Las redes de Podemos tenían una cita en la tarde del domingo con Astral, el documental de Jordi Évole sobre el trabajo de una ONG que rescata a refugiados en el Mediterráneo. La consigna era esgrimir la denuncia de la falta de recursos que proporciona Europa al salvamento como argumento contra PP y PSOE, como hizo el secretario de Organización Pablo Echenique obviando el trabajo de la Armada en la operación humanitaria. Pero el secretario general Pablo Iglesias venía a dinamitar el consenso con una críptica reflexión sobre signos que ha confundido a muchos de sus seguidores, cuando no se han sentido directamente atacados.
"Todos los símbolos tienen memoria y, como el futuro, su corazón es antiguo. Sólo los mediocres piensan que la historia nació con ellos", decía el texto de Iglesias. Lo acompañaban dos imágenes en blanco y negro: a la izquierda, Angela Davis, líder de las Panteras negras, con el puño en alto (algo que no es visible si no se abre la foto insertada en el tuit, lo que ha contribuido a la confusión). A la derecha, Winston Churchill haciendo el símbolo de la victoria con el que levantaba el ánimo de sus compatriotas británicos durante la II Guerra Mundial.
¿Qué insinuaba el líder de Podemos? La prensa asumía que se trataba de un ataque repentino al bando errejonista que prefiere hacer el símbolo de la victoria a levantar el puño, un gesto muy del gusto de Iglesias. Así se interpretaba por ejemplo desde El Mundo. Los "mediocres" sería por lo tanto los que rompen con la estrategia más militante de "puño en alto" que reivindica Iglesias, ignorando que el gesto que les aúna fue popularizado por una figura conservadora.
¿Se rompía entonces la tregua pactada en el último Consejo Ciudadano ante la incertidumbre de la abstención del PSOE que pueda permitir gobernar a Mariano Rajoy? Algunos, molestos, lo entendían como un ataque a los críticos del pablismo. Otros, confundidos, recordaban que el gesto de la victoria lo usan políticos de todo el espectro ideológico (incluso Iglesias y Errejón se lo intercambian, como ilustraba el periodista Antonio Maestre) y no entendían ni a qué venía el ataque ni quien era el verdadero objeto, lamentando que se reabrieran las tensiones entre simpatizantes.
Un estrategia en dos fases
Pablo Iglesias no ha hecho nada por aclarar la confusión. Respondió a algunos de los tuiteros que le interpelaban. "El debate es bueno. Y no es sobre los símbolos sino sobre lo que pueden significar en cada contexto" - respondía a una seguidora. Al durísimo mensaje del "decepcionado" Miguel Ortuño, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos, contestaba: "Soy un militante y quiero una organización en la que los compañeros me vean como tal. Saludos".
¿Qué militancia estaba predicando Iglesias? Hay que remontarse unas horas antes para encontrar el precedente que ofrece el contexto: la tribuna firmada por los pablistas Juanma del Olmo y Francis Gil y publicada en La Razón. Desde un medio tan escasamente ideológicamente afín, ambos cargos reivindicaban el símbolo de la victoria para un Podemos "armado de calle". La referencia es a la postura de activismo "populista" en sus propias palabras que defiende el secretario general, término que ya provocó controversia entre sus seguidores, contra la estrategia de "seducción" por la que Errejón quiere ampliar la base de votantes de Podemos.
"Seamos realistas y pragmáticos: necesitamos «armar» a Podemos de pueblo. El viaje, nuestra «larga marcha», acaba de comenzar" - reza el texto, contrario a las políticas de pactos que puedan aupar al partido a gobiernos a cambio de apoyar a otros partidos. "Estamos construyendo pueblo, recomponiendo solidaridades y articulando una nueva mayoría social democrática, un nuevo bloque histórico que debe convertirse en el sujeto político de cambio que exprese la actual voluntad colectiva que ya comienza a inundar las instituciones y que, más pronto que tarde, tiene la obligación de convertirse en la fuerza hegemónica en España. Y en una fuerza de gobierno".
"Me hubiese encantado escuchártelo decir en el Consejo Ciudadano"
Podemos se jacta de usar las redes sociales para mantener debates en público y sin tapujos. Como se pudo comprobar en el reproche del diputado madrileño Isidro López a Rita Maestre ("Borra esa bobada"), las tensiones internas les están haciendo perder las formas. En este caso quien ha entrado al trapo es Irene Montero, jefa de Gabinete de Iglesias. Del Olmo, uno de los autores de la tribuna, forma parte de su equipo.
Montero arremetió contra Ortuño por no haber estado en el Consejo Ciudadano para haber expresado sus críticas en el órgano político del partido. "Las reflexiones, sin embargo, fueron en sentido opuesto" - apuntillaba, indicando la victoria de las tesis pablistas. Montero conminaba a continuación a Ortuño a "cumplir su obligación" y comparecer en el próximo Consejo que se celebrará en Vistalegre, un lugar de enorme importancia simbólica ya que vio constituirse al partido.
El propio Errejón se ha mantenido ajeno a la polémica, aunque alguno ha querido leer también una interpretación a una de sus últimas actualizaciones: un vídeo en homenaje a los 50 años de la formación de la mujer del puño en alto del tuit de Iglesias, los Panteras Negras.