Relajado, sonriente, cómodo bajo el metro del sastre pero rubricando la identidad de barrio con un botellín en la mano: de esta guisa posa Pablo Iglesias, líder de Podemos, para el número de noviembre de Vanity Fair. Es una ocasión especial, ya que el magazine celebra sus 100 números, y lo hace con un reportaje fotográfico dedicado a Santiago Pedraz, juez de la Audiencia Nacional, la actriz Penélope Cruz, el cantante Loquillo y otro joven político: Albert Rivera, líder de Ciudadanos.
No es la primera vez que Iglesias y Rivera coincidirán en Vanity Fair. La última vez fue en febrero de 2015 cuando la revista dedicó un número a la nueva política. Iglesias posó entonces con su característica camisa blanca, guantes de boxeo y mirada retadora. "Somos un desafío enorme. Se nota que somos diferentes y eso no lo soportan los partidos del establishment" - declaraba entonces en una entrevista en la que reconocía que sus principales defectos eran "la arrogancia y la soberbia", y reivindicaba estar "en la misma trinchera del Papa".
21 meses, unas elecciones autonómicas y regionales, y otras dos generales después, Iglesias se ha dejado seducir por el juego de contrastes que plantea la revista. No le veremos sólo a él con traje y pajarita, una vista de la que no disfrutábamos desde los Goya, sino que "una actriz oscarizada e icono del glamor internacional" se sentará a comer paella en una mesa con mantel a cuadros.
"Celebramos nuestro número 100 con la misma filosofía que nos propusimos en el número uno: retratando a los más notorios desde un nuevo ángulo" - asegura la revista. Otro de los escenarios que encontraremos será a los directores Nacho Vigalondo, Alejandro Amenábar y Alberto Rodríguez en pijama y desayunando en una palaciega cama.
"Me parece fenomenal que sustituya a Ramontxu"
El paso de vestir de Alcampo, como el propio líder de Podemos confesó que hacía durante una larga temporada, a los trajes a medida, ha sido un tanto abrupto. Las redes sociales han ofrecido su particular interpretación del posado.