La Encantaria es un pequeño restaurante con tintes brujeriles y espíritu rockero que desde hace algunos años, se ha hecho un hueco en la oferta gastronómica de Zaragoza. Entre calaveras, bolas de cristal y búhos, su dueño, Joan Rosell, dirige con tino este rincón en el que la imaginación y el misticismo se han adueñado tanto de sus paredes como de sus fogones. Su buen hacer en la cocina le valió para que la web TripAdvisor le concediese el certificado de excelencia gracias a las críticas positivas de los comensales.
Sin embargo, el bueno de Joan, un rockero de barba cana y anchas hechuras, no lleva del todo bien las críticas que algunos clientes han dedicado a su excelsa cocina en la web. La Encantaria -que cuenta con un total de 145 opiniones, de las cuales 92 hablan de un lugar excelente y otras 33 lo tildan de muy bueno- tiene en su haber una valoración de 4,5 puntos sobre cinco. Pero claro, como en todo negocio que se precie, siempre hay clientes que no salen del todo satisfechos y eso es una cosa que Joan no termina de encajar.
El restaurante llegó a colarse entre los 10 mejores de Zaragoza según TripAdvisor. Sin embargo, pese a las buenas calificaciones, un buen día desapareció del 'top ten' y Joan decidió cobrarse su particular vendetta. Ni corto ni perezoso, cogió el certificado de excelencia que le otorgaron en 2015, un poco de celo, y lo pegó en la tapa del váter del restaurante. "Detallazo para la web", escribió.
Desde entonces, este zaragozano se ha convertido en un auténtico troll que bajo el pseudónimo de 'Gato Negro' entra al trapo habitualmente, como si de un Miura o un elefante en una cacharrería se tratase, ante los comentarios de sus clientes. La Encantaria se ha ido abriendo un hueco también en el universo de internet gracias a los particulares modos de su chef, que ha llegado a crear una singular marca personal basada en la inquina hacia todo aquel que no valora su buen hacer.
Hasta tal punto llega la cosa, que muchos zaragozanos acuden al 7 de la calle Sevilla estimulados por las rudas formas de su cocinero. "Como habíamos visto las respuestas de la dirección a todas las críticas malas que se ponían en TripAdvisor, nos pareció que era un cocinero muy seguro de su cocina y por tanto teníamos mucha curiosidad. Sin embargo nos defraudó el menú con unos platos bastante simples, sin mucha técnica e inundados de salsas", escribió CAgueroM en la página a la par que calificaba a La Encantaria como un "restaurante normal". La ira de Joan no se hizo esperar. "Seguro de mi cocina estoy. Como seguro de que en contadas ocasiones, algún extraterrestre va a entrar por la puerta. A veces ocurre. Como en este caso", respondía el cocinero de forma afilada.
Porque si hay algo que le saque de quicio es que la gente se queje por quejarse. Que no haga una crítica elaborada. Y, por supuesto, que en sus diatribas no exista lugar para detallar y valorar los platos que degustaron. Así, por ejemplo, si un usuario considera que no le gustan "los conceptos tipo bruja, magia o alquimia" y que "el planteamiento del menú, a base de sorpresas" tampoco es su estilo, el chef, con su habitual estilo, responde: "Muchas gracias por tu elaborada crítica, Luis. Si sigues criticando así, te van a pillar en El País para el suplemento semanal. Ostras... cómo sois. No cuentas ni lo que comiste ni lo que bebiste ni nada de nada. Con opiniones así, hala, zapatazo a la hostelería. ¿Así quieres hijo que mejore mi servicio? 'No magustao, no ma gustao' (sic). No te ha gustado, ¿el qué? Os dan un boli y os pensáis Cervantes algunos. Jopetas, vaya críticas que se arrea la peña"
O si una usuaria le otorga un dos sobre cinco y escribe que el local era "acogedor y los propietarios muy atentos" pero que "esperaba otra cosa", el chef responde con absoluta cercanía y confianza: "¿Comiste algo, Anita? Es que no pone nada".
O pide que sus clientes se curren un poquito más sus críticas.
Las hazañas de Joan llegaron la pasada semana hasta Forocoches. Desde entonces, algunos usuarios de la comunidad se han pasado por TripAdvisor para trollear al cocinero. Él, siempre atento a lo que se gesta en torno a su local, decidió borrar algunos comentarios en los que se sobrepasaba y contestar a otros en los que intuía que la mano de los 'shurmanos' estaba detrás. "Los de Forocoches me tocáis la banana lo que no te puedes ni imaginar, cotorra".
"Estoy tan de buen humor que os estoy leyendo toda la tarde con mis amigos, cotorricas", dijo en otra de sus perlas.
EL ESPAÑOL ha intentado ponerse en contacto con Joan Rosell para recabar una opinión sobre el universo Tripadvisor y su particular forma de afrontar las críticas pero, por el momento, no ha sido posible.