Los Gipsy Kings, en el Iconica Santalucia Fest.

Los Gipsy Kings, en el Iconica Santalucia Fest. Marta Carrión Sevilla

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Los Gypsy Kings ponen a Sevilla a volar con un particular 'Wall of sound'

Icónica Santalucía que reunió este sábado en la Plaza de España a Medina Azahara, Raimundo Amador y a los reyes gitanos. 

7 julio, 2024 11:26
Sevilla

"Pienso que un sueño parecido no volverá más/ 
Y me pintaba las manos y la cara de azul/
Y de improviso el viento rápido me llevó/ 
Y me hizo volar en el cielo infinito"

Todo se alineó este sábado para que Sevilla volara con el triplete que reunió el Icónica Santalucia Fest: Medina Azahara, Raimundo Amador y los Gypsy Kings. Los primeros suplieron con un sonido estupendo el tener que calentar el ambiente; y el segundo compensó la edad con las tablas que le sobran y la voz que quizás ya le falta.

Gipsy Kings en Sevilla

Los terceros, los Gipsy Kings, cabezas indiscutibles de cartel, pusieron bocabajo la Plaza de España con su particular 'Wall of sound". Una revisión de Phil Spector lleno de palmas por rumbas. 

Porque la música de los reyes gitanos es un muro de sonido. Como el de la Motown, pero aflamencado. Guitarras y más guitarras que crean una sensación potentísima que acompaña a un repertorio de sobra conocido. 

A ratos la pista de la Plaza de España se pareció a una caseta de Feria de Abril cuando, a esa hora entre el montadito y la primera copa, llega el grupito y se arranca por rumba. Cómo no te vas a levantar a bailar, si te las sabes todas. 

"Y volando, volando feliz/
Yo me encuentro más alto/ 
Más alto que el sol/ 
Y mientras que en el mundo/ 
Se aleja despacio de mí"

El concierto empezó con Medina Azahara. Sonaban todo lo bien que les dan décadas sobre el escenario. Impecables. Sus fieles, en primera fila, agitaban una bandera de Andalucía que el cantante hizo suya. "Viva Andalucía libre", gritó al público, que le respondió el guiño con aplausos. 

Los Medina consiguieron calentar a los asistentes, una tarea complicada puesto que actuaban cuando aún era de día y la gente iba llegando poco a poco. Se arrancaron con una mezcla de temas propios y alguno de Triana -especialmente celebradas fueron 'Abre la puerta' y 'Tu frialdad', que la gente cantó a pleno pulmón. 

"¿Pero ese pelazo es suyo?"

Al fondo, cerca de la barra, una chica le preguntaba a su acompañante: "¿Pero ese pelazo es suyo?" Porque el cantante de los Medina no solo tiene un vozarrón y muchos kilómetros de escenario. Tiene también un pelo que es la envidia de cualquier hombre pasados los 40. "Será suyo porque lo habrá pagado", se reía el interpelado. 

"Una música dulce/
Se ha tocado solo para mí/
Volaré, oh-oh/
Cantaré, oh-oh-oh-oh/
Nel blu dipinto di blu/
Felice di stare lassù".

Los Medina Azahara consiguieron caldear el ambiente. Y, entonces, llegó Raimundo Amador. Su voz no es la que era. Su figura no es la que era. Pero su música sigue siendo una corriente eléctrica a ritmo flamenco. Eso, en Sevilla (y donde sea), funciona. 

Amador sacó a su nieto al escenario quien, con una guitarra pequeña, imitaba a su abuelo. Cantó temas míticos de su carrera como 'Ay que gustito pa' mis orejas' o 'Yo me quedo en Sevilla'. Pero también hizo suyos temas como 'Back to black' de Amy Winehouse con la ayuda de una voz femenina y la magia de su guitarra. 

Con Boyeré la gente cantaba con ganas y volvió a salir el nieto de Amador. A cuerpo gentil, a pegar pataítas flamencas. Fin de fiesta por todo lo alto para dar paso a los Gipsy Kings. 

"Una música dulce/ 
Se ha tocado solo para mí/ 
Volaré, oh-oh/ 
Cantaré, oh-oh-oh-oh".

Una fórmula que funciona

Los Gipsy Kings salieron con todo. Saben lo que venden y lo explotan. Cantaron 'Un amor', 'Bamboleo'... Cuando se arrancaron con temas instrumentales quedó patente que su sonido es, en gran medida, como el de la música de la Motown: guitarras y guitarras; percusión sobre percusión. 

La cuestión es que funciona. Nadie paró quiero mientras estuvieron sobre el escenario. Y tras un amago de irse, arrancaron con lo que todo el mundo esperaba: 'Volaré'. Todo el público en pie cantando como locos.

Hasta el tiempo acompañó. Porque, para un 6 de julio, en la Plaza de España se vieron más rebequitas que tirantas. Un sábado de verano donde, quien no estaba ya en la playa, estaba cantando al ritmo de los Gipsy Kings. 

"Volaré, oh-oh/ 
Cantaré, oh-oh-oh-oh".