Nunca jamás pude imaginar que iba a comer yogures con trozos. O que una noche de casi verano me iba a poner a hacer 60 burpees, 400 abdominales y 400 saltos a la comba. Mi vida hace seis semanas no era la de una sedentaria pero tampoco se alejaba mucho. Ahora, y gracias al reto de Kayla Itsines al que me estoy sometiendo, mi vida es radicalmente distinta.
La semana anterior no pude hacer bien las rutinas por mi incidente en el Retiro pero sí acudí el fin de semana a un torneo de voley playa en Benicasim. No sabéis la emoción que me produjo no ahogarme ni sentir que me fallaban las piernas al saltar en la arena. Llevo muchos años jugando pero nunca me había preparado el cuerpo para darle a la pelota un día entero.
Las sensaciones fueron fantásticas porque llevo seis semanas acostumbrando a mi cuerpo al ejercicio físico. Pero también tengo que reconocer que la gasolina que echo a mi cuerpo tiene mucho que ver. En varias ocasiones he reconocido que la dieta de Kayla me parece estupenda y otras que se pasa de calorías. Meterme un potaje para cenar lo veo excesivo y cambio muchas comidas porque yo de normal no me alimento así.
Sin embargo, he aprendido a hacer salsas nuevas, hummus, comidas deliciosas. He cambiado las chucherías a media mañana por nueces, almendras y yogures con avena y semillas de chía. Antes la avena ni olerla, ahora me gusta a rabiar.
Creo que todo esto forma parte de una sola cosa: ganar confianza en tu cuerpo y en tu mente para aguantar el tirón del día a día y estar a gusto con tu cuerpo. Ahora mismo yo lo estoy. Me gusto y se me nota. Tanto es así que hay noches que llego a casa y me pongo con el ejercicio, aunque esté cansada del día.
El otro día os compartí un vídeo en la cuenta de Instagram para mostraros que con fuerza de voluntad y muchas ganas se pueden lograr cosas. También muchas me habéis comentado que habéis empezado con el #BBG. No estáis solas, podéis contarme todo lo que se os pase por la cabeza. Juntas lo conseguiremos.