La Feria, un cóctel de tradición y modernidad, deja huellas en los pies y en el alma de quienes la viven intensamente.

Sevilla se viste de gala para dar la bienvenida a una de sus celebraciones más emblemáticas: la Feria de Abril. Pero detrás de la magnificencia de los farolillos y el bullicio del Real, se esconde un proceso meticuloso que abarca desde la elección del traje hasta la preparación de las casetas.

Los preparativos comienzan meses antes del inicio oficial de la feria. Las mujeres se sumergen en la búsqueda del traje de flamenca perfecto, un proceso que implica visitas a diseñadores, talleres de costura y pruebas interminables. Cada detalle importa: desde el color y el estampado hasta el estilo del traje y los complementos que lo acompañarán.

Los hombres también dedican tiempo a elegir su atuendo para la feria, optando por trajes corto o trajes de chaqueta más tradicionales. Algunos más atrevidos se colocan sombreros de ala ancha y los pañuelos al bolsillo de la chaqueta completan el look festivo.

Una vez que los trajes están listos, llega el momento de decorar las casetas. Familias y amigos se reúnen para pintar, colgar farolillos y adornar con flores cada rincón de estos espacios acogedores que serán el centro de las celebraciones durante la feria.

Cuando finalmente comienza, el Real se llena de vida y alegría. Amigos y familiares se reúnen para disfrutar de la música, la comida y la compañía y es cuando comienza esa gran pasarela. Este año 2024, como no podía ser de otra manera empezó la fiesta con la preferia y el famoso potaje que ofrecen a sus invitados los perfectos anfitriones Miguel Gallego y su mujer Rosa García Alonso y allí pudimos ver a José Víctor Rodríguez Caro de Victorio & Lucchino, a Fernando Murube al que fuera jefe de la Fuerza Terrestre, José Rodríguez con su mujer Yayo Pardo, al artista Antonino Parrilla.

Familia de Miguel Gallego en la caseta Migasa.

El domingo se organizó la 38º edición de la Exhibición de Enganches que en esta ocasión tuvo como madrina a la modelo vallisoletana Sandra Ibarra, como es un clásico en la cena anterior se entregaron los collerones de bronce que se entregaron a El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; el presidente de Caja Rural, José Luis García Palacios Álvarez y el coordinador del concurso de mantilla, Rogelio Gómez de Usín, han sido los galardonados con este reconocimiento.

Presidente RCEA con la madrina de honor y los premiados.

Continuó la feria con el premio Caseta de oro que entrega todos los años su propietaria Beatriz Valdenebro, marquesa de Torres de la Pressa y sus hijos Miguel Lasso de la Vega, vizconde de Dos Fuentes y Enrique Lasso de la Vega, conde de Casa Galindo y abogado del Estado. Derrick Rossi ha sido el premiado este año por su aportación de la vacuna Moderna. Acudieron a la entrega de este premio, Carlos Fitz-James Stuart duque de Alba, también el nieto de Pablo Ruiz PicassoBernard Picasso con sus hijos Alejando y Jorge.

Beatriz Valdenebro con el premiado.

 

Sin embargo, detrás de la diversión, hay un lado menos glamuroso: los dolores provocados por el calzado y el cansancio que acompaña a largas horas de baile y paseos por el Real.

Y es que, aunque la feria sea una fiesta para los sentidos, también puede pasar factura al cuerpo. Las largas caminatas entre caseta y caseta, el calor del sol y las numerosas tentaciones culinarias pueden hacer estragos en la línea y en la cartera.

Pero a pesar de los inconvenientes, la Feria de Abril es un acto social único en el mundo, que une a la ciudad en una explosión de color, música y tradición. Y aunque llegue el momento de despedirse, la espera para el próximo año comienza con la certeza de que la magia de la feria siempre estará presente en el corazón de Sevilla.

En la siguiente nos vemos y os seguiré contando qué pasó por aquí.