Hubo un tiempo en el que era el auténtico lobo feroz de los medios españoles, el Follonero, el hombre que logró que Venezuela le cerrase la frontera al intentar entregarle "un regalo" a Hugo Chávez en la cúspide de sus poder. No es el mismo Jordi Évole de Salvados, el que, si provoca situaciones incómodas a sus interlocutores, lo hace desde su temible iPad desde el que expone las noticias y grabaciones que ilustran las contradicciones en las que incurren.
Este atemperamiento se ha trasladado a las redes sociales, en las que el reportero demuestra una más que notable paciencia ante los ataques continuos que recibe, fruto de las pasiones polarizadas que provoca su trabajo. En ocasiones no se resiste a dejar caer algún zasca, como cuando el político del PP Iñaki Oyarzabal definió su programa como "Clase gratis de formación del espíritu marxista" y él le invitó a "ver Gran Hermano".
En otras, deja la polémica a los demás, como cuando fue el vicepresidente de ATresMedia Maurizio Carlotti quien contestó a las alusiones de Ciudadanos sobre la temperatura que hizo sudar a Albert Rivera en el 'cara a cara' con Pablo Iglesias: "Girauta acusa a Evole: Manipuló el cara a cara, apagando el aire acondicionado. Y el agua era sin gas". Sin embargo, en ocasiones el espíritu del antiguo Follonero asoma, se revuelve y muerde.
Ocurre en especial cuando Évole se siente injustamente acusado o cuando el debate tuitero ha derivado en acusaciones de corte ideológico o personal. Las plataformas de las que se vale son su cuenta de Twitte y su tribuna dominical en El Periódico. Su enfado tras la emisión del programa sobre Mercadona y su defensa de Fernando Trueba ante los "fachas" que llamaban al boicot a La reina de España es el ejemplo más reciente, pero no ha sido el primero.
"Mal trato" a las compañías eléctricas
En 2012 se emitió Oligopoly, el programa que Évole definió como el "más arriesgado" de la temporada. Su visión crítica sobre el recibo de la luz fue el más visto también y ayudó a asentar el programa en la etapa en la que se convirtió en un fenómeno de masas. También fue el arranque de las polémicas con los estamentos económicos y las acusaciones de parcialidad en la cobertura del programa.
Concretamente, la patronal de la energía UNESA denunciaba que la entrevista con su portavoz, en la que daría su versión de la historia de la situación energética en España, no había sido emitida. Elevaban su queja directamente al presidente del Grupo Planeta, que por entonces era José Manuel Lara, y reclamaban como "compensación" un espacio equivalente en antena.
Évole acudía entonces a las redes para devolver la acusación: la entrevista, afirmaba, nunca había sido grabada: "Simplemente se descartó, algo muy habitual en un programa de 50 minutos". Un año después, con motivo del Salvados sobre pobreza energética. Évole anunciaba preventivamente que UNESA no había querido participar.
Operación Palace: bulo y denuncia
El falso documental en el que Évole destapaba la presunta conspiración que habría montado el 23-F para asentar la democracia en España fue objeto de una enorme controversia. Según el reportero, habían preparado el engaño para denunciar el cerrojazo informativo sobre los hechos que rodean al golpe de Estado. Sin embargo la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (Fape) decidió someterlo a estudio.
Esto molestó especialmente a Évole. Con un mensaje ('Por alusiones: Mi versión de los hechos') emplazaba a leer su columna en la que hablaba de "los aplausos y las collejas"; "Y seguro que todo merecido, porque arriesgar es lo que tiene". Se revolvía contra las acusaciones de que habían perdido su credibilidad: "Que después de Operación Palace alguien piense que lo que se cuente en Salvados será falso creo que no tiene mucho sentido, básicamente porque cuando hemos mentido -como es el caso del falso documental- lo hemos dicho". Concluía que "contra la comodidad no nos queda otra que arriesgar. Y lo seguiremos haciendo".
