Los mejores caracoles de Sevilla no se venden ni en Triana ni en la periferia. Aunque en los barrios de la ciudad hay grandísimos templos de este plato que entra en temporada según pasa la Feria de Abril, los mejores están, probablemente, en un bar centenario escondido en el Centro de la capital andaluza.
La receta de los caracoles es un secreto en casi todos los bares donde se sirven. Cada cocinero tiene su combinación precisa de condimentos que le da el sabor a la salsa, la clave de este plato que tiene fanáticos y detractores a partes iguales.
Los que, posiblemente, sean los mejores caracoles de Sevilla es, a la postre, una cuestión de gusto. Quien los prefiera más picantes, tendrá otros favoritos en la ciudad. Para quien la clave esté en un sabor más suave, habrá otras opciones.
Sin embargo, una de las mejores de caracoles en Sevilla, porque consigue un sabor que gusta a (casi) todos, está en una bodega fuera de las rutas habituales de bares de la ciudad. Es muy complicado encontrar a un extranjero en este templo de los caracoles.
Bodega Umbrete
La bodega se encuentra en el Centro de Sevilla. Se trata de la Bodega Umbrete, una casa casi centenaria -abrió en 1929- que sirve caracoles hace décadas. Solo lo hace en temporada, claro, desde finales de abril o primeros de mayo y hasta primeros de verano.
El nombre de este bar donde se sirven uno de los mejores caracoles de Sevilla no es casual. La familia que lo regenta -van ya por la tercera generación- son de Umbrete. Uno de los nietos del fundador es Raúl Infante, que se ríe cuando se le pregunta por el secreto de sus caracoles.
"Eso no se puede contar, es una receta secreta", señala. "Es una cosa de familia y si lo contamos...", añade. Aunque no desvela cómo los hacen sí que explica que venden hasta 70 kilos de caracoles cada día.
El precio de la tarrina
Y podrían ser más, indica Infante. "Paramos porque no nos da tiempo, pero podríamos vender muchos más". Los tienen, cuenta, a 9 euros la tarrina grande y 5 la chica. Son un kilo y medio kilo. Las cabrillas, que también las trabajan, a 10 y 6 euros dependiendo del tamaño.
En este bar ubicado en la plaza del Pumarejo empezaron a hacer caracoles hace casi medio siglo. Pero también tienen guisos y serranitos en la carta. Sin embargo, cuando llega la época de los caracoles, los quitan. No les da tiempo a cocinar y despachar todo a la vez.
¿La cuarta generación seguirá sirviendo caracoles en este bar? No se sabe, señala Infante. Sus hijos tienen 19 y 21 años "pero buscan en otras cosas, no en esto", señala.
Junto a la Macarena
Pero tienen cuerda para rato. Y un lugar apartado del ruido en una plaza junto al palacio del Pumarejo. En otras épocas, sitio conflictivo, pero no ahora, destacan en este bar con uno de los mejores caracoles de Sevilla.
"Esto ha cambiado mucho para mejor últimamente. Antes había mucha indigencia, pero una cosa horrorosa. Ahora ya no", indica Infante.
Quienes se aventuren a comer caracoles en la Bodega Umbrete tienen a un tiro de piedra la Alameda así como la calle San Luis y la iglesia de San Luis de los Franceses, uno de los mejores ejemplos del barroco sevillano.
También la basílica de la Macarena y las murallas, que resistieron la piqueta y los ensanches en esa zona. Y la calle Feria, donde los jueves se instala el mercadillo más antiguo de Europa.