Javier Padillo, jefe de cirugía del Virgen del Rocío: "Ya se han hecho dos trasplantes de corazón desde un animal"
- Recién investido doctor honoris causa en Georgia, lleva una década ayudando a su desarrollo. Espera impulsar allí una patente internacional.
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Javier Padillo (Tetuán, 1960) acaba de ser nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Tiflis (Georgia), lo que da cuenta de la eminencia que es su ámbito, de la cirugía de trasplantes. España lidera hace años las donaciones, primer paso para el trabajo de este médico.
Doctores como Padillo hacen posible, en parte, el gran volumen de trasplantes que se realizan en Sevilla. Este doctor ejerce como investigador del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) y jefe de servicio de Cirugía General del Hospital Universitario Virgen del Rocío. Padillo también es catedrático y profesor del Departamento de Cirugía de la Universidad de Sevilla.
El nuevo doctor honris causa recibió este reconomiento el pasado miércoles en la Tblisi State University (TSU), "la más importante de Georgia", según la Universidad de Sevilla. No es el primer galardón que recibe de parte de esta universidad, puesto que en 2023 le concedieron la Medalla Académica Nino Javakhishvili.
Su relación con Georgia cumple ya una década. Después de 13 años ejerciendo como cirujano en el Reina Sofía de Córdoba, en 2009 llegó a Sevilla y desde el 2010 inició un proyecto de diseminación del conocimiento sobre trasplantes en los países de Asia Central y el Cáucaso.
Padillo centró su atención en la mencionada Universidad de Tblisi, y gracias a su colaboración ha logrado mejorar los proyectos de investigación sobre trasplantes en el país, incrementando el nivel científico de Georgia, señalan desde la Hispalense.
Su trayectoria habla por sí sola pero, ¿Cómo empezó a interesarse en ayudar al desarrollo científico y sanitario de estos países?
En el año 2010 empezamos a trabajar en países de Asia Central, con una delegación de la Universidad de Sevilla que coordinaba Miguel Ángel Adame, de la facultad de Derecho. Le hablaron de mí y pensamos en qué podíamos trabajar. Dijimos: en trasplantes.
Entonces empezamos a diseminar esos conocimientos en distintos países. Turkmenistán, Kazajstán, Uzbekistán, Azerbaiyán... Y en un momento dado, surgió el Cáucaso.
Hay que pensar en ello desde la perspectiva de la Unión Europea. Se trata de países que están en la franja de en medio, muy tensionada bajo la influencia asiática de Rusia y China. Así que la UE no quiere que esos países se pierdan, y les ayuda en su desarrollo. Ese es el contexto.
Y, a partir del 2014, se centra en Georgia...
Sí. Después de unos años llegué a este país con el proyecto. Uno no puede abarcar todo, y a ellos les vi con mucho interés. Hay además menos diferencias culturales; en las repúblicas soviéticas islámicas, el tema de los trasplantes es más complejo. Existen problemas en Irán por la compra de órganos.
De modo que empecé a trabajar en Georgia en el 14. Empezamos con programas doctorales, proyectos de investigación y una serie de desarrollos que han terminado en esta investidura allí, en la universidad.
¿Hay una implicación directa del Gobierno de España, o todo son recursos europeos?
No, todo viene del marco europeo. De programas como el Erasmus Plus, Tempus, y otros regionales de la propia Georgia, en los que siempre necesitan unos asesores externos internacionales. En ese sentido, siempre les hemos apoyado.
La mayoría de estos asesores son alemanes, que tienen mucha influencia allí, pero también americanos. También Israel. Ellos miran mucho el aspecto tecnológico de Israel. Y luego estamos nosotros.
España, por ejemplo, es el segundo país con el que más convenios tiene la Universidad de Tblisi, después de Alemania.
¿Ahí es donde entra su relación con la Universidad de Sevilla y el hospital Virgen del Rocío?
Sí. Hay un convenio marco específico firmado entre la US y la TSU, para el que pude intermediar como catedrático -aunque la decisión es de los rectores-. Ellos han venido aquí dos veces, y han mantenido reuniones para proyectos y posibles colaboracones tanto con el IBIS como con el hospital.
Está logrando que en Georgia se establezcan distintas patentes. De hecho, se desarrolla una patente para máquinas de preservación de órganos y circulación extracorpórea.
Efectivamente. Actualmente hay una patente nacional que se desarrolla allí. Yo he estado como asesor científico en ese proyecto. La idea es que, si llegan unos fondos europeos que se han pedido, intentar una patente internacional. Aunque está en fase de proyecto.
¿Cómo ve la situación actual de la cirugía de trasplante? ¿En qué medida se está avanzando en la creación de órganos artificiales a partir de células madre?
Justamente es algo que he tratado en la conferencia del acto. Además, yo mismo llevo un módulo del máster que dirijo sobre trasplantes en la US que plantea esa mirada al futuro.
Debemos separar dos conceptos: el de la bioingeniería para crear órganos nuevos, como si fuese una fábrica, y el de los xenotrasplantes: la modificación genética de órganos de animales.
En el primer caso, se está avanzando bastante, de manera experimental en Maryland (EEUU).
Lo que hacen es dejar el esqueleto del órgano para volver a meter células que lo reconstruyen. Pero es experimental.
¿Y en el caso de los xenotrasplantes?
Ahí es donde ha habido un salto muy importante, que estamos viviendo ahora. Aquí la clave es la humanización de los órganos procedentes de animales, de los más similares en anatomía, como los del cerdo.
Lo que se está intentando es quitarles toda huella genética animal y meterle nuestros códigos. Se han hecho varios trasplantes ya en humanos bajo estudios experimentales en pacientes que no tenían otra alternativa.
Son trasplantes evaluados y aprobados por las autoridades. Han sido dos cardiácos, uno renal, y otro hepático, este año en marzo. Éstos tuvieron un periódo de bienestar, hay fotos de ellos, aunque terminaron falleciendo porque eran pacientes muy enfermos.
No son resultados óptimos, pero tampoco eran los pacientes óptimos. De hecho, uno de ellos, el de riñón, fallece por otras causas ajenas al trasplante. Si los comparamos con los primeros casos históricos, realizados con órganos de babuinos en Estados Unidos, cuyos resultados fueron desastrosos, hay un salto.
¿Cuál de los dos tipos de trasplante tiene más futuro?
No es una pregunta fácil. Gran parte de los verdaderos desarrollos de la creación de órganos estarán ocultos a la luz pública ahora mismo. El problema de estos órganos es su funcionalidad, que está mucho más atrás que en el caso de los xenotrasplantes.
Debemos tener dos miradas: una a largo plazo, y otra a medio con los xenotrasplantes. Pero hay futuro.