Un incidente ocurrido en una emisión en directo en el canal francés C8 ha provocado una controversia que ha rebasado fronteras. En el centro está una premisa básica: cuando una mujer dice 'no', es 'no'. Las manos que tocan sin consentimiento, los besos que exceden la cortesía y las palabras que están de más no son coqueteo sino, en el caso más leve, acoso, y en el peor, abuso sexual. Una premisa que parecía superada pero que casos como el del candidato a la presidencia de EEUU Donald Trump presumiendo de "agarrar a las mujeres" por sus genitales y de "besarlas sin esperar" demuestran que ni mucho menos.
El caso que nos ocupa ocurrió en un programa de máxima audiencia en el que el célebre presentador Cyril Hanouna emitía durante 35 horas sin parar para batir un récord. Entre los números humorísticos y espectáculos de la gala había previsto un sketch sobre el robo de joyas sufrido por la celebrity Kim Kardashian en París, que iba a interpretar su co-presentador Jean-Michel Maire junto a la bailarina, participante en realities e instagrammer Soraya Riffy.
La situación se vuelve incómoda para la mujer cuando Hanouna se empeña en que Maire y Riffy se besen. Ella se niega, pero Maire hace como que ha dicho que sí. "¡He dicho que no!" insiste la joven, ante lo cual el presentador le pide explicaciones. "Hay gente mirando" - responde la bailarina. Más tarde explicaría que se refería a su familia, de origen magrebí, y que el gesto abochornaría a su madre y sus hermanas. Maire propone hacerlo entonces tras el escenario. Las risas son generalizadas, pero Riffy no se ríe. Mantiene la sonrisa pero se la nota tensa.
Hanouna continúa insistiendo, y propone con condescendencia taparlos mientras se besan. "Sólo un smack entonces", ofrece Maire, un beso en la mejilla. Riffy no ha aceptado, pero al ver cómo el hombre le acerca la cara ofrece resignada el perfil, apartando expresamente la boca. Sus suspicacias estaban justificadas: aprovechando la postura, Maire le besa rápidamente en el pecho derecho que deja al descubierto el prominente escote. Silbidos y aplauso del público.
"Eso ha estado de más" regaña Hanouna a Maire, pese a ser el principal instigador de la situación, y le fuerza a darse dos besos de reconciliación con Riffy... precisamente la circunstancia incómoda para la mujer desde el primer momento. Antes de despedirla, sin embargo, el presentador todavía tiene algo que decirle, mirándole al escote: "Dale dos besos a tus pequeñas sorayas".
Las protestas en las redes sociales llegaron desde el primer momento. Los participantes en el programa, encabezados por Jean-Michel Maire, respondieron con sarcasmo, achacándolo al "calor del momento". La propia Soraya Riffy subía un post a Facebook perdonándole en una primera instancia, asegurando que se daba por satisfecha por las excusas presentadas en directo y asegurando que Maire había sido un "caballero".
Las tornas cambiaban en las siguientes horas. El Consejo Audiovisual, organismo regulador, informaba de que había recibido más de 250 denuncias por el programa y abría expediente. Riffy contaba a la prensa de que la repercusión del hecho la había sobrepasado. Su familia, decía, estaba preocupada porque había quedado como "una mujer fácil". El gesto de Maire, reconocía días después, "no había sido profesional": en aquél momento estaba inquieta porque "no sabía lo que iba a ocurrir".
"No soy un objeto, soy una persona" - protestaba ante las críticas vertidas en las redes sociales según las cuáles ella hubiera incitado el hecho con su voluptuosa vestimenta. "Que me ponga escote, que me vista de determinada manera, no da derecho a nadie a besarme sin mi consentimiento". Recuerda además que fue el programa quien la vistió de aquella manera para interpretar a Kim Kardashian.
La starlet asegura que perdonó públicamente a Maire por "lástima", porque la llamó horas después asegurando estar destrozado por las críticas y que su propia familia había dejado de hablarle. "Eso no quiere decir que el gesto estuviera fuera de lugar". El reencuentro entre los dos ocurrió días después en el programa TMP: el co-presentador de la gala se deshacía en excusas y lágrimas. "Creo, y los míos lo saben, que respeto a las mujeres tanto como puedo. Soy un torpe y a veces me paso (...) Me ha herido la violencia del término, que se hablase de 'agresión sexual'. Pero entiendo a quienes se han sentido chocados por el hecho".
El debate televisivo entre tertulianos en Francia ha caído en si Riffy está intentando aprovechar la fama derivada del escándalo. Pero para muchos dentro y fuera del país el debate trasciende a sus protagonistas. Según expone la BBC, se trata de cuestionar el prototipo del varón conquistador cultivado por la cultura gala y por el que se tolera que los hombres, especialmente los que ocupan posiciones de poder, hagan avances sexuales a mujeres sin atender a su consentimiento.
Una ristra de acusaciones de acoso y abusos a políticos y personalidades mediáticas, desde el senador Jean-Michel Baylet al presentador Jean-Marc Morandini, han provocado que la sociedad deje de hacer la vista gorda. "Que ocurra en un programa de entretenimento no cambia nada" - ha declarado la ministra de Igualdad Laurence Rossignol. "Cuando una mujer dice 'no', es 'no'. He admitido a trámite el expediente por esta agresión sexual".
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