Los usuarios de Twitter España se han desayunado con una desagradable sorpresa en la mañana del miércoles. Uno de los trending topics, el indicativo de las tendencias en las conversaciones, hablaba simple y llanamente de la felicidad de golpear a las mujeres. No era una chocante campaña viral, no había un sentido oculto: al repasar los mensajes que han hecho bulto para convertirlo en trending, la apología de la violencia machista aparecía en forma meridiana y sin tapujos, haciendo escarnio de un caso que ha dado la vuelta al mundo: la agresión sufrida por la senadora mexicana Ana Guevara el pasado fin de semana a manos de cuatro hombres y que ella misma denunció desde el hospital.

Los textos de los mensajes y las imágenes que los acompañan son de una crudeza demoledora. Hombres que presumen de pegar a las mujeres para "ser más machos", para "que sepan su lugar", que "no salgan de la cocina", o porque les excita sexualmente. Presuntas mujeres que proclaman que les satisface ser dominadas. Fotografías, tanto dramatizadas como verídicas, de víctimas de malos tratos. La tendencia figuró entre las recomendadas para España hasta media mañana, cuando Twitter actualizó la lista y la hizo desaparecer.

Se trata de acción coordinada que ha partido en la noche del martes entre usuarios de las redes latinoamericanas, una triste diversión de la que ya ha dado pruebas la afición de los trolls mexicanos de mandar amenazas de muerte por la Red a figuras destacadas en las causas de la integración y la Igualdad. España es un objetivo, ya que disfrutan de la indignación que causan en la sensibilidad de los "gachupines". Operan con total impunidad por el vacío legal en sus países de origen; cuando son denunciados a Twitter, la red les cierra su cuenta, pero las tienen a decenas en reserva.

En este caso la tipología ha sido diferente, involucrando de forma masiva a usuarios de varios países. Está "legión holk" como se hace llamar se especializa en acciones para fabricar tendencias ofensivas que la red social se ve incapaz de frenar. Sus miembros utilizan varias cuentas o directamente bots, falsos perfiles automatizados cuyos nombres de usuarios con códigos numéricos aleatorios apenas enmascaran su verdadera naturaleza. Entre los "troleos" de los que presumen están el hacer creer a los medios latinos que la presentadora Laura Bozzo había escrito un tuit homófobo que en realidad habían falseado ellos.

Lo que ha ocurrido en este caso es que han alimentado un hashtag con contenido claramente delictivo para la legislación española, pero que no lo es en su país de origen. Twitter tiene una política de control reactivo: actúa en respuesta a las denuncias de abuso por parte de otros usuarios. Las tendencias por su parte las deciden los algoritmos de contenido, que detectan qué términos están dominando las conversaciones y los destacan.

Pero no es cierto que todo esté en manos de las máquinas. El departamento de apoyo de Twitter monitoriza qué se está haciendo tendencia o no y realiza modificaciones; por ejemplo, para identificar qué términos forman parte del mismo trending aunque no sean exactamente los mismos y agruparlos. El pasado noviembre, al calor de las elecciones estadounidenses, la compañía anunciaba que revisaba su política de admitir "la libertad de expresión ante todo" e implantaba medidas para controlar el "discurso del odio" que se había descontrolado en los mensajes durante la campaña electoral. Prometía que lo harían "seres humanos", no "algoritmos".

El problema es que las medidas están diseñadas para denunciar mensajes y usuarios concretos, como ha ocurrido en España en el caso de los usuarios de redes sociales que desearon la muerte a un niño fan de los toros enfermo de cáncer. Cuando se trata de miles de mensajes recae en el equipo de Twitter el identificar si una tendencia está vulnerando, como ha ocurrido de forma flagrante en este caso, sus políticas de uso.

Consultado por El ESPAÑOL, Twitter se ha referido al mismo post en el que anunciaban las nueves medidas contra el acoso en su red, en el que también informaban que sus empleados en todo el mundo habían recibido cursos de "contextualización cultural e histórica de la conducta odiosa" para estar mejor preparados. Pero si estos controles estaban en marcha, fallaron estrepitosamente. En la mañana del miércoles, lo único que podía hacer la Policía Nacional era pedir a los usuarios españoles indignados que no continuaran mencionándolo, alimentando el círculo vicioso de su popularidad.

El caso es aún más grave al partir de un hecho que ha tenido repercusión internacional: la agresión a la senadora mexicana Ana Guevara a manos de cuatro hombres tras un incidente de tráfico menor. La propia Guevara, conocida también por su palmarés como atleta olímpica, tuiteaba sobre la agresión desde el hospital y clamaba contra la violencia hacia las mujeres en México, uno de los países con mayores tasas de feminicidios. La campaña de los trolls y que Twitter dejó pasar ha sido su respuesta para ridiculizarla y tratar de tapar el hashtag que promueve en solidaridad con todas las víctimas de la violencia machista, #BastaDeViolencia.

 

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