En algo más de tres décadas que lleva dando clase, Alfonso Méndiz ha visto prácticamente de todo. Sin embargo, con lo que no se había encontrado hasta la fecha era con una respuesta como la que escribió hace unos días uno de sus alumnos en un examen de Historia y Teoría de la Publicidad, la asignatura que imparte junto a otra profesora en la Universidad Internacional de Cataluña (UIC). Hasta tal punto que, pese a que no supo responder a ninguna de las cuatro preguntas planteadas, el profesor no dudó en calificarlo como "el mejor examen" que había corregido nunca.
"El pasado 13 de enero era la fecha en la que los alumnos se iban a examinar de la parte de la asignatura que imparto. Llegué a clase, repartí los exámenes y escribí con tiza en la pizarra: 'Suerte en los exámenes'", cuenta el profesor desde el otro lado del teléfono. La corrección de los mismos se demoraría algunas semanas. Pero el pasado lunes se topó con el examen de Enrique Ruiz, uno de sus alumnos más brillantes que, curiosamente, no había sabido contestar a ninguna de las cuatro cuestiones. En su lugar se encontró con un relato titulado 'La suerte no existe. La historia del trébol mágico de cuatro hojas', que tenía como protagonistas a dos de sus alumnos.
Escrito a lápiz, contaba la historia de Cati, la chica más estudiosa de la clase, y Enrique. Ambos habían tenido la suerte de encontrar la semilla de un trébol de cuatro hojas, una flor con poderes mágicos que nace cada 500 años. Sin embargo, la actitud ante el hallazgo fue muy distinta. "Mientras Cati la cuidó durante los 100 días de su gestación, Enrique se pasó los primeros 99 días de festejo en festejo. No dedicó ni un instante a pensar en el trébol. Con el paso de los días, incluso llegó a olvidar la suerte que había tenido", se puede leer en el examen facilitado por el profesor a EL ESPAÑOL.
"Al amanecer del día 100, ocurrió lo esperado. Cati cosechó un precioso trébol de cuatro hojas, que le otorgó poderes mágicos. Por el contrario, Enrique cosechó el mayor suspenso de toda su vida. Pobre Enrique. Aprendió la lección, pero nunca más tendría la oportunidad de cosechar el trébol de cuatro hojas en el día en que debería haberlo hecho. Y es que la suerte sólo existe si haces que exista", cuenta la fábula escrita a lápiz por el alumno. Al finalizar la misma, una disculpa de Enrique a su profesor: "Te pido y me pido perdón por este suspenso, Alfonso. No he estudiado lo suficiente y tampoco he querido contestar barbaridades. Espero que, al menos, hayas pasado un buen rato".
"Cuando leí lo que Enrique había escrito, me pareció tan genial, tan divertido y tan amable que lo publiqué en Facebook", explica Alfonso. El post del profesor ha obtenido más de 600 compartidos en una semana y generó un intenso debate entre sus amigos. "Había quien me pedía que lo aprobase, pero lo cierto es que no puedo premiar la falta de estudio. Le puse un uno y, junto a la nota, escribí: 'Por el buen rato que me has hecho pasar y por la lección aprendida'".
"Lo cierto es que esta Navidad había tenido problemas familiares varios. Y claro, de esto que vas aplazando el estudio lo máximo que puedes", explica Enrique, también por teléfono. "Fui estudiando para otras materias y dejé la asignatura de Alfonso para la última semana, pero claro, me pilló el toro", añade. Este joven catalán de 19 años, delegado de su clase y miembro del club de debate, había intentado en otras ocasiones escribir algo para rascar algún punto. Pero esta vez ni eso. "No tenía ni idea. Tras 30 minutos mirando la hoja con las cuatro preguntas, asumí que no había nada que hacer".
Así que en el momento en que miró la pizarra y vio lo que había escrito su profesor, a Enrique se le iluminó la bombilla y se acordó de un libro que había leído de pequeño, ‘La buena suerte’, de Álex Rovira. "Vi a Cati al final de la clase sin parar de escribir y dije: 'Voy a hacer que tenga un buen papel'". Así que adaptó la historia a la cruda realidad. "Como Alfonso iba a tener que pasar un montón de tiempo corrigiendo exámenes, pensé que, antes que leer respuestas sin sentido, podría amenizarle la tarde".
Y así fue. Paradojas de la vida, este uno que Enrique obtuvo por la fábula del trébol de cuatro hojas le ha servido finalmente para aprobar la asignatura gracias a las calificaciones obtenidas en la otra parte de la materia. "En su caso, la suma total ha sido de 5,3", explica Alfonso.
La anécdota corrió como la pólvora por la facultad de Ciencias de la Comunicación de la UIC desde que el profesor la publicase en Facebook y Enrique dudó si reconocer su autoría. "No quería que nadie se lo tomase como una falta de respeto", advierte. Sin embargo, el asunto cayó tan bien y generó un clima tan bueno que este joven decidió apechugar. Estos días es el tipo más célebre de la facultad. "Realmente, estas cosas no pasan a menudo. Así que, ¿por qué no compartirlo? Al fin y al cabo, ya he aprendido la lección".
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