecimiento muy importante a nivel turístico y obviamente pues estas zonas hay que descongestionarlas. ¿Cómo se puede hacer esto? Oye, pues distintos precios, distintas horas del día en distintos momentos en el Alcázar y buscar esos picos de mayor afluencia y descongestionarlo, o generar mayor actividad de ocio en otras zonas de la ciudad.
¿Qué más pueden hacer los pisos turísticos para reducir el impacto que tienen sobre los residentes?
Lo que hacen faltan son medios. En Málaga tenemos una certificación que nos muestra en temporada altísima, la Feria de Málaga, que cuando hay incidencias relacionadas con el sonido se les llama y se les dice 'oye, cuidado'. La mayoría de los casos son familias o colegas con los que se tiene una conversación y enseguida baja. ¿Que no? Se manda una persona y se les corta el rollo. Bueno pues incidencias que hayan requerido una intervención suponen el 0,05% de las pernoctaciones.
Entonces, ¿qué hace falta? Medir, tener datos. Ése es el primer paso. Porque te encuentras a gente que tiene una opinión súper pasional y no tiene ningún dato. Se han juntado asociaciones de vecinos a las que le ha interesado usar esto, partidos políticos que también tienen ahora mismo la bandera en contra del turismo, y obviamente hay intereses hoteleros que tienen gran influencia y gran presencia institucional. Juntas eso y obviamente somos responsables del incremento del precio de la vivienda, del turismo low cost y de los problemas de convivencia.
Se supone que esa medición va a contemplarse ahora en Sevilla con las medidas que se tomen ese código de buenas prácticas negociado con el Ayuntamiento. Siendo así, ¿qué mensaje lanzáis desde los pisos turísticos a los vecinos de la ciudad?
Lo primero, que el sector está totalmente fiscalizado y controlado y que no hay un conflicto con la vivienda turística. Y que además hay herramientas para actuar. Es decir, que por parte de la asociación hay tolerancia cero ante cualquier mal acto. Es como si llega a un hotel, a un restaurante, un tío borracho y empieza a generar conflicto, o sea, con personal, inquilino u otros clientes.
Nosotros en el sector no queremos ese tipo de actor, que también es otra de las cosas que estamos pidiendo al Ayuntamiento de Sevilla. El ayuntamiento tiene una especie de servicio de sereno y oye, si nosotros desde el sector necesitamos la asistencia para llamar al orden a alguien, que tengamos ese amparo y que también se cuente con ello.
Estamos además planteando incluso poner un servicio de mediación, es decir, para que cuando haya conflicto entre un vecino y una vivienda turística, nosotros podamos atender. Tenemos el sonómetro, tenemos la fianza, es decir, que se puede sancionar al inquilino. Es decir, hay muchos mecanismos para que una vivienda no sea conflictiva.