"Hola, me llamo Paco. Tengo las llaves de la moto. No te preocupes, estoy en la calle Comuneros hasta las 7 y vivo en Jesús Abandonado". Ésta fue la nota que Pedro Teruel, un murciano de 27 años, maestro de Educación Primaria, se encontró sobre su motocicleta la pasada semana después de un despiste que podría haberle salido muy caro.
Que alguien deje un mensaje para prestarse a echarte una mano no deja de ser algo más o menos habitual. Sin embargo, el gesto cobra una mayor relevancia si aquel que te ha ayudado a recuperar algo de valor es alguien que no tiene nada. En realidad, Paco es un indigente que sobrevive intentando sacar algo de dinero cada día como aparcacoches. La calle Comuneros es su lugar de 'trabajo' y Jesús Abandonado, la fundación que trabaja con personas en riesgo de exclusión social y que cada noche desde hace seis meses le da cama, abrigo y algo de comida.
"No me di cuenta de que había perdido las llaves hasta una hora después", cuenta este joven desde el otro lado del teléfono. "Cuando volví, me encontré con la nota y unos operarios de la construcción me dijeron que habían visto a un hombre coger las llaves". Fue entonces cuando acudió hasta la calle aledaña, en la que, tal y como decía el mensaje, se encontraba Paco. "Me preguntó si era yo el dueño y, cuando se lo confirmé, me las dio. Me puse a buscar en los bolsillos para darle algo de dinero y me lo rechazaba. Decía que no lo había hecho por dinero, que todos nos tenemos que ayudar entre todos y que lo habría hecho cualquiera".
Hice lo que podría haber hecho cualquiera en mi lugar
A Paco, de 43 años, la crisis le jugó una mala pasada hace algún tiempo, cuando la empresa que regentaba junto a su hermano y su cuñado se fue al garete con una deuda enorme. "Ellos tienen su vida y su casa y yo con mis padres no podía seguir", cuenta desde el teléfono de Pedro, que hoy ha quedado para comer con él para agradecerle el gesto que tuvo. "Ahora me gano la vida como buenamente puedo, la gente me echa una mano y vivo en un albergue". Este exoperario de la construcción, que se dedicaba a montar naves industriales, no considera que haya hecho nada destacable. "Hice lo que podría haber hecho cualquiera en mi lugar. No me gustaría que me lo hicieran a mí y considero que hay que tener un poco de dignidad", asevera.
Pedro colgó la nota que Paco le había escrito en un 'post' en su cuenta de Facebook y en poco menos de una semana ha sido compartida más de 3.800 veces y ha recibido alrededor de 11.000 'me gusta'. "Paco es un indigente que no tiene nada. El tipo ha encontrado las llaves de mi moto al lado de ésta y me ha dejado escrita esta nota. Además, le ha costado aceptar un poco de dinero por el enorme favor que me ha hecho. Quiero creer que personas como Paco hay muchas, pero coño, qué gusto toparse con una de ellas. Gracias Paco", escribió el joven.
Tras la anécdota, la televisión autonómica murciana se hizo eco de la historia y la Fundación Jesús Abandonado ha facilitado un número de teléfono (968 34 50 01) por si alguien pudiese echarle la mano con lo que más desea: un empleo. Él, al otro lado del teléfono, lo confirma: "Cualquier ayuda siempre será bienvenida".