Los vendedores de humo han visto en la campaña electoral un momento inigualable para posar sobre ellos el foco mediático, hacer un poco de ruido y, de paso, reivindicarse. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los profesionales de esta pequeña industria tiraron de picaresca y lanzaron la semana pasada una surrealista campaña con la que pretendían que políticos y medios de comunicación retirasen de su discurso la expresión “vender humo”, pues decían que faltaba al respeto de los trabajadores, se ponía en riesgo su credibilidad y sus puestos de trabajo.
Distintos medios de comunicación se hicieron eco de la singular iniciativa impulsada hace unos días. Sin embargo, Carlos Riaza, portavoz del colectivo y dueño de una empresa que comercializa sistemas de humo de seguridad para evitar robos en pequñas superficies, reconoce que se trata más de una estrategia de marketing que de una campaña seria para delimitar el uso de la expresión. “Estaba viendo un día el telediario y escuché a un político decir que el señor Rajoy tenía que dejar de vendernos humo y dije: ‘Joder, ya podían decir otra cosa’”, cuenta al otro lado del teléfono. “Lo analizamos en el departamento de Marketing de la empresa y decidimos hacerlo”.
Así, unos días después subieron un rudimentario vídeo a YouTube en el que se veía a algunos políticos como Albert Rivera, líder de Ciudadanos, a Javier Maroto, vicesecretario del Partido Popular, o a Cayo Lara, coordinador federal de Izquierda Unida, entre otros, utilizando la coloquial expresión en distintas intervenciones. Tras ello, Riaza aparecía envuelto en una inmensa niebla y explicando con rictus serio que sus clientes podían recibir mensajes confusos cuando se entiende que un vendedor de humo es una persona que lo único que intenta hacer es engañarte. “No nos merecemos que se hable mal de nosotros ni de nuestros productos como consecuencia de que los señores políticos estén peleando unos con otros”, aseguraba.
El vídeo rápidamente comenzó a compartirse en Twitter.
Para más inri, en la descripción del vídeo solicitaban a la Real Academia de la Lengua Española que no incluyese en su próxima edición la expresión “vender humos”, una locución verbal utilizada de forma coloquial para describir a quien desea “aparentar valimiento y privanza con un poderoso para sacar utilidad de los pretendientes”.
Los vendedores de humo emprendían así una lucha parecida a la del pueblo gitano, que desde hace algún tiempo pide que “trapacero” sea eliminada como acepción que define a esta etnia.
Los profesionales de la niebla artificial no llegaban a tanto, aunque sí proponían sustituir “vender humo” por “mercachifle, buhonero, mercader, trujamán o vendedor de serpientes”. Eso sí, “siempre y cuando este último término no ofenda a los profesionales de la venta de animales”. Al ser preguntado por si se sienten una minoría discriminada como los gitanos, Riaza responde entre risas: “A ver, hay expresiones que no se pueden evitar. Entiendo al pueblo gitano y me parece correcta su lucha, pero nosotros no somos tan transgresivos (sic). Lo de la RAE era una broma”.
Lo de la RAE era una broma y, en realidad, prácticamente todo. La chanza, sin embargo, no quita para que este orgulloso vendehumos advierta: “Entiendo que los usos coloquiales del lenguaje existan, pero lo que ponemos al final de manifiesto es que tras el dicho hay una profesión respetable. Era la oportunidad de reivindicarlo”.