La corrida de Jandilla ha sido, por el momento, la corrida con los animales más entipados de la feria. Con seis pinturas de toros enterró el mito del "toro de Sevilla" y una pregunta que suena con fuerza cada vez que sale un toro alargado, con mucho hueso o anovillado, es decir, más bien feo: "¿No hay más toros en el campo?".
Ese que por hechuras no tiene más remedio que embestir fue Zacatecas, guapo a rabiar, y que seguramente la cuadrilla de Tomás Rufo se frotaría las manos cuando sacó la bolita con su número. Y lo hizo, pero con tal torrente de bravura que a veces desconcertaba al torero.
Y también al picador. Manuel Ruiz Román, de la saga de los Espartaco, lo citó de lejos y el animal se arrancó con tal fuerza que casi lo descabalga. Realmente lo salvó José Mari Manzanares, quien saltó como un gamo al lomo del caballo para tirar del cuerpo del picador y evitar que se cayera sobre el toro. Sin duda, el quite providencial de la feria y es que esto también es el toreo.
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Ya con la muleta, Rufo comenzó de rodillas, tragando quina en la primera tanda, y después el viento no le ayudó en los medios. Ni el viento, ni su complejo carácter. Porque siempre humilló, pero cuando le exigió por abajo no quería dejarse dominar o Rufo, al que Sevilla admira con dos Puertas del Príncipe, tampoco supo dar con la difícil tecla exacta.
Cuando paró la música, sí atacó el toledano, pero más desajustado bajando la intensidad de la faena. No obstante, si lo llega a matar, el público probablemente le hubiera pedido la oreja.
Al sexto lo recibió a portagayola y lo lanceó en los medios a pies juntos. Con la cara arriba y saliendo suelto de los puyazos, con la muleta apenas pudo ligar los muletazos antes de que acabara rajado.
Lo mejor que hizo Manzanares en la tarde, y en la feria (este año no ha tenido mucha suerte con los lotes) fue salvar de la caída al picador Manuel Ruiz. Con su soso primero estuvo muy desajustado en tandas muy cortas y con el trasteo que le hizo a su otro soso sexto se aburrieron los tendidos.
Alejandro Talavante, el tercero de la terna que colocó el cartel de 'No hay billetes', abrevió con sus dos animales por su aplomo y sosería. Y mira que el quinto, por hechuras de "toro de Sevilla", parecía otra cosa. Qué verdad es que, como dice el refrán, "con lo bonito no se come", ni que Jandilla suela criar animales tan descastados.