Sevilla

Sevilla tiene olores muy tradicionales. Algunos de ellos emocionan a sus habitantes como el azahar, que es señal de la primavera; o el incienso, que es síntoma inequívoco de Semana Santa. Otros, por contra, evocan a una gastronomía que reúne lo mejor de lo tradicional sin olvidar los toques de vanguardia.

Es lo que sucede a todos aquellos que penetran en uno de los entornos más comerciales de la capital hispalense, la calle Tetuán, donde se encuentran las principales tiendas de ropa.

Allí siempre se percibe un aroma inconfundible que todos los sevillanos reconocerán. Procede de la calle José de Velilla, del bar Blanco Cerrillo y sus boquerones en adobo.

[Las mejores croquetas de Sevilla están en este bar: su receta está ‘prohibida’ siete días al año]

El olor se nota incluso en el interior de las tiendas anexas, lo que inevitablemente despierta el hambre. Casi todos los que pasan cerca se ven seducidos y acaban entrando para degustar su tapa clásica.

Su barra está muy demandada

El Blanco Cerrillo es una típica bodega sevillana con tapas, medias y raciones tradicionales, tales como la ensaladilla, las croquetas o su tortilla campera. También hay calamares y otro pescado poco ofertado en Sevilla como la pescada frita y sus pavías, hechas con este ingrediente.

Sin duda, su especialidad son los boquerones en adobo, siempre acompañados de picos. En su cocina se fríen cada día cerca de 50 kilos. Así, no es de extrañar que el inconfundible olor se perciba nada más pisar Tetuán e incluso en los locales de alrededor.

La típica tapa de boquerones en adobo del Blanco Cerrillo

Por dentro es un bar muy tradicional en el que no es sencillo encontrar un hueco en la barra. Conviene armarse de paciencia también para encontrar una mesa en sus veladores exteriores. Suele haber colas muy grandes. Además, no admiten reservas.

Los turistas se han unido en los últimos años a la tradición de muchos sevillanos de tomarse una tapa de boquerones en adobo tras su mañana o tarde de compras. El olor es una llamada difícil de rechazar para muchos.

Saga desde 1926

El Blanco Cerrillo es una saga de hosteleros que comenzó en 1926. José Blanco Cerrillo abrió un bar en Marchena y poco después otros dos en Sevilla, en la Alfalfa y en la calle Carpio.

Sin embargo, fue su hijo Francisco Blanco, quien triunfó al adquirir este local en la calle José de Velilla. El hijo de este, también José Blanco, empezó a dirigir el negocio en 1992.

Hoy en día sigue al mando con la ayuda de su hijo, Daniel Blanco. Tienen otros dos establecimientos en Gines y en Triana, donde es posible degustar sus boquerones en adobo. Incluso uno de los primos de la familia tiene otro negocio en el barrio de Pío XII, donde la receta es similar.

Aunque todos tienen buena afluencia, es el establecimiento de la calle José de Velilla el que sigue cautivando cada día a todos los que pasan cerca por su olor, que se ha convertido en una de las señas de identidad del centro de Sevilla.