La táctica es tan burda que nos remite a los primeros días en los que Internet entró en nuestro día a día, cuando recibíamos cadenas de emails que amenazaban con un cierre inminente de nuestra cuenta, ponían en nuestras manos una vida necesitada de una operación, o advertían de esotéricas maldiciones en caso de no reenviarlo a nuestros contactos. Las redes sociales han dado una segunda vida a este bulo. Pero si en aquella época no nos arriesgábamos más que a importunar a nuestras amistades, hoy en día nos exponemos a intrusiones indeseadas en nuestra intimidad.
Este formato de estafa se conoce como "like farming", lo que podría traducirse como "cosecha de me gustas". El objetivo de la cuenta falsaria es la de acumular seguidores de forma masiva e indiscriminada, y lo hace apelando a la compasión. Presentando imágenes descorazonadoras de niños enfermos o discapacitados, el presunto buen samaritano declara que el pequeño padece cáncer y que Facebook donará cierta suma de dinero a cambio de interactuar con el post: un me gusta, un comentario o un compartido, en orden creciente de cotización.
Al igual que Microsoft no nos cerró la cuenta de Hotmail por romper la cadena de mails, Facebook no tiene nada que ver con estas publicaciones y no participa en ese estrafalario esquema de colecta de fondos. Las fotos son reales, pero en muchos casos no pertenecen a pacientes de oncología pediatrica: han sido elegidas por su impacto visual y robadas a los medios de comunicación o a los padres que subieron estas fotografías de sus hijos a la red como medida de concienciación.
Este fue el desagradable descubrimiento de la británica Sarah Allen, relata BBC, que el pasado verano publicó las fotografías del cuerpo de su pequeño Jasper cubierto de llagas provocadas por la varicela. Se trataba de un acto de denuncia: Allen, enfermera de profesión, reconoció lo que más tarde los médicos definirían como "el peor caso de varicela en décadas", pero no logró que la atendieran en su centro de salud, lo que provocó un escándalo en la prensa británica.
Medio año más tarde, con Jasper recuperado, Allen descubría que sus fotografías estaban siendo usadas por una de las páginas estafadoras. Algunos de sus contactos habían reconocido al niño y preguntaban alarmados si sufría cáncer. El falso perfil ya había acumulado un millón de interacciones para cuando Facebook, respondiendo a la reclamación de la mujer, lo retiró, atendiendo a "motivos de copyright".
Sin embargo, la investigación posterior de la BBC - que puede replicar cualquiera que introduzca el texto del mensaje trampa en un buscador - revelaba media docena de perfiles haciendo el mismo llamamiento, palabra por palabra. Cambiaban, eso sí, las imágenes usadas como cebo: niños heridos en accidentes de tráfico, neonatos fallecidos por defectos congénitos o menores afectados por enfermedades raras como la progeria, que provoca un envejecimiento acelerado.
Una de las identidades usurpadas es la Evan Fasciano, nacido en 2010 con ictiosis arlequín, una patología cutánea extremadamente rara que hace que su piel sea inusualmente gruesa. Su madre, Diane, abrió una página en Facebook para divulgar la enfermedad y recaudar fondos para atender al niño con la discapacidad motriz que acarrea.
Según relata a Buzzfeed, ya había detectado que las fotos de Evan habían sido robadas y usadas en un sitio troll dedicado a ridiculizar a las madres con tatuajes hace un año. Pero el propio medio se puso en contacto con ella para alertarle de que las imágenes aparecían ahora en un perfil que colecciona imágenes de niños discapacitados y hospitalizados pidiendo un "me gusta y un amen porque nadie los quiere". Sin el menor pudor, estos sitios mezclan toda clase de imágenes como cebo, tales como voluptuosas modelos de Instagram y mensajes motivacionales.
Fasciano consiguió que la fotografía fuera retirada, pero el perfil ha seguido abierto. Según el experto en seguridad electrónica Alan Woodward, consultado por la BBC, Facebook está haciendo "lo mínimo" para combatir esta modalidad de estafa, respondiendo únicamente a los reportes de abuso cuando dispone de algoritmos lo bastante efectivos como para rastrear y bloquear un fenómeno basado en la réplica masiva.
La pregunta final es: ¿qué buscan los estafadores? En la modalidad más sencilla, pretenden hinchar rápidamente el alcance de un perfil recién creado, que luego venderán con fines comerciales a un comprador que quiera acceder a todos los usuarios que hayan interactuado con la falsa petición solidaria. En la más elaborada y peligrosa, sin embargo, el estafador seguirá tirando del hilo de la presunta campaña de recogida de fondos para conseguir que se le entreguen datos personales y bancarios.