Más vale tarde que nunca. A tiempo para la recta final de la campaña del 26-J, Twitter ha recuperado los emojis oficiales para los cuatro partidos mayoritarios. Los candidatos ya no tendrán que "hackear" las opciones básicas para representar sus símbolos: Pablo Iglesias con un corazón morado y Pedro Sánchez con una rosa lo tenían fácil, pero Albert Rivera se ha visto obligado hasta ahora a recurrir a una naranja y Mariano Rajoy, como revela politimoji, a una genérica bandera de España.
Desde la noche del miércoles, eso ha cambiado. De la misma manera en la que la red social incorpora de forma un emoji de forma automática a las etiquetas de eventos deportivos como la Eurocopa o la Copa América, colocar la almohadilla '#' frente al nombre del partido mostrará automáticamente en los tuits su logotipo. En las pasadas elecciones, estos iconos ya estaban disponibles en noviembre: la incertidumbre entorno al de Unidos Podemos ha podido influir en el retraso en esta ocasión.
Los primeros en celebrar la actualización han sido naturalmente los candidatos. Mariano Rajoy, recién salido de 'El Homiguero', estrenaba en forma de emoji el renovado logotipo circular del PP; Pedro Sánchez presumía del puño y la rosa que recuperó él mismo para el 20-D; Pablo Iglesias lucía el corazón arcoíris de Unidos Podemos; y Albert Rivera agradecía poder usar el estilizado emblema de Ciudadanos en lugar de una fruta.
Vuelve la frutería andorrana
Precisamente en el estante de frutas emoji es donde encontramos una versión clandestina y mucho más interesante de los emoticonos electorales. La ley electoral de 1985 prohíbe la publicación de sondeos durante los cinco días anteriores al de la votación. El Periódico de Catalunya ya encontró una manera de sortearla el 20-D: publicando un sondeo diario en su edición de Andorra.
El pasado diciembre la cuenta de Twitter @Electograph encontró una original manera de traducir esos resultados: representarlos como un mercadillo de fruta en función de los colores de las formaciones mayoritarias y los emojis disponibles. En ningún momento la publicación identifica a los partidos para no vulnerar la ley electoral. No se habla de intención de voto, sino de subidas de precio; tampoco de escaños, sino de unidades.
Así, este mercadillo, a falta de frutas azules, hace escrutinio de una gota de agua 'azul', una fresa 'roja' y - evidentemente - una 'naranja'. Un cambio interesante con respecto al 20-D: la berenjena 'morada' ha sido sustituida por un racimo de uvas del mismo color, mucho más apropiado para representar una confluencia.
Precisamente la frutería andorrana daba un vuelco interesante a la campaña el miércoles: las naranjas repuntaban inesperadamente hasta el 15,2% y podían espera revalidar sus 40 'unidades', sino superarlas. En detrimento iba el producto azul, cayendo al 28,5% y quedando por debajo de las 120 'unidades'.
Las paradisíacas playas de Andorra
Puestos a tirar de absurdo, ¿por qué no medir la asistencia a las inexistentes playas del montañoso principado? Es la alternativa que plantea @electo_mania, adjudicando a cada litoral una bandera azul, roja, morada y naranja. Su promedio, 'el trampolín', traduce la intención de voto y los escaños en la popularidad de las respectivas camisetas avistadas entre los bañistas virtuales.
En el caso del miércoles, se mostraban más cautos sobre la ola creciente naranja, emplazando a nuevos sondeos para certificar la remontada.
Aunque los partidos no se han pronunciado sobre estos rodeos a la ley electoral, hay indicios de que por lo menos les tienen un ojo encima.