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Los universitarios de Sevilla adelantan a abril la odisea de buscar casa: o 1.000€ en residencia o pisos disparados

La búsqueda comienza cada año antes. Las inmobiliarias comienzan a atender a los estudiantes en mitad del curso anterior.

14 agosto, 2024 05:45
Sevilla

Pleno agosto y los estudiantes compaginan la tranquilidad que aportan las vacaciones de verano con el estrés que supone buscar piso. Sevilla está de moda para los universitarios y esto es algo que se ve reflejado en las llamadas a las inmobiliarias y residencias y los historiales de búsqueda en portales como Idealista o Fotocasa, donde en realidad estas son ya semanas 'in extremis' para encontrar alojamiento. 

Porque en realidad la carrera por encontrar un inmueble a buen precio y habitable empezó hace meses - muchos comienzan la búsqueda en abril - y se repite año tras año pero cada vez de manera más acentuada, lo que hace que los plazos se estén adelantando.

Estudiantes, trabajadores, parejas que quieren irse a vivir juntos... Todos compiten para encontrar un sitio digno donde vivir sin que el sueldo se les esfume en el intento. 

Es una tarea que se complica tanto en pisos como residencias, cuya estética ya queda lejos del que había hace unos años. Ahora la mayoría de estos espacios no tienen nada que envidiarle a un hotel de cinco estrellas. En sus páginas web ofertan, además de habitaciones individuales o compartidas, multitud de estancias como sala de cine, gimnasio o piscina por un precio que puede superar los 1.000€ al mes. 

En el otro lado del tablero están los pisos convencionales, que dependiendo de la zona parten desde los 650€ los más baratos, y hasta el alquiler de cuartos, que a veces incluso pueden igualar esa cantidad. Uno de los factores que jugaba - y lo sigue haciendo - en contra de estos inmuebles era la subida de los precios, sin embargo, ahora las residencias también lo hacen, y la única forma de encontrar algo que se ajuste al presupuesto es adelantarse.

Pisos VS residencias

Las contradicciones aparecen entre las residencias y las inmobiliarias cuando preguntamos quién tiene más demanda. Desde Red Pisos, Charo Ruiz cuenta a EL ESPAÑOL que muchos estudiantes vienen de las residencias huyendo de su normativa. Por otra parte, la residencia Santa Clara defiende que la demanda no para de aumentar y que incluso hay estudiantes que se quedan sin plaza.

Con la solicitud de inmuebles disparada, muchos propietarios dan rienda suelta a los castings para elegir inquilino. Los requisitos para ser el elegido son fáciles: que tenga avalista, sea responsable y no enfade a la comunidad de vecinos. Pero en estas fechas aparece el dilema de si alquilar a estudiantes o no.

La misma inmobiliaria sostiene que hay propietarios que prefieren alquilar a estudiantes por la tranquilidad de que no van a ocupar el domicilio, pero hay también un requisito especial en muchos casos: que cursen, como mínimo, tercero de carrera: "Para los de primero es el primer año que están fuera de sus casas y, por esto, muchos son irrespetuosos". 

Otra de las diferencias entre los estudiantes de primer año y los de cursos más avanzados es la calidad que buscan. Mientras que los primeros son más exigentes, los segundos "ya saben lo que es un piso de estudiantes" y por ende son más conformistas. "Miran sobre todo por el precio, por no hacerle pagar tanto a sus padres" añade Ruiz.

La falta de requisitos en una baza a favor de las residencias. La residencia Buhaira o Santa Clara solo piden que el residente sea estudiante. Estas organizaciones avalan que "en sus tarifas está todo incluido y, por lo tanto, renta más que un piso".

En contra de la creencia de que los estudiantes solo pasan en la residencia el primer año para habituarse a su nueva ciudad de manera más cómoda, muchos de ellos se decantan por pasar toda su vida universitaria en una de ellas "por la comodidad y el ahorro de tiempo". Pero, si por lo contrario el estudiante prefiere emigrar a un piso, residencias como Santa Ana también dispone de pisos de alquiler

60 llamadas al día y horas extras

El fin de la etapa del bachillerato y las ganas de empezar una nueva hacen que los estudiantes comiencen a barajar opciones en mitad del curso escolar: "empiezo a enseñar pisos en mayo", apunta la agente inmobiliaria.

Los pisos pueden acabarse en cuestión de horas y los trabajadores de las inmobiliarias hacen horas extras para atender a los clientes ya que "las visitas dependen del horario del arrendatario, no del comercial". 

Un escenario similar es en el que se encuentran las residencias. En la temporada alta - que comprende los meses de junio, julio y agosto - pueden llegar a recibir 60 llamadas al día, un número que se ve desahogado por la cantidad de correos electrónicos que llegan a las bandejas de entrada. 

En el caso de estas empresas, la demanda de los estudiantes comienza en el mes de enero y durante todo el año atienden a jóvenes y padres que requieren información.

Una subida sin límites 

En un mercado en el que la solicitud supera con creces a la oferta, estudiantes como Ana García acceden a pagar más por no perder su piso. En un caldo de cultivo que favorece incrementos de precio no siempre justificados por el IPC, el argumento que suele ser esgrimido en estos casos.  

En el caso de esta estudiante, su piso - un décimo con ascensor en Triana - ha pasado de costar 1.400 a 1.500 euros. Una subida de la que, además, no fue avisada hasta que no confirmó que iba a seguir en el piso. 

Algo parecido le ha pasado a Jorge Vázquez. Hace tres años, cuando empezó en la universidad, pagaba 900 euros por un piso en el barrio universitario de San Bernardo. A lo largo de estos años el alquiler se ha incrementado hasta alcanzar los 1.200 euros. Ambas subidas son achacadas a que "todos los pisos están subiendo".