Tras 26 años de alternativa, Diego Ventura sale cada tarde a dar lo mejor de sí mismo y a casi reinventarse como dice él mismo. Tan autoexigente como siempre cortó cinco orejas en el cierre de la feria de Huelva, junto al rejoneador onubense Andrés Romero.
A sus diez años de alternativa, precisamente tomada en esta plaza y a manos de Ventura, Romero también hizo disfrutar al personal a pesar de torear lesionado por una luxación de hombro y en las costillas tras una caída sufrida hace unas semanas.
Los dos han salido a hombros tras una completa tarde, con lleno aparente en los tendidos, ya que el festejo de rejones es una de las más esperadas de la temporada onubense debido a la afición que se profesa en esta tierra al caballo.
Ventura cuajó un auténtico lío al tercero. Lo paró en los medios a escasos metros de la grupa de Velásquez. Se ajustó mucho en banderillas a la hora de clavar, a lomos de Fabuloso haciéndole quiebros por dentro.
El momento culmen llegó con Bronce, un caballo de un gran temperamento que parecía que iba a comerse al toro literalmente sin ninguna cabezada ni riendas que lo retuvieran.
Se llevó una sonora ovación al despedirse del público sin volverle la cara. Tras la pega de un grupo de forcados, que apostaron por las cercanías, Ventura coronó su obra sobre Guadiana con las banderillas cortas al violín, dos rosas y un rejón muy efectivo.
Pero Ventura salió a completar la tarde con el quinto, al que también cortó las dos orejas. El espectáculo estuvo servido con Nómada y Nivaldo en banderillas, con los que calentó a los tendidos. Invitó al sobresaliente Andrián Venegas y clavaron ambos banderillas haciéndose los quites el uno al otro.
Volvió a la carga con Bronce de nuevo sin cabezada y metiéndose en terrenos comprometidos. Remató su faena con un rejón de muerte muy efectivo al mismo tiempo que puso en pie a Mezcal y a gran parte del público, que llegó a pedirle el rabo. Con el primero, que se lo brindó a Andrés Romero, tuvo menos opciones por su complejidad.
Otras dos orejas cortó Andrés Romero al último de la tarde con el público entregado al rejoneador onubense. Mostró un gran nivel ante la nobleza que le entregó el de Bohórquez.
Lo paró pronto con Obelisco con el que lo enceló a escasos milímetros de la grupa y lo templó con Fuente Rey exponiendo mucho en banderillas. Esta vez sí entró el rejón y su labor fue premiada con dos orejas, justo después de una nueva actuación de los forcados.
Antes cortó otra al segundo de la tarde, un toro que siempre lo midió. El onubense, visiblemente mermado por la lesión que arrastra tras la caída, expuso mucho, sobre todo a lomos de Guajiro, estrella de su cuadra, y pisó terrenos comprometidos, pese a la falta de transmisión del astado.
Con el cuarto no tuvo opciones porque se lesionó parecía medularmente, a pesar de que aparentó buena condición. Lo intentó encelar con Fuente Rey y consiguió lucirse con Kabul realizando ajustados quiebros. Lo brindó a Manuel Sánchez Durán y Germán Del Pozo, dos alumnos suyos y que quieren seguir sus pasos, pero finalmente lo tuvo que descabellar directamente.
A pesar de ello, finalmente, sí pudo acompañar a Diego Ventura en la salida a hombros en un festivo cierre de las fiestas Colombinas que ha conmemorado este año el 40 aniversario de la plaza.