La resolución del 'juicio periodístico' llegaba tres meses después: el reportaje no había incurrido en culpa alguna por ser "una patraña, cuyo objetivo y pretensión no es engañar al público, sino llamar la atención, obtener audiencia, inducir una reflexión sobre la manipulación y denunciar los efectos del secreto y la ocultación de documentos que interesan al público para conocer y explicar hechos relevantes". Évole celebraba el fallo en la red social, no sin detenerse con sorna en la elección de términos.
La bandera de España en el canal Clan
Una polémica desligada completamente de Salvados tuvo lugar en un festivo, el 12 de octubre de 2015. Todos los canales de la televisión pública añadieron una pequeña bandera de España para festejar la fecha. A Évole le chocó encontrársela también en el canal infantil Clan. "¿Quién fue el lumbreras que decidió poner una bandera en el canal público infantil? Dejen a los niños en paz" - tuiteó entonces.
Le molestó especialmente que se insinuará que le molestaba la insignia española por catalanismo. "Digo lo mismo con los unos y los otros. Y no quiero callarme".
Inditex en la diana
Fashion Victims reprodujo la polémica que se había producido con las eléctricas, pero esta vez recibió la crítica de gran parte de usuarios que no estaban contentos con el tratamiento a los gigantes empresariales del sector empresarial español. En especial se le acusaba de incidir en el lado negativo y en las malas condiciones de sus trabajadores en el sudeste asiático. Como apuntaba John Müller en EL ESPAÑOL, se trataba de una sola cara de la moneda, ya que la inversión en esos países ha aumentado el PIB de sus habitantes.
"Llamé este lunes a Évole para que me explicara lo ocurrido" - explicaba Müller. "Me confirmó que un realizador y dos redactores de su equipo se trasladaron a Arteixo para grabar una entrevista con responsables de Inditex, pero que en el último momento la compañía cambió de opinión". En la red el reportero aguijoneó la "incomparecencia" de los representantes de la marca; "Las puertas de Inditex están abiertas, aquí y en la cadena de producción" - contestaba Pablo Isla, su presidente.
La entrevista a Otegi
En ningún caso sin embargo se ha mostrado tan duro Jordi Évole como en sus reproches a las críticas recibidas por dedicar un programa a Arnaldo Otegi. La columna estaba escrita incluso antes de la emisión del reportaje, porque trataba precisamente de eso: de las presiones, insultos y condenas recibidos antes de que se emitiera.
Évole se declaraba "alucinado" por la "cantidad de individuos que han opinado sin ver un solo minuto de la entrevista". Si un periodista no puede entrevistar "a estas alturas" a alguien como "el dirigente vasco", argumentaba, "mal vamos". Continuaba abundando en el contenido de las críticas: "Han presupuesto que le íbamos a hacer un homenaje, o que íbamos a ignorar a las víctimas del terrorismo de ETA, o que no nos atreveríamos a sacar el tema de las torturas policiales".
"Todos esos que han opinado sin ver son los que intentan amedrentarnos para que no nos salgamos del carril. De su carril" - acusaba. "No os esforcéis. No lo vais a conseguir. Por más que os empeñéis, y por más que intentéis difamarnos, no dejaremos de abordar ningún tema por miedo a lo que vayáis a decir de nosotros. Y evidentemente, muchas veces nos equivocaremos. Pero sería mayor equivocación ceder ante los que hacéis del pensamiento único vuestra bandera".
Noticias relacionadas
- Évole estalla tras 24 horas bajo fuego: "Mi desprecio absoluto a los trolls que no dan para más"
- ¿Es hipócrita que Jordi Évole tuitee sobre el drama del coltán desde un iPhone?
- Los militantes socialistas borrados de 'Salvados': "Es una vergüenza"
- Pedro Sánchez estrena 'chaqueta de pana' en Salvados
- La noche de las dos Españas: los "postureo" de Astral contra los "caspa" de OT
- Rivera e Iglesias compiten por protagonizar el cambio a treinta kilómetros de distancia
- "Évole finge ser más idiota de lo que es y eso a España le encanta"