Inma Aguilera se enamoró de Sevilla gracias a un premio literario. Y se prometió escribirle algo a la ciudad. Eso ha hecho. Su tercera novela, 'La dama de la Cartuja' es un repaso por la historia de la capital andaluza y su relación con la fábrica de loza, antes en la isla de la que tomó el nombre, ahora en Santiponce. 

- Es usted malagueña pero le escribe a Sevilla y sus vajillas de la Cartuja. ¿No hay pique en la Costa del Sol?

- No me han echado bronca alguna por hablar bien de Sevilla. Al revés. He recibido mucha ilusión y alegría. Los sevillanos han acogido muy bien la novela Yo quiero mucho a Sevilla. 

- Desde Málaga a la loza de la Cartuja. ¿Cómo conoció las vajillas?

- Yo tengo una heredada de mi madre, que le regalaron por su boda. En las mejores familias, en las medias y en las peores hay vajillas de la Cartuja. En todas. 

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- ¿La novela surge de ese corazón locero? 

- Surgen por muchas cosas que confluyen. Siempre había sentido admiración por las vajillas de la cartuja y sabía que había mucho detrás. Me gusta mucho el arte y he estado en academias de dibujo, de pintura... Cuando me dieron el premio Ateneo Joven de Novela de Sevilla viví algo muy especial en la ciudad. Todas esas emociones que tenía las quería transmitir en la novela. 

- Pero es su primera novela histórica...

- Sí, Yo vengo de la ciencia ficción, del cómic. Pero eso no quiere decir que no me guste la novela histórica. De hecho, en mi anterior libro ya tocaba algo de esto aunque, al final, tiraba por la ciencia ficción. Cuando hice mi tesis doctoral cogí confianza con la investigación y de ahí lo de esta novela, en la que he estudiado el siglo XIX en Sevilla. 

- Es una novela muy femenina. ¿Quiénes son las protagonistas?

- Hay personajes masculinos también muy fuertes. Y Sevilla, que es también un personaje. Pero es verdad que las tres protagonistas son mujeres. Una es Trinidad, la típica británica elegante, muy en su lugar. También está Felisa, con un mundo interior muy profundo. Todo el mundo cree que es tímida, pero lo que es prudente. 

- ¿Y la tercera?

- Es Macarena. Un volcán, me la han comparado con la Carmen de Merimé. Pero esa roza la maldad pero yo quería algo con humanidad.

- Sevilla, dice, también es un personaje...

- Sí, Sevilla es importante para mí y quería que fuera un personaje más. Es mi intención. Y acompaña a cada protagonista y cada eje temporal. Acompaña a la protagonista en su ánimo, con las estaciones del año y con el ambiente de la gente, de la sociedad.

- ¿Es tan sevillana la novela?

- Sí y no. Está la esencia de Sevilla, es muy importante. Peor no hay estereotipo, no sobrecarga. Cualquier persona que la lea se puede identificar, no solo desde Sevilla. Hay mucho personaje británico, por ejemplo. 

- ¿Ha visitado la fábrica antigua y la nueva?

- Sí, lo primero que visité fue la fábrica actual y lo primero que me encontré fue la habitación de muestras. Donde está el muestrario, como si te trasladara al pasado. Así quise empezar la novela.