
Una receta típica de la Cuaresma.
El truco de mi abuela Paqui para que el potaje de vigilia quede de diez en Semana Santa: "Típico de mi pueblo"
Esta sevillana trae el secreto imprescindible para que este plato típico quede de rechupete en Cuaresma.
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Con la llegada de la Cuaresma en Sevilla, muchas familias recuperan las recetas más tradicionales de estas fechas. Y entre ellas, el potaje de vigilia ocupa un lugar muy especial.
Este guiso, a base de garbanzos y verduras, no solo es fácil y rápido de preparar, sino que también es saludable, económico y respeta la tradición de no consumir carne durante estos días.
Por ello, no lo he dudado y le he preguntado a mi abuela Paqui, para que nos cuente su secreto sobre cómo hacer tan rico este tradicional potaje, que ha pasado de generación en generación en su casa.
Plato popular en Cuaresma
"Hoy os traigo un plato típico de mi pueblo, Peñaflor, el último pueblo de Sevilla antes de llegar a Córdoba. Una receta que ya la hacía mi abuela en Vigilia, cuando salía el Cristo del pueblo", explicaba Paqui.
El potaje de vigilia es un plato humilde pero lleno de sabor, elaborado con ingredientes accesibles y muy nutritivos. Su base es sencilla: garbanzos cocidos, cebolla, ajo, zanahoria, pimiento y pimentón.
Ingredientes esenciales
- 2-3 dientes de ajo
- 1 cebolla
- 2-3 zanahorias
- 1 puerro
- 1 pimiento verde mediano
- Caldo de verduras
- Comino
- 1 cucharadita de azafrán
- Espárragos verdes
- Tagarninas
- Tomate frito
- 1 bote de alubias blancas cocidas
A pesar de su simplicidad, el resultado es un guiso reconfortante y lleno de matices, ideal para compartir con la familia en esta época del año.
Lo primero que se hace es picar todas las verduras del sofrito "muy chiquitas". Una vez cortadas, en una olla se ponen el ajo, la cebolla, la zanahoria, el puerro, el pimiento verde y una cucharadita de azafrán, que según nos revela Paqui "mi truco es usarlo en rama en vez de en polvo, para que sea más sabroso, ya que le da otro gusto al guiso".

Una receta tradicional de las abuelas sevillanas.
Tras ello, se sofríe todo con aceite de oliva y sal. Cuando esté "doradito", se añaden los espárragos y las tagarninas —"una verdura que se cogía en mi pueblo al laíto del río"— junto con un poco de caldo de verduras y una cucharadita de comino, se deja cocinar a fuego medio. Cuando todo esté "tierno", se incorporan las alubias, junto a una cucharada sopera de tomate frito.
Una vez que el guiso ha tomado consistencia y las alubias están en su punto, estará listo para servir. Como bien dice Paqui: "El guiso es sin carne y sin pescado, apto para todos los bolsillos".
Este plato, lleno de historia y tradición, sigue siendo una opción perfecta para disfrutar en familia durante la Semana Santa, manteniendo vivas las costumbres de antaño de las abuelas andaluzas.
Y es que al igual que su abuela le enseñó a ella esta receta, ahora Paqui nos la transmite a nosotros, con el deseo de que siga viva en muchas más mesas como la suya.