No es el primero ni el último niño al que se le pasará por la cabeza llegar tan lejos como sus ídolos. Claro que cuando estos no son atletas de élite, futbolistas, escritores o cantantes y se dedican a subir vídeos a YouTube, imitar su trabajo requiere de cierta atención y manejo de las redes sociales y, aunque muchos lo obvien, de sus políticas y términos de privacidad y uso.
Con la primera parte del proceso aprendida, el pequeño José Javier, un niño de 12 años residente en la localidad alicantina de Torrevieja, comenzó a subir vídeos a un canal personal con el objetivo de convertirse en YouTuber. Con la ayuda de un amigo tres años mayor y sin que sus padres supiesen absolutamente nada, utilizaron el ordenador familiar para empezar a colgar las grabaciones de la banda de música Los Salerosos en la que el pequeño toca la trompeta.
Los dos menores contrataron el servicio de Google en sin pedirles DNI, ni edad ni nada aparte de un nombre y una cuenta bancaria
Fueron aumentando los seguidores y las visitas y el pequeño se emocionó pensando que pronto empezaría a ganar dinero para comprar instrumentos. Lo que no se imaginaba es que en realidad lo estaba perdiendo, y en ingentes cantidades.
“Mi hijo no es consciente del lío que ha creado y piensa que no va a pasar nada”, ha explicado a Efe Inma Quesada, la madre del menor que llegó a deber 100.000 euros a YouTube al contratar, sin darse cuenta, su servicio de publicidad de pago.
Pese al susto inicial, Google ha asegurado que no ha recibido dinero del menor español que usó un servicio de pago de anuncios para promocionar sus vídeos musicales y que cancela el “saldo pendiente”. O lo que es lo mismo, que no cobrará la deuda pendiente al pequeño Youtuber.
“Dos sencillos pasos” hacia la ruina
Al parecer todo comenzó a mediados del pasado mes de agosto cuando el pequeño contrató por error Google Adwords, un servicio de pago que ofrece la multinacional para dar publicidad y posicionar los contenidos que los usuarios suben a la red.
Los dos menores contrataron el servicio de Google en “dos sencillos pasos” y “sin pedir DNI, ni edad ni nada aparte de un nombre y una cuenta bancaria”, asegura Inma, a quien aún le cuesta entender cómo han llegado a acumular semejante deuda.
Al ‘aceptar’ los 'términos y condiciones' de la herramienta, los aprendices de Youtuber pensaban que estaban permitiendo que el navegador incluyese publicidad junto a sus vídeo y que así cobrarían algo de dinero si conseguían más visitas sin darse cuenta de que ocurriría todo lo contrario.
Lo llamativo de este caso es que se facilita en exceso contratar sin comprobar prácticamente nada, ni siquiera de quién se trata
Un mes después empezaron a llegar los cargos a la cuenta de sus padres. Los primeros 15 o 90 euros pasaron prácticamente desapercibidos, pero pronto llegó un recibo de 900 euros y otro de casi 19.700, cantidades que alarmaron a la entidad bancaria que, tras avisar al matrimonio, procedió a bloquear la cuenta. Aún así, los cargos siguieron y en menos de un mes la suma ronda los 100.000 euros.
“Le dijo a su amigo que si se hacían ricos tendría una mansión”, recuerda Imna apenada aunque preocupada con la situación. Actualmente en paro y madre de otros dos pequeños de 6 y 10 años, insiste en asegurar que su hijo “no tenía ni idea de lo que hacía”.
¿He leído y acepto?
Tanto el abogado de la familia, Fernando Fraile, como a otros tantos expertos letrados han denunciado públicamente la sencillez con la que un menor puede formalizar un contrato con Google sin que le soliciten ninguna documentación ni tan siquiera preguntarle la edad. “Lo llamativo de este caso es que se facilita en exceso contratar sin comprobar prácticamente nada, ni siquiera de quién se trata”, explica Fraile.
La buenas noticias llegaban de un comunicado de la compañía californiana: “Hemos analizado este caso y no hemos recibido dinero por parte de este usuario. Vamos a proceder a cancelar el saldo pendiente de AdWords”.
Utilizaron el ordenador familiar para colgar las grabaciones de la banda de música Los Salerosos en la que el pequeño José Javier toca la trompeta
Pese a que para contratar este servicio de publicidad el usuario ha de tener una cuenta de correo electrónico de Gmail en la que se indique que es mayor de 18 años, José y su amigo ni eran mayores de edad, ni los titulares de la cuenta bancaria ni, mucho menos, carnet de conducir. Tampoco contaban con la autorización de ningún adulto ni entendieron mínimamente qué estaban ‘aceptando’ cuando hicieron click en el botón de contratación de Adwords. Pero tienen una deuda con Google que supera los 100.000 euros.
Una inesperada situación límite que, asegura Inma, “le puede pasar a cualquiera”. Porque seamos sinceros: ¿realmente leemos antes de aceptar?
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