Lagarder Danciu apenas tuvo que esperar para identificar a uno de los participantes en la paliza que recibió tras irrumpir en el acto del 20-N al grito de "¡Franco era un asesino!". Fue el propio agresor quien se presentó a cara descubierta en Twitter: se trata de Pablo Reinoso, 'jefe nacional' de la asociación de estudiantes Sindicato Español Universitario, vinculado a Falange, que posaba con el cartel arrancado de las manos del activista por los derechos de los indigentes a modo de trofeo.
"¿Se te ha perdido algo, Lagarder? Puedes volver a por ello" - era el texto desafiante que publicó Reinoso, junto a una fotografía en la que sostenía la pancarta invertida con los nostálgicos del franquismo concentrados en la Plaza de Oriente a su espalda. Poco después borraba el mensaje, pero ya había sido capturado por los tuiteros.
El activista anunciaba que usaría ese tuit para demandar al líder estudiantil falangista. Inma Sequí, la dirigente de Vox que recibió una paliza en Cuenca el verano del año pasado presuntamente por motivos políticos, le rebatía: "No te ha tocado". También invitaba a Lagarder a vivir bajo el régimen de Ceaucescu para comprobar si no preferiría el franquismo, ignorando que el comunismo es uno de los motivos que aduce el activista rumano para haber emigrado a España.
Sin embargo, con sus pantalones blancos y su chaqueta de cuero, la participación de Reinoso en la agresión es irrebatible. Se le puede ver tanto en el vídeo como en las fotos agarrando a Lagarder y sujetándolo en el suelo mientras el resto de ultras, algunos encapuchados, le golpean. Su tuit provocativo terminaba de incriminarle.
Pablo Reinoso es estudiante de Derecho, Filosofía, y Relaciones Internacionales y Gobierno de Instituciones en la Universidad Complutense. En las elecciones autonómicas de 2015 se presentó como número 71 en las listas de Falange Española (FE) para la Asamblea de Madrid. En marzo de ese mismo año se solidarizaba con los falangistas imputados por el asalto al centro cultural Blanquerna de la Generalitat de Cataluña en Madrid, manifestando "el resuelto afán de los jóvenes nacionalsindicalistas de hacer frente a todos los desafíos que planteen los enemigos de España".
"A medio y corto plazo, perseguimos tres objetivos principalmente: establecernos en las principales universidades, captación de masa social, y difusión de "contracultura", es decir, normalizar nuestras ideas" - explica en una entrevista en el blog del SEU. "Los seuistas no tenemos más bandera que la roja y negra, y pactaremos lo estrictamente necesario para conseguir nuestros objetivos, porque cuando se cambia para conquistar el poder, es el poder el que te ha conquistado".
La agresión ha dejado a Lagarder con un "traumatismo craneoencefálico", "policontusiones" y, por ser él mismo un 'sin techo', una factura de 1.000 euros que asegura que no pagará.
"Ponte a trabajar, vago". Convirtiendo a la víctima en el "provocador"
De un tiempo a esta parte el activista rumano, gitano, gay y vagabundo por elección propia, suele ser vapuleado en las redes sociales cada vez que cuelga algún nuevo tuit participando en cualquier tipo de polémica de actualidad y compartiendo su opinión sobre cualquier menester. Son muchos los detractores que le critican a menudo tanto por parecer más activo en Twitter que en su lucha por los derechos de los sin techo como por tener un iPhone 7 o retratarse comiendo o en la habitación de algún hostal que poco tiene que ver con el albergue de indigentes donde los mencionados tuiteros esperarían que durmiese.
Y ayer, como no podría ser de otra manera tras retransmitir en directo su protesta y las violentas consecuencias, la avalancha de críticas al protagonista de la jornada se propagaron en la misma línea llegando incluso a justificar que le hubiesen agredido por ser un provocador.
Pese a que en las imágenes puede verse cómo agreden al polémico activista, fueron muchas las voces que señalaron como responsable directo de tal situación al mismísimo Lagarder por haber “provocado” a los manifestantes. Entre las voces más críticas destacó la de un periodista deportivo que le acusó de ir allí “a provocar” increpando al que denominó como “personaje de circo” a que se pusiese a trabajar.
Mensaje que, como otras acusaciones similares, despertaron las críticas de otros tantos usuarios que veían completamente intolerables palabras tan duras como las del redactor deportivo y las de otros tantos tuiteros que quisieron a responsabilizar de semejante agresión a la propia víctima que, por mucho que lo grabase con un móvil de última generación, no llevaba más que eso y una pancarta de cartón.
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